El alcalde de Guatemala prohibe los circos con animales

El uso de animales para los espectáculos cirquenses es un tema que ha levantado y sigue levantando muchas críticas y protestas por parte de organizaciones ecologistas y protectoras de animales. Países como México, Bolivia o Panamá han ido integrando en su legislación diferentes prohibiciones al uso de animales en los espectáculos de circo, grupo de países a los que se unió hace dos días Guatemala.

El alcalde de la ciudad de Guatemala, Álvaro Arzú, prohibió el pasado 12 de enero en el área metropolitana la presentación de circos que precisen de animales para sus números y espectáculos, debido al maltrato al que estos seres vivos son sometidos.

Álvaro Urzú publicó, a través de su perfil de Twitter, un vídeo en el que condena la violencia a la que son sometios los animales que actúan en los número de circo y defiende que la ciudad de Guatemala no quiere ser partícipe de actividades en las que se hiera o maltrate a estos seres vivos.

“Siendo coherentes con la política de protección a los animales de la Municipalidad, he tomado la decisión de que los circos que se presenten en la ciudad de Guatemala no pueden presentar números con animales”, anunció el alcalde capitalino en el vídeo difundido a través de la red social. «Ya no podrán volverese a presentar en la ciudad de Guatemala circos en los que en su programa tengan algún número con animales«, sentenció Alvaro Urzú.

El vocero de la ciudad, Carlos Sandoval, especificó que la medida comenzará a ser aplicada inmediatamente. La municipalidad es la encargada de conceder los permisos que necesitan los establecimientos abiertos al público -como los circos- por lo que, si estos espectáculos incluyen animales en sus números, la municipalidad no le concederá la autorización necesaria para desarrollar sus actividades.

Muchas organicaciones de ecologistas y de protectoras de animales por todo el mundo piden el fin del uso de animales para los espectáculos de circo, ya que las fieras reciben tratos reprobables y aberrantes que buscan la sumisión de especies que no nacieron para servir ni obedecer a nadie más que a la propia naturaleza.

Hay que entender que si bien es cierto que no todas las compañías cirquenses maltratan a sus aniamles físicamente (proporcionándoles castigos y dolor), estas criaturas pasan la mayor parte de su vida atados o encerrados en jaulas donde apenas tienen posibilidad de movimiento y que les obliga a comer y hacer sus necesidades en el mismo lugar en el que duermen.

Estos animales que viajan en camiones padeciendo todo tipo de condiciones meteorológicas se pasan la mayor parte de su vida sin poder disfrutar de la más mínima libertad, lo que supone un maltrato animal de manual.