Ángel Parra, la guitarra inquieta de Chile

No cuesta trabajo distinguirlo hoy, cuando, entre su trabajo en Los Tres y como creador de su propio Ángel Parra Trío, Ángel Parra es el guitarrista más ocupado y notorio de los escenarios chilenos

Por berenguer

29/12/2009

Publicado en

Artes / Música

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No cuesta trabajo distinguirlo hoy, cuando, entre su trabajo en Los Tres y como creador de su propio Ángel Parra Trío, Ángel Parra es el guitarrista más ocupado y notorio de los escenarios chilenos. Reformada la banda rockera que integra junto a Álvaro Henríquez en voz y guitarra y a Roberto Titae Lindl en bajo y contrabajo, Parra ha vuelto a palpar junto a Los Tres la popularidad de uno de los grupos más importantes de los años ’90 en Chile. Y en paralelo con Ángel Parra Trío ha sido posible verlo en los últimos años como el mejor anfitrión de buena parte de las mayores glorias de la música popular nacional de antaño, entre gente como el acordeonista Rafael Rabanito Berríos, el guitarrista Panchito Cabrera o el maestro Valentín Trujillo.

Más trabajo es remontarse al recorrido que lo ha llevado a este sitial. Porque en el caso de Ángel Parra siempre es posible encontrar algo antes, un antecedente más temprano ligado en su vida a la música y a la guitarra. Fue guitarrista de la banda de jazz del baterista de Los Tres, Pancho Molina y los Titulares, entre 1997 y 1998. En 1995 estaba grabando como solista las obras para guitarra de su abuela, Violeta Parra. Con Ángel Parra Trío había empezado a grabar en 1992. A Los Tres se unió para la llegada del grupo a Santiago, hacia 1988. En paralelo había sido integrante de alguna de las alineaciones de un grupo de ritmos latinos como De Kiruza.

Y en alguna foto guardada desde 1988 es posible ver a un joven guitarra en mano y pelo corto sobre el escenario como parte de Cometa, uno de los precursores grupos del jazz fusión chileno de la época. Era Ángel Parra en sus primeros pasos, más ligado al jazz que al rock, los dos polos del amplio campo musical en que se ha mantenido a lo largo de su carrera, equivalentes tanto a su gran técnica como a su actitud rockera. Hasta un grupo previo junto a su hermana Javiera Parra figura en su historial más temprano, llamado Silueta. E incluso es posible ir más atrás, cuando los mismos hermanos, colegiales absolutos, ya aprendían lo que era hacer un disco en las grabaciones de música infantil editadas por el precursor sello Alerce a fines de los años ’70.

Los genes tienen que ver. Hijo de Ángel Parra, nieto de Violeta Parra, sobrino de Isabel Parra y Colombina Parra, Ángel Parra hijo ha tenido la música en el ADN en todo este trayecto, al mismo tiempo con la distancia para enriquecer la raíz folclórica familiar con influencias diversas entre el jazz, el rock, el pop o la música incidental. En estos días vuelve a dar que hablar con un nuevo disco de Ángel Parra Trío, un grupo que después de iniciarse a comienzos de los ’90 en el jazz fue derivando de a poco a la versión más popular de esa música, casi siempre de la mano de gente más vivida. Fueron el acordeonista Rabanito en Tequila (1998), la cantante Nelly Sanders junto a otras figuras en La hora feliz (2002), el guitarrista nuevaolero Óscar Arriagada en Playa solitaria (2005), la dupla entre Panchito Cabrera y Valentín Trujillo en Un año más (2007). Ahora, en Espérame!!, su décimo disco, vuelve a trabajar con el maestro Trujillo y a grabar desde «Abejorros», de Vicente Bianchi, a «Casamiento de negros», de Violeta Parra. Canciones con historia y sin fronteras para una guitarra que nunca se ha quedado quieta.

David Ponce
Onda Corta
El Ciudadano

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