Servilismo político y desidia: El legado de impunidad de Jorge Abbott

Tras siete años a la cabeza del Ministerio Público, Jorge Abbott renunció a su cargo dejando como legado un manto de impunidad que hoy se extiende por todas las esferas del poder en Chile.

Por Axel

30/09/2022

Publicado en

Actualidad / Chile / Política / Portada

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Este viernes, desde la la Sala de Consejo de la Fiscalía Nacional, hizo abandono de su cargo el fiscal nacional Jorge Abbott. El abogado cumplirá 75 años el próximo 1 de octubre, alcanzando el máximo de edad para liderar el organismo persecutor, de acuerdo a la actual Constitución.

En su ceremonia de despedida estuvieron presentes las máximas autoridades de los organismos del Poder Judicial, incluyendo a la Ministra de Justicia Marcela Ríos y el Subsecretario del Interior Manuel Monsalve.

Allí, frente a los representantes de un gobierno cuyos líderes intentaron destituirlo hace no mucho tiempo atrás, el fiscal nacional realizó una última defensa de su polémica gestión a cargo del Ministerio Público.

«Cuando asumí la conducción de la Fiscalía Nacional hace ya siete años, Chile era un país distinto«, declaró.

En eso Abbott no miente. Cuando llegó a la cabeza de la Fiscalía Nacional en diciembre de 2019, el organismo persecutor llevaba meses resistiendo los embates de un gobierno que hacía todo lo posible para enterrar el mayor escándalo político desde la vuelta a la democracia: el caso SQM. Siete años después, Abbot deja el Ministerio Público con la investigación ya cerrada y todos sus culpables libres.

Un manto de impunidad

Antes de la llegada de Abbott, la Fiscalía Nacional había asumido la tarea de llevar la investigación del caso SQM hasta las últimas consecuencias, sin importar el poder de las personas involucradas. El entonces fiscal nacional, Sabás Chahuán, tomó personalmente la dirección del caso ante los continuos intentos de La Moneda de derribar la investigación.

Pero los días de Chahuán como fiscal nacional estaban contados. Su período finalizó en medio de la investigación y su sucesor debía ser elegido por los mismos parlamentarios involucrados en la red de financiamiento irregular. Luego de meses intentando desbaratar la operación del Ministerio Público, el gobierno finalmente pudo respirar cuando el Senado ratificó la designación de Abbot.

Jorge Abbott llegó a la cabeza de la Fiscalía Nacional prometiendo mayor prudencia y «respeto a las instituciones» durante la investigación del caso SQM. Años más tarde se revelaría que, días antes de que se ratificara su nombramiento, el abogado había sostenido una reunión privada en la casa del senador Guido Girardi y otra con el entonces presidente de la UDI Hernán Larraín.

Una vez en el cargo, Abbott no perdió el tiempo: su primera medida fue gestionar una iniciativa para penar las filtraciones de la fiscalía a la prensa, la cual pasó a ser conocida como «ley mordaza».

Posteriormente, Abbott decidió sacar del caso SQM a Jorge Norambuena y Carlos Gajardo, los fiscales que iniciaron la investigación y que resistieron las presiones de La Moneda durante meses.

A su vez, anunció que la Fiscalía Nacional cerraría las causas que no contaban con una querella previa del Servicio de Impuestos Internos, organismo que había sido descabezado por el Ministerio de Hacienda precisamente para evitar que se querellara contra figuras del gobierno.

En marzo de 2016, Abbott anunció que estaba buscando una fórmula «para acotar las investigaciones y darles un pronto término». Es lo que sucedió en el caso SQM. La Fiscalía llegó a un acuerdo con la empresa para no perseguirla como persona jurídica por el delito de cohecho, como había pedido el Consejo de Defensa del Estado. Los pocos condenados por el caso fueron sentenciados a pena remitida, por lo que no pasaron un solo día en la cárcel.

Años más tarde, el fiscal nacional hizo explícita su doctrina durante su cuenta pública: «Debemos ser diligentes cuando hay representantes de elección popular involucrados, por la responsabilidad de no alterar más de lo necesario el funcionamiento del poder del Estado en el que se desempeñan«, advirtió a los fiscales.

En ese entonces, los dichos de Abbott le valieron una solicitud de remoción presentada a la Corte Suprema por parte de diputados del Frente Amplio. Sin embargo, la institución rechazó de forma unánime la petición asegurando que el fiscal nacional no había cometido negligencia alguna.

El legado de Abbott

Hoy Abbot deja su cargo dejando como legado un manto de impunidad que se extiende más allá del Congreso Nacional y cubre a todas las personas con cierto nivel de poder. En abril de 2019, en medio de la investigación a la Iglesia Católica por los casos de abuso sexual, el Ministerio Público firmó un acuerdo de colaboración mutua con la institución, despertando las críticas de las agrupaciones de víctimas.

Ese mismo mes, Abbott removía de su cargo al fiscal regional de O’Higgins, Emiliano Arias, quien estaba a cargo de la investigación de corrupción que involucraba a tres jueces de la Corte de Apelaciones de Rancagua. Pese a los intentos de Abbott de suspender a Arias de todas sus funciones a través de denuncias en la Corte Suprema, el fiscal fue absuelto en dos oportunidades de forma unánime.

Carlos Gajardo, quien estuvo a cargo del caso SQM hasta la llegada de Abbott, cree que la impunidad que se fraguó en los casos de financiamiento irregular a la política es una de las causas del estallido social del 18 de octubre, y asegura que el comportamiento del fiscal nacional ha confirmado que en Chile no existe igualdad ante la ley.

«Lo que ha hecho el Fiscal Nacional es reconocer que hay dos sistemas de justicia, uno para el ciudadano de a pie y uno especial para personas que, en su palabra, han sido elegidos por votación popular porque eso puede afectar sus quórum, etcétera. Eso es de la máxima gravedad», señaló.

«Ha sido esta manifiesta disconformidad de la ciudadanía por la forma en cómo se terminaron los casos. Yo creo que es uno de los elementos importantes que tuvo el 18 de octubre como expresión de descontento«, declaró Gajardo en el medio El Mostrador.

Distintos sectores políticos y miembros del poder judicial han cuestionado la manera en que se designa al Fiscal Nacional y el tiempo que dura en el cargo, ya que la designación a través del Congreso Nacional filtra a aquellos candidatos que pueden llegar a ser muy incómodos para el poder.

En reemplazo de Jorge Abbott asumirá Juan Agustín Meléndez como Fiscal Nacional subrogante, a la espera que se concrete una designación oficial.

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