Carmen Lienqueo: Las dudas verdaderas

Canto para Siempre (2020). La Viseca Records

Por Carlos Montes

23/09/2020

Publicado en

Alta Infidelidad / Artes / Disco / Música

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La revolución empieza en la cabeza. Fiskales escupió esta sentencia en esos años noventa de insipidez, de desazón ante una Concerta miserable, incapaz de escuchar las demandas de toda una ciudadanía pero ocupada de salvarse entre brindis caros y avanzando en la medida de lo posible.

La revolución desde la cabeza apuró el tranco y se desplazó en forma de marchas que ocuparon calles y calles para defender lo justo, evadiendo el metro, resignificando los monumentos y las plazas, caceroleando aunque fuese en cuarentena. Así es como el fuego de esta revolución muestra su luz, cuando logramos disponer de una porción de la plata que nos pertenece, viendo cómo un poeta mapuche obtiene por primera vez un Premio Nacional o con un plebiscito en ciernes para decidir una nueva Constitución.

Buscar lo que no perdí

Canto para siempre es el nombre del primer disco solista de Carmen Lienqueo. Fundadora de proyectos como Mákina Kandela o Awita Wila, Carmen -que por esos años ocupaba su apellido paterno, Vilches- debuta con este trabajo en solitario desde las preguntas, su íntima ruta por encontrarse con su ascendencia mujer, mapuche, con la música que siempre llevó consigo pero que aún no había convertido en canciones.

Bajo la lúcida producción de Rodrigo PintoCabezas y editado por el sello La Viseca Records, Lienqueo propone en seis canciones una suerte de declaración de principios, vistosa, profunda desde la duda y la riqueza que traen las posibles respuestas.

Las dudas son las que movilizan, la leña que azuza el fuego creativo y que se expresan en todas estas canciones, como en “Carahue” que se levanta en forma de arte poética, porque tanto en su lírica como en su música, revela el camino de sueños, recuerdos y preguntas que tienen a esa cantora y compositora levantando su arte. En forma de rin y cubierta de capas sonoras que generan una sensación de sueño y rito, Lienqueo repasa las imágenes de su abuela en Nueva Imperial, las historias que ignoró por haber sido transplantada a la ciudad y cómo su cantar la llevó de regreso a su sitio de origen. “Porqué no dejo de pensar / le pregunto a mis abuelos / por las gracias de mis muertos / Busco bajo de las piedras / pero nadie te recuerda”. Con el embrujo de su voz, Carmen instala a través del relato de su propio regreso a la ribera del río Imperial, el horror de siglos vivido por todo un pueblo a costa de orfandades, muertes, con la violencia de las “normas y los Estados”.

“Dar vueltas bien largas / volviendo al inicio siempre / El centro no manda / El nudo al que pertenezco”, canta Lienqueo en “Volver a mi Casa”. En medio de programaciones y texturas, se alza otra canción entre preguntas, confirmando esta humanidad de la que habla la compositora, con contradicciones, frágil pero cierta en su viaje. “Y me pierdo lejos / voy a buscar / lo que no perdí / No / Nunca / me fui”, susurra dulce entre efectos y el motivo rítmico de la musicalidad mapuche. Hermosa en sus paradojas.

En la cabeza y el centro del pecho

Las dudas verdaderas son esas que nacen del seso y del pecho cuando están despiertos. Las preguntas más justas, las insurgencias, lo que abre nuevas rutas. Por eso el trabajo de Carmen Lienqueo es preciso en sus cuestionamientos, fabuloso en su búsqueda, lejos de oportunismos o apropiaciones; la canción honesta que revela que “en el centro de mi pecho / encontré algo que creía muerto”, pero que resulta ser el principio de todo.

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