Así fue como el enfriamiento global favoreció la prosperidad del demonio de Tasmania

El mismo cambio climático que venció al tigre de Tasmania (o tilacino) y sus parientes, representó una ventaja para las especies de dasiúridos.

Por Sofia Olea

09/01/2018

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El demonio de Tasmania ha sido una de las especies que se han visto beneficiadas por los cambios ecológicos provocados por el enfriamiento del ambiente en los últimos milenios, el mismo que venció al tigre de Tasmania (o tilacino) y sus parientes.

Hace quince millones de años, múltiples especies de tilacinos vagaban por los espesos bosques del este de Australia. Las especies variaban ampliamente en tamaño y podían llenar muchos nichos en lo que entonces era un clima cálido y húmedo. Sin embargo durante un período de 2 millones de años el mundo se enfrió 7 grados Celsius y la mayoría de estos bosques cerrados fueron reemplazados por bosques abiertos. Algunas especies de tilacinos sobrevivieron, como la versión de Tasmania, que duró hasta el siglo 20, pero la mayoría no pudo hacer frente a las nuevas condiciones.

Shimona Kealy, estudiante de doctorado en la Universidad Nacional de Australia, informa en BMC Evolutionary Biology que en esta brecha surgieron el demonio de Tasmania y sus parientes, los quolls, de la familia de los dasiúridos.

Como escribe Stephen Luntz para IFLScience, Kealy dice que el ambiente más fresco y seco provocó una gran diversificación entre los dasíuridos, de manera que durante un tiempo hubo varias especies de demonios vagando por la costa este de Australia.

El hecho de que varias especies de tilacinos murieran casi al mismo tiempo, dejando cada uno de esos nichos ecológicos para los dasiúridos, sugiere una debilidad común que es independiente del tamaño.

«Creemos que la estructura de los pies y tobillos de los tigres podría haberlos hecho más adecuados para bosques cerrados con superficies irregulares, como raíces y troncos, y menos adecuados para bosques abiertos», dijo Kealy en un comunicado, agregando a IFLScience que la forma en que los músculos del tilacino se unían a sus articulaciones era ineficaz para moverse sobre terrenos más planos. «Los dasiúridos, por otro lado, tienen estructuras óseas de orejas que parecen estar mejor adaptadas para bosques abiertos, lo que les permitió escuchar a distancias mayores que los tilacinos», explicó.

El registro fósil de este período carece de los detalles para decirnos si los dasiúridos condujeron a los tilacinos a la extinción, o si estos ya se habían extinguido primero, lo que los dasiúridos aprovecharon para ocupar esos nichos.

Desafortunadamente no hay suficientes registros fósiles de las especies de diablo de Tasmania en el continente australiano, por lo que se sabe poco sobre lo que sucedió después de que su diversificación. La mayoría de estas especies ya no estaban cuando los humanos llegaron al continente, pero el momento y la causa de su desaparición siguen siendo, en gran parte, misterio.

Cuando el Estrecho de Bass se había llenado, aislando a Tasmania del resto del territorio, los últimos diablos y tigres estaban en malas condiciones de supervivencia; carecían de diversidad genética y apenas se aferraban a la vida en el continente. Esa falta de diversidad significó graves problemas para el tigre de Tasmania, incluso antes de la cacería desenfrenada de los primeros colonos europeos, y e hizo que el demonio (Sarcophilus harrisii), mucho más numeroso, se volviera vulnerable al raro cáncer transmisible que lo empujó al borde.

El Ciudadano, vía IFLScience

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