Raquel Rolnik: la formación de un campamento no es un deseo ni una forma de «saltarse la fila», sino un fracaso de la política de vivienda

Exrelatora de la ONU expuso cómo la criminalización de tomas y campamentos oculta el fracaso del Estado en garantizar el derecho a la vivienda.

Raquel Rolnik: la formación de un campamento no es un deseo ni una forma de «saltarse la fila», sino un fracaso de la política de vivienda

Autor: Ivette Barrios

Exrelatora de la ONU expuso cómo la criminalización de tomas y campamentos oculta el fracaso del Estado en garantizar el derecho a la vivienda.

El pasado jueves 2 de octubre, el debate sobre la crisis habitacional en Chile y América Latina alcanzó una dimensión global y urgente cuando la destacada arquitecta y urbanista, Raquel Rolnik, exrelatora especial de la ONU sobre el derecho a la vivienda, abordó la profunda crisis en el Taller Internacional sobre Derechos Humanos y Desalojos realizado en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano —UAHC—. Rolnik, quien llegó al país en un momento álgido por los desalojos en distintas localidades del país.

La experta apuntó al «maldito modelo» que transformó la vivienda de un derecho humano a un activo financiero. Según ella, este paradigma hegemónico se basa en la idea de que la «vivienda adecuada es sinónimo de propiedad individual registrada», afirma. Este enfoque resulta en una trampa que otorga un estatuto ilegal a cualquier otra forma de acceder al suelo, como lo son las tomas y campamentos. Enfatizó que la seguridad de tenencia no debe ser sinónimo de propiedad individual, ya que al cerrarse en esto, se ignora a quienes no califican para el crédito subsidiado o simplemente no pueden pagar los arriendos.

La investigadora urbanista recalcó que la formación de un campamento no es un deseo ni una forma de «saltarse la fila», sino que tiene su origen en el fracaso de la política de vivienda. A su juicio, vivir en una toma es un «sacrificio humano, familiar y personal enorme», sometiendo a la gente a una gran precariedad e inseguridad. Rolnik hizo énfasis en la importancia de entender que esta lucha no es individual, pues se enmarca en una «emergencia de vivienda global».

Además, abordó directamente la creciente presencia del crimen organizado en estos territorios, una situación que, lejos de ser exclusiva de las tomas, es un fenómeno en barrios populares de todo el mundo: «Lo perverso en esta discusión es que como se criminaliza, la respuesta es el desalojo», sentenció. Rolnik fue categórica al indicar que el desalojo en sí mismo no es una solución del problema: “Es una aparente solución con mucho sufrimiento de todos los involucrados», ya que las personas y los circuitos criminales solo se trasladan a otra parte, exponiendo a familias y niños a múltiples violaciones de derechos. En gran parte, la ausencia de una solución efectiva se debe a la escasez de inversión para la construcción de viviendas sociales, según sus palabras.

Frente a la ineficacia del desalojo como respuesta, la exrelatora de la ONU propuso la necesidad de una política urbana de vivienda más incluyente, lo que implica abrir el abanico a otras posibilidades de tenencia protegida, como el alquiler social, dado que el costo de construir una casa completa es mucho mayor: «El derecho a la vivienda no significa brindar una propiedad a la gente, sino el derecho de estar viviendo en un lugar en paz, en seguridad», explicó.

Finalmente, Rolnik hizo un llamado a la acción política y a la articulación, enfatizando que lo que ocurre en Chile no es marginal, es una manifestación local de un problema global de la financiarización del suelo. La articulación de los grupos y la denuncia de las violaciones a los derechos humanos propios a los desalojos, como a la salud y educación, a su juicio son la única manera de poner el tema en «los problemas sociales de la desigualdad», sentenció reflexiva.


Reels

Ver Más »
Busca en El Ciudadano