“Ya No Sé Flotar”: Danza contemporánea que habita y expone la Depresión en escena

Proponiendo un espacio para mirar de frente el malestar que el sistema capitalista privatiza y oculta

“Ya No Sé Flotar”: Danza contemporánea que habita y expone la Depresión en escena

Autor: El Ciudadano
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La obra “Ya no sé flotar”, de la compañía Alborotada CO, es una poderosa pieza de danza contemporánea que se atreve a habitar lo inestable. El montaje se estrenará en Teatro de la Memoria (Bellavista 0503, Providencia, Santiago), del 20 al 29 de noviembre, con funciones de jueves a sábado a las 20:00 horas. El espacio cuenta con el financiamiento del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a través de su Programa de Apoyo a Organizaciones Culturales Colaboradoras.

Dirigida por Alicia Pizarro Peña, la obra expone la violencia del cansancio a través de cuatro cuerpos en un escenario que se muta constantemente, convirtiendo la depresión de un fenómeno íntimo a una herida social compartida. Entre la mecanización física y la temporalidad de lo precario, el cuerpo se presenta inacabado, reprimido y agotado, con «respiraciones agitadas, pecho pulsante, pies que arrastran historia.»

La Depresión como fenómeno social

“Ya no sé flotar” surge de una profunda investigación sobre la depresión como fenómeno íntimo y social. La propuesta escénica se inspira, en parte, en la filosofía de La sociedad del cansancio (Byung-Chul Han), confrontando el sistema que normaliza el agotamiento y fomenta la hiperproductividad.

La pieza resiste activamente esta lógica que erosiona lo humano, proponiendo un espacio para mirar de frente el malestar que el sistema capitalista privatiza y oculta. El trabajo de Alicia Pizarro desplaza la depresión del ámbito privado hacia un territorio común, exigiendo imaginar otras formas de sostén colectivo.

Fusión del joropo y el cuerpo inestable

En escena, cuatro intérpretes creadoras – Catalina Herrera, Michelle Venegas, Daniela Gonzalez y Valentina del Pino – habitan un dispositivo escénico en constante mutación (luz, sonido, disposición del espacio), logrando materializar la inestabilidad emocional.

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El movimiento de la danza contemporánea explora la tensión entre euforia y disforia, mecanización y fragilidad. No se trata de explicar el caos, sino de habitarlo, dejando que lo contradictorio se manifieste como un pulso vivo y compartido.

La composición sonora, con base en el joropo (expresión musical y de danza tradicional de Venezuela) y sus desvíos rítmicos, enciende el pulso y modula los estados de la escena: acelera, frena, fragmenta y reorganiza la energía entre euforia y agotamiento. Hasta que, en esa tensión, la depresión se revela como una herida social compartida.

“Esta obra busca que te canses de verla, de escucharla, de vivirla y que cuando salgas te cuestiones cómo vives tus rutinas, tu día a día. La música acompaña esto de forma dramática, con pesadumbre y todo está construido sobre el joropo, un estilo tradicional de Venezuela que es muy festivo. Lamentablemente le quitamos toda la alegría”, agrega Enya de la Jara, encargada de la composición y diseño sonoro del montaje.

Entradas en Ticketplus.cl.
Recomendada para mayores de 12 años. La obra cuenta con humo, alto volumen de sonido, música estridente, sonidos bajos retumbantes, sonidos repetitivos, mayor lenguaje gestual y poco lenguaje verbal. 


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