La escritora que no logró ser feliz

En las fotos que hay de ella, cuando sonríe, su sonrisa es plena, radiante, pareciera que es otra persona, no la mujer atormentada que en realidad era

La escritora que no logró ser feliz

Autor: Flor Coca

Las cartas son la prueba de la vida de muchos artistas que a través de ellas confiesan sus sufrimientos, sus alegrías, sus amores, sus separaciones, su existencia. La correspondencia en la vida de ellos, nos permite asomarnos a lo que vivían y sentían en el diario trajinar de sus días. Diarios y cartas. Ella, así lo hizo. Silvia Plath nace en Estados Unidos, en la ciudad de Boston, el 27 de octubre de 1932. Era hija de dos profesores universitarios, Otto y Aurelia, ambos de origen alemán. Ella era una niña sensible, inteligente pero también insegura. Un hecho doloroso vino a trastocar su vida y la marcó para siempre. Su padre estaba enfermo de diabetes y en 1940, antes de cumplir 9 años Silvia, muere. Ella no puede asimilar este hecho y continúa su vida, pero con ese dolor que no puede superar. 

Crece e ingresa para cursar literatura al Smith College de Massachucetts, que era una universidad privada para mujeres y ahí, logra destacar académicamente. Siendo todavía estudiante, fue invitada junto con otras jóvenes mujeres como redactoras por un mes, por Madeimoselle, prestigiada publicación de Nueva York, por ser las mejores en editar revistas universitarias. Durante ese tiempo, ellas son colmadas de regalos, buenos hoteles y comidas de lujo. Al terminar la invitación, Silvia regresa a casa y escribe, tratando de encontrar el camino que elija como escritora y como mujer. Silvia ya cumplió 21 años y debido a sus crisis depresivas, después de regresar de Nueva York, es internada por su madre en un hospital psiquiátrico y tratada con la llamada terapia electroconvulsiva, que es demoledora. 

Silvia Plath, no aguanta más esas terapias e intenta por primera vez suicidarse ingiriendo pastillas para dormir. Es 1953 y escribe: “Me encanta Woolf […]. Pero en el verano negro de 1953 yo sentí que estaba replicando su suicidio. Solo que yo sería incapaz de meterme en un río y ahogarme”. Se refiere a Virginia Wolf, la gran escritora inglesa. Continúa en el hospital y dos años después, al salir de ahí termina la carrera universitaria, recibiendo el Cum Laude al presentar un brillante examen profesional. En ese mismo año obtiene una beca Fulbright para estudiar literatura inglesa en la universidad de Cambridge. Llega a la universidad y conoce a quien sería su amor más grande, el poeta inglés Edward Hughes, cariñosamente conocido como Ted.  Ella era ya una escritora reconocida y premiada. El apenas, publicaba algunos poemas, Aunque llegó a ser un gran escritor reconocido en el mundo. Un mes después de conocerse, comienzan una relación y se casan en 1956. Ella es feliz en ese inicio y le escribe al hombre que la hará feliz para siempre, piensa. 

“Con solo mirarlas/ él fecunda las tierras liegas:/ los campos roturados como con los dedos/ echan tallos, hojas, frutos con corazón de esmeralda;/ los granos resplandecientes, que tan raramente brotan/ él los fuerza a abrirse a su antojo temprano;/ A petición de su fuerte y leal mano, los pájaros construyen”. 

Silvia Plath.

Ella fue la autora de El Coloso, Ariel, Tres mujeres, la Campana de cristal, entre otros más.

Cómo te sentirías dentro de una campana de cristal, sin aire e inundada de angustia. Este es el título de la única novela de Plath, Campana de cristal; en la que desnuda parte de su vida. Aunque con nombres ficticios, ella cuenta como ha sentido en carne propia la depresión, el llanto, la tristeza., viendo como única salida despedirse de la vida. 

Además de su poesía, conocemos más de la vida de Silvia, a través de su diario. Una parte de este publicada en 1982 y, antes de morir su esposo, en 1998, los diarios completos ya que Hughes aceptó su publicación. Recopilados y ordenados por la investigadora Karen V. Kukil, que los dio a conocer excepto dos cuadernos, que desaparecieron como por arte de magia. El escritor argumentó que esos dos cuadernos no deberían publicarse para proteger a sus hijos.  Evidentemente hay hechos que el poeta Hughes no quería que fueran públicos y que tenían que ver con la tormentosa relación que los unía. Ted y Silvia, dos poetas, dos vidas unidas, dos mentes brillantes.  Y las cartas, finalmente son los testigos de que Silvia no era tan feliz como al principio con Ted. En unas cartas a su psiquiatra, la Dra, Barnhouse, le cuenta que era golpeada por su esposo y ese sufrimiento fue muy difícil de superar, además de sus infidelidades.

En las fotos que hay de ella, cuando sonríe, su sonrisa es plena, radiante, pareciera que es otra persona, no la mujer atormentada que en realidad era. Ella tuvo 2 hijos con el poeta Hughes. Frieda y Nicholas. Ella vive, él, siguió a su madre y tomó la decisión de terminar con su vida a los 47 años. 

“5 de noviembre de 1957 por la noche, Nota breve a mí misma. Es hora de que me ocupe de mí misma. He ido tambaleándome por ahí, lúgubre, siniestra, sombría. Ahora toca construirme a mí misma, darme una columna vertebral, por más que fracase. Si consigo superar este año, por penoso que sea, habré logrado la mayor victoria de mi vida”.

Silvia Plath

“Los tulipanes son demasiado susceptibles, y aquí estamos en invierno. Mira, qué blanco está todo, qué nevado, qué apacible. Estoy aprendiendo a estar en paz, yaciendo sola, tranquila como la luz sobre estas paredes blancas, esta cama, estas manos. No soy nadie; no tengo nada que ver con ningún tipo de explosión. He entregado mi nombre y mi ropa de diario a las enfermeras, mi historia al anestesista, y mi cuerpo a los cirujanos”.

Los tulipanes

El 11 de febrero de 1963, Silvia Plath rompe la campana de cristal que la tenía presa y consigue la ansiada libertad hacia el infinito. 

Primavera de 2022

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