Por Alonso Núñez Lara
María Josefina Díaz Zúñiga es cantautora, compositora y docente de música. Nació en la ciudad de Rancagua y se crió en la desembocadura del río Maule, en Constitución, “rodeada de bosque, de paseos en bote, las tardes en la playa y las olas que me sacudieron y me sacaron afuera del agua varias veces”, recuerda y asume tener una relación cercana con el mar: «Recuerdo esa sensación de quedarme en estado meditativo, mirándole desde muy niña y alucinar con su tamaño que parecía infinito».
Recuerda haber comenzado su relación con la música a los 8 años con un pequeño teclado eléctrico que le servía para sacar melodías de oído, escuchando canciones por la radio local. “Con mi hermano teníamos una banda familiar, con la que inventábamos canciones y después hacíamos conciertos para la familia, que nos compraba las entradas y nos aplaudía después de darle a las ollas con las varillas de colihue y cantar a todo pulmón con mi teclado”.
Luego de eso se encontró con el folclore en la sexta región en un grupo llamado “Los grillitos de graneros” donde aprendió instrumentos como el charango, el tormento, el arpa y otros, que aprendía con rapidez, “desde muy niña lo musical se me dio fácil” agrega.
La música de Pepa Díaz es profunda y de una musicalidad infinita, la construcción de melodías únicas, sostienen letras que aparecen desde sus vivencias cotidianas, reflexiones personales y que en la vida de cada canción muchas veces llegan a conectar con aspectos mucho más amplios, buscando de alguna forma interpelar a quienes desde hace mucho tiempo siguen su trabajo o la van a ver a los conciertos o presentaciones que regularmente tiene en ciudades como Bariloche, San Martín de Los Andes, El Bolsón entre otras.
Hermosa y poco común es su voz, comenzó a escribir sus canciones también a la temprana edad de 13 años: “Una cueca que hablaba de los manantiales y que tenía una melodía bien rara, pero no la registré, y lamentablemente ya no la recuerdo” cuenta. Fue más tarde, durante la carrera de música en la Universidad cuando su “cabeza musical” según dice, fue nutriéndose con nuevos lenguajes y sintió las ganas de hacer sus propias creaciones.
“Siempre escribí y me gustaba mucho la poesía, hasta entonces no había encontrado la forma de juntar esos lenguajes, hasta que compuse mi primera canción de la que tengo memoria, creo que debe haber sido Primero que tu (Ciclo del agua, 2016)”.
Según señala la escribió “muy en soledad” y en primera instancia no se la mostró a nadie, “hasta que un amigo que ya hacía sus canciones y era un referente para mí, escuchó mi música y me animó a compartirlas”.
Desde su primer disco “Ciclo del Agua” han pasado casi 10 años, y desde entonces ya cuenta con algunas producciones profesionales en internet. Fue en el año 2023 que lanzó su última producción titulada “Encontrar la paz”, producida con apoyo del Instituto Nacional de la Música (INAMU) y que marca quizás la primera parte de su etapa creativa residiendo en Argentina, país al que emigró hace 8 años por amor “pero también por el deseo de poder dedicar más tiempo de mi vida a la música.
En Chile trabajaba mucho en docencia en escuelas, que además de hacerme muy mal a la voz, era un ritmo de vida desgastante y cada vez me obliga a dedicar menos tiempo a tocar y escribir” recuerda.
Bariloche fue la ciudad que la abrazó y en ella una comunidad musical riquísima a la que se fue integrando de a poco: “La gente es muy amable y cercana, y la música siempre me ha llevado a encontrar nuevas amistades”, destaca.
¿Cómo fue partir en la música en Argentina?.
“Un amigo músico cuyo proyecto es Roma Roldán me invitó a tocar algunas canciones en su concierto cuando recién llegaba a Bariloche (…) después de esa noche se me acercaron personas vinculadas al trabajo musical y me invitaron a tocar, a compartir muchas guitarreadas y proyectos. También ahí conocí a Pao Vasquez y Diego Silva, que a través de su productora SEA me presentaron y acercaron a muchas personas musicas y artistas, ellos fueron un puente que me unió a la actividad cultural del lugar”, destaca.
Y es que la música le ha abierto puertas, a estas alturas por todo el país y ha generado una gran hermandad con quienes se va encontrando en distintos lugares.
Bariloche, San Martín de Los Andes y la zona de El Bolsón son por ahora parte del circuito que Pepa Diaz recorre seguido, vinculándose con otras cantautoras y proyectos musicales de la Patagonia argentina, lugares “en donde hay muchísima actividad musical, conciertos, espacios culturales autogestivos y municipales con una cartelera de una gran variedad de estilos, desde música latina, urbano, murga, folclore y orquestas de música clásica, además de un público que acompaña y asiste a todas las propuestas”, señala.
¿Cómo ha sido tu relación con Chile desde que te fuiste?
“He perdido contacto con la actividad musical de allá, he hecho un par de conciertos por el sur, estuve en el mercado de música de Chiloé y también conocí y compartí con la agrupación osornina que se llama MUDO, con quienes conecté a través de Sea Producciones, de acá de Bariloche… estoy re desconectada de la actualidad musical, solo algunos amigos que me cuentan lo difícil que está dedicarse a la música en Chile”.

Luego del lanzamiento de sus discos se encuentra a la espera de recibir una nueva guitarra hecha por el luthier chileno Felipe Gandulfo que ganó a través del concurso Mujeres y Guitarra, para grabar su nuevo disco esta vez en la intimidad de su instrumento y su voz “son nueve canciones también de mi autoría, siento que es un disco que me debo como música y cantautora, porque mis otros dos discos fueron grabados con banda que no es el formato en el que habitualmente compongo y siento la necesidad de hacer algo más minimalista en esta oportunidad”, recalca.
Los días de Pepa Díaz transcurren con harta actividad entre el trabajo de un centro de producción musical municipal, donde realiza labores de docencia y acompañamiento a jóvenes que inician sus caminos en la música.
Es docente en un taller de guitarra, se sumó recientemente a la agrupación de música cubana “Kiribá trío” junto a Micaela Conte en bajo y Celina Devoto en percusiones, y trabaja sus canciones en formato trío en una nueva agrupación llamada “Las Crisálidas” conformada junto a Andrés Pitu Minvielle y Javier Martínez, con quienes ya ha realizado varios conciertos durante este 2025.
Además, sigue estudiando guitarra junto al productor y compositor Martín “Tincho” Acosta, desarrollando su trabajo desde la autogestión y la difusión en sus redes sociales y plataformas digitales.
Por Alonso Núñez Lara
Estudio Gaucho