Literatura

De revolucionaria sandinista a estrella brillante en la literatura latinoamericana. Entrevista a Gioconda Belli

En el marco de la FILSA, pudimos entrevistar a Gioconda Belli, que llegó a Chile con su libro “El intenso color de la luna”

Por Ángela Barraza

28/10/2014

Publicado en

Artes / Literatura / Portada

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Gioconda Belli

Gioconda Belli es una poeta y narradora nicaragüense extraordinaria. Desde 1970 -año en que comenzó a escribir sus poemas- al igual que muchos intelectuales de su generación, se integró a las filas del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), cuyo objeto era el derrocamiento del régimen somocista.y, por esa razón, en esos años fue una organización clandestina y perseguida.

Fue correo clandestino, transportó armas, viajó por Europa y América Latina obteniendo recursos y divulgando la lucha sandinista. Llegó a ser miembro de la Comisión Político-Diplomática del FSLN.

Gioconda nace en la ciudad de Managua, en Nicaragua, 9 de diciembre de 1948. Es una poeta y novelista de amplio reconocimiento internacional y que ha llegado a Chile, a presentar su último libro El intenso calor de la luna, publicado en Seix Barral.

 

Qué significó publicar “Sobre la Grama” en 1972, al abordar el cuerpo y la sensualidad femenina, en una América Latina tan patriarcal y machista

Fue muy divertido porque la reacción fue tan desproporcionada a lo que yo había hecho, porque Sobre la Grama es un poemario de una chavala. Yo tenía entonces 20 años y estaba descubriendo mi propio cuerpo y mi propia incidencia sobre el mundo. Y aunque no esté dicho en Sobre la Grama, yo me estaba ya involucrado políticamente en la lucha contra la dictadura en Nicaragua. Entonces, ese momento para mí fue bien importante, porque fue un  momento de reconocerme mujer, de reconocerme ciudadana, de reconocer mi importancia dentro del mundo en el que yo vivía; mi importancia, no como fama es lo que yo te estoy diciendo, sino de cómo vos podés hacer una diferencia.

Entonces fue bien importante para mí ese libro.  Esa afirmación. Y claro, como causó semejante escándalo, porque yo hablaba, por ejemplo, en mi primer poema de que dios me hizo mujer, de pelo largo y voy recorriendo, más o menos, todo lo que es el ser mujer; y digo al final que me siento orgullosa y todas las mañanas me levanto y bendigo mi sexo. Entonces eso fue un escándalo tremendo. Y hablaba del amor, y hablaba del cuerpo,  pero con mucha delicadeza, pues tampoco era tan cruda. Yo pienso que hay una diferencia tremenda entre el erotismo y la pornografía, pero que una mujer lo dijera fue el escándalo. Yo había leído poesía erótica de muchísimos hombres -me recuerdo que alguien alguna vez me regaló un libro de poesía erótica- y jamás pensé que el hecho de que yo lo dijera iba a causar tanto revuelo. Y luego, claro, comencé a hacerlo con premeditación y alevosía (risas) porque ahí me di cuenta de que ahí había tocado un tema que era subversivo y que era subversivo porque  había mucha hipocresía y por la manera que había de ver a la mujer. como que la mujer no tenía derecho a reivindicar su placer, su cuerpo, sino que  tenía que ser espiritual y virginal, porque esos son los dos paradigmas que nos imponen a las mujeres. por una parte tenemos a Eva, que es la seductora, la mala, que causó la pérdida del paraíso terrenal y por otra parte tenemos a la vírgen María, ¡que es vírgen! y que representa la devoción, la santidad, etcétera. Y esos son los paradigmas imposibles que nos imponen.

 

Como fundadora del suplemento literario “Ventana”, del diario Barricada, qué me puedes decir de lo que significa sacar adelante una publicación así y cuál es, a tu juicio, la funcionalidad de este tipo de publicaciones.

Bueno, ese suplemento sirvió mucho, porque fue al principio; o sea, la revolución triunfó en el 79 y creo que Ventana salió en el 81 o algo así. Y teníamos una agenda en la que se trataba de poner la cultura y la crítica muy destacada en la agenda nacional de Nicaragua. Y fue una experiencia bien interesante, porque comenzamos a cubrir cosas que antes no se tocaban en Nicaragua, como los artistas del circo; el teatro; la danza. O sea, darle a la cultura una sección que fuera junto a lo sociológico y lo étnico, etcétera. Entonces fue algo bien bonito. Esa experiencia fue bien interesante porque participó la que hoy es primera dama de Nicaragua, como directora del suplemento, y teníamos un grupo en el que trabajamos escritores. Y ahí comenzaron los problemas con ella, porque es una persona muy creativa, muy inteligente, pero absolutamente autoritaria. Es lo que ella dice, y eso es ley. Es una persona bastante complicada.

 

De la publicación de poesía, pasaste a la novela en el 88 y ese libro recibió el premio de los bibliotecarios, editores y libreros de Alemania a la novela política. Cuéntame, cómo fue ese tránsito entre géneros.

Mira, la poesía para mí nunca ha dejado de ser importante. Yo empecé mi carrera como escritora haciendo poesía y comencé a escribir del 70 al ochenta y algo, más o menos. Hice varios libros, me gané premios, etc. entonces yo me considero poeta y narradora, y se que normalmente es raro encontrarse con gente que haga las dos cosas. Usualmente hay gente que empieza como poeta, pero después ya termina siendo narradora o vice versa. Yo, por mi parte, sigo escribiendo poesía. El año pasado publiqué mi último libro de poesía que se llama “En la avanzada juventud”, el que está de alguna manera relacionado con la novela “Del intenso calor de la luna”ya que también es sobre la madurez. Entonces, En la avanzada juventud, es porque yo digo que soy una mujer en avanzado estado de juventud (se rie).

Y bueno, fíjate tú que para mí no hay contradicción porque para mí la poesía es como un rayo. No lo puedo describir de otra manera. Me cae, me sucede, no la busco. Nunca me he sentado a escribir un poema, sino que, de repente, me viene el poema a la cabeza y lo tengo que escribir en ese momento, o sino se me va. Se esconde. Y entonces yo, lo que hago cuando estoy escribiendo una novela, es que de repente me viene la inspiración  para los poemas, los escribo, los guardo en la computadora y después de que termino las novelas, comienzo a revisar qué otras cosas escribí en el proceso.

Entonces no tengo ninguna contradicción entre las dos cosas. Y  la razón de por qué pasé de una cosa a la otra es porque, de un momento a otro, sentí que la poesía no era el medio adecuado para contar otras  cosas que yo quería contar ¿me entiendes? Yo tengo un montón de cosas que decir. Se me llena el corazón y las manos de cosas que tengo que decir  y a veces las puedo decir mejor en poesía y otras  veces me piden que sea en novela. Entonces, por decirlo de alguna manera, yo estoy al servicio y me siento como que soy un vehículo o un instrumento para decir todas esas cosas y tienen que ser en el medio indicado. Y hablando de formatos, Gioconda, ¿has probado la escritura on line u otro tipo de formatos? Todo pruebo (se ríe) y es porque me encanta la tecnología. Soy una enamorada de todos los bites y de estas cosas que están pasando; de toda esta revolución tecnológica que me parece una maravilla.

Tuve un blog en uno de los periódicos de Nicaragua por cinco años, ya que me decidí hacer un observatorio de la presidencia de Daniel Ortega. Eso ya no existe porque vendieron el diario a un banco y entonces lo dejé de hacer porque perdí la motivación. Ese diario era políticamente opositor, independiente y dejó de ser eso.

Pero escribo y ahora pueden leerme en  un diario que se llama El Confidencial.com.ni que ese es un periódico digital y ahí tengo un espacio que se llama “Blog ciudadano” y otras veces, hago otro blog que se llama  “Opino y luego existo” porque una de las cosas que yo hago son artículos de opinión, para participar de alguna manera  en la vida política de Nicaragua.

 

En el año 2001 públicas “El país bajo mi piel” que es un relato de memoria de tus años en el sandinismo ¿Cómo fue para ti, revisitar esa época y ponerla en ejercicio público?

Bueno, yo he sido una mujer pública (se ríe con una picardía hermosa) y además creo que eso ha sido parte de mi sello: el no tener miedo a revelarme.

Decía un escritor nicaragüense, que escribió un prólogo muy lindo  en uno de mis libros de poemas, que decía “La mujer que se rebela, se revela” porque hay una cosa importante en la revelación. Yo creo que lo que podemos hacer los escritores es revelar cosas que se mantienen ocultas y empezando por nosotros mismos. Yo creo que uno siempre parte por su propia experiencia al escribir; que parte de  su propia realidad. Entonces, si quieres ser honesto, de alguna manera vos sós tu conejito de indias y de quién podés sacar la mayor cantidad de sinceridad para poder hablar de las cosas. Entonces eso para mí ha sido bien importante.

El país bajo mi piel fue la memoria. Yo quería escribir una memoria de todo lo que significó participar en una guerrilla y en una guerrilla que fue un proceso de liberación nacional triunfante. Pero quería explicar; y no ponerme como heroína, no caer en esa tentación, sino por el contrario; poner todo lo que fue el cuestionamiento, el miedo, cómo la realidad te desafía a vencer toda la cantidad de obstáculos que uno tiene adentro pues, porque  son producto de todo lo que es la herencia y de toda una sociedad.

La memoria mía es la historia de esta mujer que se tiene  que replantear toda su existencia, frente a estos hechos históricos. Cómo negarme a participar de la historia y lo que significó para mí ya que yo ya era madre, con mis hijos, casada, o sea, yo había cumplido todo el programa maternal que me habían impuesto de casarme jovencita -yo me casé a los 18 años- tuve  mi primera hija a los 19, mi otra hija a los 23, el otro a los 28 y después adopté a una niña ya a los cuarenta y pico. Entonces tengo cuatro hijos y bueno, cuando comencé a meterme en la revolución  y todo eso, tuve que vencer, para empezar, el miedo, no sólo a que me pasara algo sino a que, si efectivamente me pasaba, qué iba a suceder con mis hijos. Todo eso está contado en ese libro.

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Gioconda, fuiste una revolucionaria y en esa dinámica tuviste que ver y saber de muchas cosas relacionadas con la muerte, seguro de compañeros y opositores, de amigos, etc. ¿Cómo es hoy tu relación con la muerte, después de vivirla tan de cerca? Yo estuve en una célula de la que participamos diez personas y sólo quedamos dos vivos. Yo vi morir a mucha gente, entre ellos está un hombre al que yo amé mucho y lo mataron y eso me marcó mucho, pero cuando uno está joven, la muerte no existe; y morirse es romántico. No te importa morir, porque yo creo que uno lo sublima totalmente. Entonces yo me  acuerdo de que no me daba miedo para nada el morirme. Ahora me da más miedo (se ríe). No sé. Yo creo que es porque mientras uno más vive, más ama la vida; o te apegas más o quizás le tomas más importancia al “estar” y a las relaciones que tenés. Pero yo siento que a todos nos pasa de que, en la medida de que vas envejeciendo, vas desarrollando más miedo a la muerte. Y yo pienso de que uno tiene que vivir como si la muerte no existiera. Porque tampoco le puedes dar ese poder a la muerte sobre tu vida. Si la muerte va a suceder, ¿para qué estar pensando en ella? Y como  yo no soy religiosa y pienso de que después de que te mueres no hay nada, porque además me afligiría que hubiera algo, me preocupa la  idea de que haya algo después de la muerte porque no sé qué haría con tanto tiempo… y tanto tiempo rezando, no me lo explico (se ríe), no me lo imagino. Por ejemplo, en esta novela, que es El intenso calor de la luna que se trata de este momento, de la madurez de esta mujer, que encuentra la vida en vez de encontrarse con la muerte o con el miedo a la muerte, la protagonista en cambio se da cuenta  de que tiene este espacio de vida en donde puede desarrollar todo aquello que ha estado guardado por tanto tiempo, por las obligaciones de la maternidad, de ser una buena esposa, etc. Y de pronto ella tiene un accidente automovilístico, en el que atropella a un muchacho joven y esto la pone en una situación de confrontarse ella misma con sus propios miedos además de enamorarse de otra manera. Entonces, es una historia de amor de una mujer mayor con un hombre joven. Que buen tema, porque es muy tabú eso de la mujer mayor que entabla una relación con un hombre joven. Un viejo se puede pescar a cuanta pendeja quiera, pero si es una mujer la mayor, es un escándalo. A qué crees tú que se debe ese fenómeno. Bueno, yo creo que es por la manera en que se toca el tema de la madurez femenina en relación con la del hombre ya que es tremendamente diferente y además de que a la mujer se le desvaloriza ya que se te da el tiempo de vida que te conceden para ser visible, para ser sexy, atractiva y eso va de los veinte hasta los cuarenta más o menos claro, y después uno pasa a ser, nada más que útil, como por ejemplo, después pasas a cuidar los nietos y esa es tu función y tu mérito: la utilidad. Y el seguir cumpliendo con el rol histórico eterno. Y sí, claro. Esta novela justamente aspira a eso, a romper con el rol histórico y es una mirada distinta a ese período de la menopausia, que es tabú. Totalmente. Hasta la palabra es horrible. Todo. Climaterio también es horrible (se ríe) Es que todos los latinos que inventaron las palabras para hablar de sexualidad y de los genitales, no tenían imaginación. “Vagina”, “pene”, son horribles (risas).

 

En tus obras hay dos ejes temáticos que están muy latentes; que afloran y aparecen de manera constante y estos son el erotismo y la política. ¿Tienen algo en común, aparte de tenerte a tí como punto discursivo articulatorio?

Yo creo que sí (se ríe) claro que tienen algo en común, porque la política, como yo la veo, es la búsqueda de una vida mejor. El político -a pesar de que se ha desvalorizado mucho el papel del político hoy en día, porque ellos mismos lo han desvalorizado- es el que se involucra  con la polis; con la colectividad, para conseguir algo mejor y eso es la vida. Eso es el erotismo. Eros es el símbolo de la vida contra tanatos que es el símbolo de la muerte. Entonces, realmente para mí la revolución fue muy erótica. ¿En qué sentido erótica? En el sentido de que fue una lucha por la sobrevivencia, una lucha por una vida mejor, una lucha por la autenticidad, por la belleza, por el idealismo, porque teníamos una dictadura desde hace cuarenta y cinco años y que no había otra manera de derrotarla. Fue una lucha en la que se junta todo un pueblo y era un pueblo hambriado, mucho menos poderoso, sin armas, o sea, esa alegría con la que se hizo esa revolución  fue una afirmación de la vida, de la voluntad y de la pasión. Y todo eso es muy erótico. Me imagino que tiene que haber sido realmente bello participar de una revolución que logró deshacerse de una dictadura. Tú sabes lo que pasamos acá en Chile con la dictadura de Pinochet, en donde no hubo revolución, sino que pasamos 17 años de horror y donde, una vez llegada la democracia, a través de un plebiscito porque ese sistema era ya insostenible, el tipo se sienta en nuestro senado de manera vitalicia y se cagaba de risa hasta que finalmente muere en la más brutal de las impunidades. ¿Cómo viviste ese momento de triunfo de la revolución sandinista, sabiendo que fuiste una luchadora que también propició ese triunfo? ¡Maravilloso! O sea, qué te puedo yo decir. Recuerdo que fue un momento de pertenencia. Eso fue lo más fuerte que sentí. Que el país volvía a ser mío. Me paré en un lugar y miré el paisaje de Managua y sentí esa sensación de haber recuperado a mi país. Como si lo hubiera abrazado. Y eso que eramos todos jovencitos, entonces eso, a los 28 años fue muy potente. Sentir que lograste un sueño. Además crees en la posibilidad de los sueños, que es importantísimo. O sea, para mí no hay sueños imposibles.

 

Luego de los procesos revolucionarios y de resistencia que vivió América Latina, y que tú misma pudiste vivenciar, ha habido una suerte de desilusión. Y muchos de los idealistas, se volvieron cínicos. ¿Cómo ves tú ese proceso?

Lo veo como impaciencia. Me parece que lo que pasa es que nosotros no nos damos cuenta en nuestras propias vidas, de lo  larga que es la historia y de lo corta que es la vida nuestra. Entonces, yo pienso que todo lo que hemos hecho ha sido importante y muy valioso. Pero todos nuestros sueños no los vamos a ver cumplidos en nuestro breve tiempo de vida. Yo creo que uno tiene que darse cuenta de que hay que empujar el carro de la historia, porque eso debe hacerse, porque alguien, al final, va a vivir eso por lo que soñamos. Lo peor es no hacer nada, porque creemos que no lo vamos a ver. Y yo creo que no lo vamos a ver nosotros, pero que lo va a ver otra gente.

El año pasado, me dieron una condecoración los franceses, de caballero de las artes y las letras. Y estudié para poder hacer mi discurso de agradecimiento. En ese proceso de estudiar, me di cuenta de que la revolución francesa, es una de las revoluciones que más ha marcado la historia del mundo. Fue en 1789, pero hasta mil ochocientos cincuenta y algo, Francia llegó a ser una república. O sea, primero fue esa gran revolución; después vino el terror de la guillotina. Después vino la reforma, Napoleón, dos reyes; o sea, realmente son procesos largos. El cambio no se da de un día para otro, ni de una generación para otra. Los procesos requieren de mucho más tiempo. Yo tengo una gran confianza de que Chile va a llegar a ser eso que soñaron. Lo que soñó Miguel Enriquez y toda esa gente que luchó por un Chile distinto.

 

Finalmente, Cuál es la militancia de Gioconda Belli, hoy

Soy militante de la vida (se ríe). Mi militancia es mi escritura. Más allá de lo literario, escribo muchos artículos de opinión y desde una posición crítica de lo que está pasando en Nicaragua y de las fallas de estos populismos que, si bien tienen cosas buenas, también tienen una tendencia muy autoritaria y muy absolutista a mí manera de ver. Y soy presidente de PENS, que es una organización de escritores a nivel mundial que trabaja, especialmente por el derecho a la libertad de expresión y en defensa a los escritores perseguidos, además de trabajar por la difusión del arte y la literatura. Soy vicepresidenta del festival de poesía de Nicaragua y en la medida de lo posible, yo creo que mi mayor militancia es mi literatura, porque yo me pongo a pensar en cómo me cambió la vida a mí el leer los libros que leí. Y lo vivo de cierta manera gracias a las redes sociales ya que uno puede relacionarse con los lectores de una manera como nunca antes uno podría haberse relacionado, veo las cartas que me escribe la gente y yo siento que con la literatura he logrado abrir perspectivas y hacerles ver a las mujeres, sobre todo, su propia fuerza y el amar realmente el hecho de ser mujeres y eso para mí ha sido una buena militancia.

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