Entrevista Ciudadana

Dauno Tótoro Taulis, autor de Libro ‘Camelot’: “Hay una línea histórica entre este Plan Camelot original y los algoritmos que hoy nos gobiernan de manera secreta”

En esta entrevista ciudadana conversamos con Dauno Tótoro Taulis, quien publicó recientemente su nuevo libro “Camelot”, el cual con un estilo novelesco relata la historia del Plan Camelot, proyecto impulsado por la Agencia de Inteligencia de la Defensa de los Estados Unidos (DIA), la cual concibió a Chile como un laboratorio para estudiar las condiciones sociales, económicos y políticas que para evitar el desarrollo de proyectos revolucionarios a nivel mundial. A continuación transcribimos la entrevista entre nuestro director y el autor.

Dauno Tótoro Taulis, autor de Libro ‘Camelot’: “Hay una línea histórica entre este Plan Camelot original y los algoritmos que hoy nos gobiernan de manera secreta”

Autor: Javier Pineda

Por Javier Pineda Olcay

En esta entrevista ciudadana conversamos con Dauno Tótoro Taulis, quien publicó recientemente su nuevo libro “Camelot”, el cual con un estilo novelesco relata la historia del Plan Camelot, proyecto impulsado por la Agencia de Inteligencia de la Defensa de los Estados Unidos (DIA), la cual concibió a Chile como un laboratorio para estudiar las condiciones sociales, económicos y políticas que para evitar el desarrollo de proyectos revolucionarios a nivel mundial. A continuación transcribimos la entrevista entre nuestro director y el autor.

Javier Pineda: Bienvenidas y bienvenidos a una nueva entrevista ciudadana. El día de hoy estamos junto al periodista de investigación y escritor, Dauno Totoro Taulis, presentando su nuevo libro Camelot. ¿Cuál es el origen de Camelot? ¿Por qué decides escribir sobre esta interesante historia?

Dauno Tótoro: La verdad es que esta es una tarea que me llegó. No fue algo que se me ocurriera a mí inicialmente. Hace muchos años, más de 10 años, quien había sido diputada en los años 60, María Maluenda, me llamó para entregarme una caja llena de documentos revueltos amarillentos llenos de elásticos. Me dijo que eso era un secreto de la nación que había que desvelarlo y que ella había querido que lo hiciera su hijo José Manuel Parada, pero que por razones obvias no pudo hacerlo y me entregaba a mí esta carga. Y era realmente una carga. Cuando llegué a la casa abrí esto, no lo entendí, no sabía lo que era. Lo guardé en un closet y estuvo ahí cerca de 10 años cuando empezó a ponerse un poco de moda o sobre la palestra todo el tema de la inteligencia artificial, las burbujas de información, etcétera.

Me hizo clic de lo poco que había leído esos documentos de que estábamos ante el origen de ellos. Entonces ahí entré de lleno en estudiar estos papeles, en ordenarlos y me di cuenta de esta conspiración de inteligencia norteamericana que había habido en Chile en los años 60 y que había sido motivo de una comisión investigadora en la Cámara de Diputados que demostró la existencia de esta conspiración y pude hacer la línea histórica entre este Plan Camelot original y los algoritmos que hoy nos gobiernan de manera secreta.

JP: Cuéntanos un poco más porque cuando hablamos sobre las intervenciones de Estados Unidos en Chile, por lo general, tratamos de desvelar la participación en el boicot al gobierno Salvador Allende, pero este libro se sitúa en los años 60. ¿Cómo parte el Plan Camelot en Chile?

DT: Acá hay que hacer una diferenciación entre cuáles son las agencias y los objetivos que persiguen con las intervenciones o con las operaciones de inteligencia. Por lo general, la CIA que es la que nosotros conocemos todos – siempre le echamos la culpa a la CIA de cualquier cosa ¿no? – tiene como propósito el interferir directamente a través de asesinatos selectivos, corrupción en términos de sobornar políticos, subir o tumbar a este candidato, influir en los medios de comunicación, etcétera, pero hay una agencia de inteligencia que se conoce muy poco que es la DIA [Defense Intelligence Agency], que es la Agencia de Inteligencia de la Defensa, cuya misión es determinar el ambiente político, social, económico, ético y moral de las distintas naciones y ver de qué manera global se pueden transformar las sociedades.

Esta fue una agencia inaugurada por el presidente J.F. Kennedy en 1964 y la razón por la que la inauguró fue porque Kennedy era un paria en el sistema político local norteamericano y las agencias de inteligencia de la época como la CIA y FBI, principalmente, se negaban a entregar la información de inteligencia. Entonces él a través de sus atribuciones como Presidente de la República formó esta agencia que hacía confluir las agencias de inteligencia de las fuerzas armadas. Nosotros estamos acostumbrados a pensar de que la injerencia norteamericana en los distintos países y en Chile tiene que ver, por ejemplo, con el intento de que no asumiera Salvador Allende, el intento de secuestro y luego asesinato del general Schneider, la financiación de El Mercurio, etcétera, etcétera, lo cual es cierto, pero hay intervenciones mucho más profundas y que no solamente ocurren en Chile sino que ocurren en el mundo entero. Estas son intervenciones que buscan modelar a las sociedades para lograr que se modifiquen las opiniones políticas. Por ejemplo, que los ingleses aprueben el Brexit o que los gringos voten por Trump, o que en Chile la gran preocupación hoy sea la delincuencia y que la gente esté dispuesta a sacrificar grados de libertad en beneficio de de su seguridad. Todas estas son movidas que hacen los algoritmos a través de las organizaciones de inteligencia apoyadas en las grandes empresas de tecnología.

JP: ¿Cuál es el origen del concepto Camelot? Que si uno ve la historia de la humanidad te remonta al Rey Arturo. ¿Por qué deciden ponerle este nombre Camelot?

DT: Se remonta al rey Arturo porque la familia Kennedy era una familia muy encumbrada, pero que venía de la pobreza. La familia Kennedy se consideró descendiente directa del rey Arturo. De hecho, el Presidente Kennedy tenía 12 arturianos, quienes eran sus hombres cercanos y funcionaban en una mes en torno a él y se consideraba así mismo descendiente del rey Arturo. Entonces operaba, digamos, con la fuerza a través de la Espada Excalibur y la razón y la inteligencia con la Piedra de la Sabiduría, que son las dos herramientas que tenía el rey Arturo.

JP: Cuéntanos un poco más cómo surge el proyecto Camelot, considerando que sus protagonistas en el libro son principalmente académicos y no militares, que es lo que uno está acostumbrado cuando habla de las agencias militares de Estados Unidos.

DT: Esto tiene que ver con con una tarea que le dio J.F. Kennedy a sus a sus hombres cercanos. Les dijo: «Nosotros necesitamos saber de qué modo podemos cambiarlo todo para controlarlo todo y para saberlo todo, o sea, ¿de qué modo lo hacemos? ¿Y cómo lo hacemos en tiempo real?”. Porque generalmente las investigaciones sobre las sociedades tardan cuatro años en realizarse y cuando tienes las conclusiones ya todo cambió. O sea, tú tienes una foto del pasado, entonces era un gran desafío que se le planteó a los cientistas sociales porque para poder hacer una invasión militar en el caso de que los Estados Unidos lo consideran necesario necesitan conocer a su enemigo. Ellos venían del gran problema en Corea, de que no entendían contra quiénes estaban peleando y estaban además embarcados en esos tiempos en el comienzo de la guerra de Vietnam. No sabían contra quiénes estaban peleando, no conocían a sus interlocutores bélicos. Entonces ellos necesitaban de alguna manera u otra tener mecanismos y herramientas sociológicas y antropológicas de las ciencias sociales que se consideraban las ciencias blandas para aplicar en su análisis bélico. Esto tiene objetivos bélicos objetivos militares. Está apoyado por la Corporación Rand, está apoyado por las fundaciones y por las agencias de la industria militar.

JP: Cuando llegan a Chile, ¿quiénes son los interlocutores que buscan en ese momento para comenzar el proyecto?

DT: En Chile el mando de la operación Camelot está instaurado en el Pentágono, pero disimulado a través de una serie de universidades norteamericanas presididas por la Universidad de Washington, entonces son académicos. De hecho, un antropólogo, Hugo Nutini, quien era de origen chileno, lo mandan a Chile para implementar este plan, para intentar implementarlo y sus interlocutores tienen que ser sus pares. Entonces llega primero a la Universidad Católica, a la Facultad de Sociología de la Universidad Católica y trata de involucrar al decano en este estudio que consiste en encuestas. Si esto son encuestas para saber la realidad entre comillas. Se hacían encuestas larguísimas con lápiz y papel. Hoy nosotros entregamos los resultados de estas encuestas a cada segundo, a través de nuestros aparatos electrónicos y por eso que hoy es en tiempo real. En aquella época era con encuestas, entonces la idea era que las universidades chilenas a través de sus sociólogos, estudiantes de sociología y estudiantes de antropología aplicaran estas encuestas a los distintos segmentos de la sociedad chilena, analizaran estas encuestas, las entregaran de regreso a la Universidad norteamericana y estas las entregaran de vuelta al Pentágono. Entonces eran sociólogos chilenos. No les funcionó en la Católica y se fueron a la Chile. En la Católica no les funcionó porque el decano sospechó porque le ofrecieron mucha plata.

JP: Esa historia es interesante. ¿Cómo lo ves al día de hoy? Porque uno de los episodios que relatas en el libro es que Urzúa, quien creo que era el decano de la Escuela de Sociología, le dice: «Mira lo que estás generando con tanta plata a los académicos es que vas a alterar el mercado de académicos y vas a vaciar las universidades”. Por lo tanto, advierte que sería una competencia desleal con las propias instituciones y toma una decisión de resguardo. ¿Crees que eso sería posible hoy en día o no?

DT: Bueno yo creo que hoy no sería posible porque han cambiado también las perspectivas de cómo funcionan las universidades que se han convertido en un producto más del mercado. Pero lo interesante es que Urzúa no rechaza el proyecto porque le genere desconfianza política, sino porque va a desequilibrar el mercado y porque va a sacar a los sociólogos de la Universidad. En la Universidad de Chile sucede algo distinto porque él no va a la Facultad de Sociología, sino que va a la Facultad de Derecho porque ahí está Álvaro Bunster con un equipo de luminarias de la sociología que son en el fondo todos abogados también. Entre ellos está Ricardo Lagos, muy jovencito. Y en este grupo son todos doctorandos de universidades norteamericanas. Y yo creo que ellos sí entendieron el trasfondo, o sea, sí lo entendieron. Quedó claro después, en la comisión investigadora, que sí entendieron el trasfondo de este proyecto, pero se embarcaron de todos modos hasta que fue descubierto y denunciado y se generó esta comisión investigadora.

JP: ¿Cuáles fueron las consecuencias de este proyecto? Porque formalmente a lo menos se frena en Chile…

DT: Ahí está la gran trampa porque una vez descubierta y denunciada a través de los medios de comunicación la existencia del Plan Camelot se genera esta comisión investigadora. La comisión investigadora sesiona durante muchas oportunidades. Todas estas audiencias son públicas, es decir, los documentos podían ser conocidos, salvo una reunión, una que fue secreta y en esa reunión secreta afortunadamente María Maluenda había tomado notas y ella participó en la reunión. Me entregó las notas de esa reunión. Participó el Embajador de los Estados Unidos con los presidentes de los partidos políticos chilenos. A la reunión siguiente declararon cerrada la comisión investigadora. El Departamento de Estado se disculpó ante el gobierno chileno diciendo que esto había sido un error y que nunca más iba a suceder. Se dio por cerrado, hubo una recriminación verbal por parte del gobierno y se acabó.

Pero no se cerró realmente, ya que cambió de forma. A partir de entonces todo esto se hizo a través de fundaciones y las fundaciones norteamericanas empezaron a financiar investigaciones locales. De hecho, promovían y financiaban investigaciones cuyos objetivos nacían de los propios investigadores locales. Entonces por eso se acoplaban con los objetivos generales de la fundación. Hasta el día de hoy muchas de las investigaciones sociales que se hacen en Chile son financiadas por las mismas fundaciones.

JP: ¿Cuáles son algunos nombres de estas fundaciones?

DT: Fundamentalmente la Fundación Ford y las fundaciones que están vinculadas a grandes fortunas norteamericanas y alemanas y que provienen un poco de la socialdemocracia alemana, pero que están vinculadas a los aparatos de inteligencia.

JP: ¿Cómo ves la proyección de lo que fue el Plan Camelot con lo que ocurre actualmente, que un tema que tratas de realizar dentro del libro?

DT: El procedimiento ideológico o la fundamentación teórica es la misma, es decir, responder a la pregunta sobre que hacía Kennedy: “¿cómo saberlo todo para controlarlo todo para cambiarlo todo?”. Ya hoy existen las herramientas tecnológicas adecuadas para saberlo todo en tiempo real porque nosotros estamos alimentando la máquina. Nosotros estamos alimentando Camelot permanentemente. Entonces hoy existen las herramientas que permiten mover los parámetros de forma tal que se mueve la opinión pública, es decir, si tú mueves ciertos parámetros en una sociedad y puedes desplazar la opinión pública hacia el lado que tú quieras en cualquier aspecto a través de noticias falsas, a través de la inflexión, a través de la incorporación de elementos que no están presentes en la discusión pública, a través de la aparición de influencers, a través de la de los cambios de los políticos, etcétera, tú puedes cambiarlo todo y esto es muy útil para la empresa privada, para vender sus productos y es muy útil también para las empresas de la industria militar, para los Estados de los países más poderosos. Entonces la relación es directa. La diferencia está en que la encuesta ya no nos la están aplicando, sino que nosotros la estamos aplicando de manera permanente, con Big Data.

JP: Y ahí, por ejemplo, si tuvieses que hacer un símil al cierre que hizo la Cámara de Diputados respecto a la operación Camelot ¿qué medidas crees que se pueden adoptar frente a la realidad actual para evitar un nuevo Plan Camelot?

DT: Yo creo que las medidas están un poco fuera de nuestro alcance. En este momento yo creo que lo más importante es darse cuenta. Hay una una ilusión, una fantasía de que la forma de combatir estos mecanismos actuales es el anonimato, es decir, alejarse lo más posible de los medios digitales cosa que hacemos mucho. Yo también lo hago. Y efectivamente el enemigo de hoy es el que no deja huellas, el que no deja trazas digitales, pero es muy difícil hacerlo porque está lleno de cámaras ¿no está lleno de de cámaras que hacen la biometría cada vez que uno entrega información en un servicio médico de salud o el carnet en el Santa Isabel? Cada vez que uno hace eso está alimentando el sistema. El sistema lo que hace es recabar información. Hay empresas que son las pescadoras de información, son las mineras de información y hay otras empresas que se dedican a cruzar la información y hay otras empresas que se dedican a sacar conclusiones y todas estas empresas ofrecen sus servicios a las agencias de inteligencia.

JP: En el libro analizas bien las distintas agencias de inteligencia. Extrapolando el funcionamiento de estas agencias en los años 60 a lo que es hoy en día, ¿cuáles de estas agencias podríamos decir que están operando en Chile, pero de esta forma distinta, a través de fundaciones, etcétera?

DT: Hoy lo que lo que ha cambiado es que es menos burdo. Se ha sofisticado la minería, el cruce y la utilización de la información. Ya no estamos hablando de agencias de inteligencia directamente involucradas en esto sino que estamos hablando de corporaciones que están muy vinculadas por supuesto al mundo militar. Fundamentalmente estamos hablando de la Rand Corporation, de Palantir, que son dos empresas que hay que tener mucho ojo. Lo que han hecho es maquillar toda esta operación, todo este aparataje y darle una una mirada civil empresarial. Sigue siendo útil para la industria militar, por ejemplo, las grandes empresas israelitas de acción militar están sustentadas por empresas que hacen estudios de investigación en en inteligencia.

JP: ¿Cómo ves el límite entre las teorías conspiranoicas y aquellos elementos que son de verdad y que se pueden comprobar? Porque tal como mencionabas hay muchas de estas corporaciones en las cuales hay detrás grandes fortunas como los Rockefeller o los Rothschild. ¿Cómo ves esas teorías conspiranoicas que muchas veces mezclan alguno de estos elementos versus la realidad donde uno puede comprobar y como lo hace en el libro también con algunos datos concretos de que efectivamente están ahí y que no es simplemente la imaginación de algunas personas cuando hablan sobre estas corporaciones?

DT: Claro, hoy la mayor parte de la gente se informa a través de los streamings, se informa a través de de estos videos cortitos que salen. La gente se está informando con información que le proveen muy targeteada, muy dirigida a sus opiniones ya formadas. Este el el tema de la conspiratividad de la conspiranoia. Ya es importante porque es parte de lo que se conoce como fake news también. Pero hay que tener cuidado porque resulta que hay todo un departamento de inteligencia que se dedica a generar conspiraciones, es decir, esconden la aguja en el pajar para poder proteger información verdadera que que está circulando. Se le cubre de elementos falsos, entonces tú tienes en una conspiración absurda inserta, pero la cubres de esta mentira, la lanzas a través de todos estos aparatos y queda convertido en algo absurdo que se creen algunos y luego quedan como los tontos. No te creíste la conspiración falsa, pero resulta que allí adentro estaba la verdad, había algún germen.

JP: Para ir cerrando ¿cuáles crees que son todavía los principales actores de Camelot que se pueden reconocer hoy en día en Chile?

DT: Yo te diría que ya no existen estas fronteras digamos nacionales en Camelot y en todas estas corporaciones, pero cuando tú ves cómo las grandes empresas influyen en la política nacional directamente a través del soborno o de la compra de las voluntades políticas de los parlamentarios estamos hablando de eso. Pero fundamentalmente cuando nos damos cuenta que las políticas desde el Estado son funcionales a las grandes empresas y sobre todo a las grandes empresas tecnológicas; cuando las políticas nacionales tienen que ver con y están hermanadas con las políticas internacionales de los Estados Unidos, por ejemplo, cuando respondemos como país directamente a intereses que no tienen nada que ver con los intereses nacionales, pero fundamentalmente como te digo ya están borradas estas fronteras, no son nacionales.

JP: Dauno ¿cuáles son las presentaciones que tienes del libro para que nuestros auditores puedan ir a visitarlas y adquirir el libro también?

DT: El libro está en todas las librerías de del país. También se puede comprar en la página web (www.ceiboediciones.cl) y va a haber prontamente un lanzamiento del libro el día 3 de julio, convocatoria que será publicada en la página. Todavía no sé exactamente cuál es el lugar, pero sí sé que la presentación la va a hacer la periodista Alejandra Matus y la socióloga María Emilia Tijoux.


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