¿Una estrategia para lograr visibilidad ante el mercado?

El arte latinoamericano está viviendo una época dorada en Estados Unidos

En los grandes remates del arte, América Latina cotiza cada vez mejor. Para los compradores, da lo mismo que el artista sea, por caso, mexicano, chileno, argentino, boliviano o guatemalteco: para ellos, somos todos iguales.

Por Lucio V. Pinedo

02/04/2016

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El arte latinoamericano está viviendo una época dorada en Estados Unidos por la creciente influencia de la cultura hispana y también porque es un valor seguro y relativamente asequible. Cada vez se ven más exposiciones, ventas y curadores especializados. ¿Responde más al interés cultural o al económico? Para muchos se trata de un símbolo. 80 años después, los murales de Diego Rivera vuelven este mes al MoMa de Nueva York. La vez anterior fue en 1931: entonces, el artista mexicano entraba en el museo por la puerta grande, solamente antes Henri Matisse había contado con una exposición monográfica — Radio Nederland Wereldomroep: Arte latinoamericano en alza en EE. UU. (2011).

A pesar que los países latinoamericanos estén unidos por una misma raíz y un mismo idioma, no funcionan como bloque económico, político, ni social. ¿No es desatinado homogeneizar todo el entramado cultural donde los procesos de integración y mímesis han sido complejos por un alto grado de mestizaje, por la suma de culturas y las condiciones asimétricas propias de cada país? Sin embargo, nuestros países sí que funcionan como una unidad, al menos somos vistos así por los EE. UU.

Por lo demás, hoy en día, se puede encontrar reacciones comunes a raíz de la globalización, la actual migración, la marginalidad intercultural, sus nuevas geografías debido a las vidas de artistas reconocidos que se han movido de continentes.

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«América invertida», de Joaquín Torres García.

La Modernidad en Latinoamérica supuso una integración de su «paisaje exuberante», en el más amplio sentido de la palabra, físico y cultural. El crecimiento de las grandes metrópolis latinoamericanas también retroalimentó las producciones artísticas y viceversa; y, además, la profesionalización del arte facilitó la relación entre el artista y el público.

Algunos lograron viajar a Europa o los EE. UU., y a su vez, fueron quienes asumieron la labor quijotesca de enfrentarse a una sociedad conservadora a su regreso, y por esto, tuvieron que seguir su carrera de mercado en otras plazas. Fueron quienes pudieron poner un punto de inicio a los primeros rasgos de arte moderno y contemporáneo latinoamericano en el siglo XX.

Hubo otros artistas que no viajaron, pero que tuvieron contacto con la afluencia de emigrantes después de la I Guerra Mundial, aunque esta ola sucedió en su gran mayoría en México, Argentina y Uruguay, y no en los países denominados como Andinos o Centroamericanos.

Para entender la temática latinoamericana, es importante remontarnos al siglo XIX cuando, posterior a la independencia de España, surge el afán por descubrir sus propios confines y delimitar sus vastos territorios.

Es importante anotar que mientras en Europa ya se desarrollaba la primera muestra impresionista en 1874, con lo que esto implicaba en su evolución estética, Latinoamérica aún se encontraba realizando las expediciones geográficas, donde los artistas pintaban con técnicas propias, exigiendo un realismo para retratar lo que se iba descubriendo para incluir en los registros de inventario. Poco a poco, surge la nueva burguesía criolla que dictamina el valor de la belleza, abriendo camino pausado a la valoración del arte.

Ahora resulta que, tras el trabajo de vanguardia de algunos latinoamericanos, el centro del mercado del arte mundial, EE. UU., mira codiciosamente hacia nuestras tierras. A pesar de las voces que se han levantado en contra de pensar América Latina como la Patria Grande y un territorio común, otros no tienen inconvenientes en ser pensados como una unidad homogénea, ya que al menos así funciona para quienes determinan el rumbo del mercado internacional. ¿Se trata de una treta comercial surgida desde nosotros o, por el contrario, de una mera asunción de un estereotipo impuesto desde afuera?

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