Advierte experto 

Desaparición de las abejas pone en peligro las cosechas de alimentos en el planeta

Se acaba la polinización de las sementeras

La desaparición de las abejas pone en peligro las cosechas de alimentos en el planeta, aseveró Jorge Reynolds Pombo, ingeniero colombiano que participa actualmente en un proyecto, que intenta evitar la desaparición de los valiosos insectos en el mundo.

“El exterminio de las abejas es algo gravísimo”, aseveró Reynolds, en un video publicado por la revista Semana de Colombia, en su portal web.

Se acaba la polinización de las sementeras, advierte Reynolds. Foto Web.

“La gente no se da cuenta del problema que se nos viene encima, con la posibilidad cierta de que desaparezcan las abejas, porque se acaba la polonización (de las flores) de las sementeras (sembradíos), y eso lleva a que se acaben las cosechas de alimentos a nivel mundial”.

Por esa razón, agregó Reynolds, “hemos hecho los primeros trabajos para conocer el sistema circulatorio de los insectos, en este caso de las abejas, para saber cómo afecta el cambio climático, los pesticidas y todos” estos fenómenos naturales y sociales que están acabando con las abejas, y conseguir un método de superviviencia.

¿Marcapasos para el corazón de las abejas?

Jorge Reynolds Pombo es un ingeniero eléctrico nacido en Bogotá, el 22 de junio de 1936, reconocido por ser en 1958 el inventor del primer marcapasos artificial externo con electrodos internos.

“El corazón es un sistema eléctrico completo, y las famosas arritmias son problemas eléctricos”, indicó Reynold, quien recordó que “el primer marcapasos fue producto de la tecnología de aquel tiempo”, los años cincuenta.

En esa época había tubos y como ingeniero eléctrico “me dio la curiosidad porque en la Clínica Shiao (de Bogotá, Colombia) veía la gran cantidad de pacientes que morían por problemas que se podían subsanar, por medio de los marcapasos”.

Jorge Reynolds Pombo. Foto Web.

Dijo que “allí decidimos emprender con el doctor Alberto Bejarano”, crear el primer marcapasos. “Al primer paciente que se le implantó uno, en la Clínica Shiao, vivió 18 con este dispositivo y murió a los 104 años de edad”.

El primer marcapasos pesaba 60 kilos, funcionaba con una batería de automóvil y era con tubos, a diferencia de los que actualmente desarrolla, “un nanomarcapaso con nanotecnología, y es la cuarta parte de un gramo de arroz”.

Señaló que por esa razón han comenzado un estudio con las abejas, conocer sus sistema circulatorio, a ver cómo se puede prolongar su vida y evitar su desaparición, que sería catastrófico para el planeta.

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