«En la selva hay mucho por hacer»: Museo de la Solidaridad Salvador Allende celebra 50 años de existencia con nueva exposición

Muestra busca reflexionar sobre los principios fundacionales del Museo: Solidaridad, arte y política, preguntándose por su contingencia y continuidad.

Por Absalón Opazo

04/05/2022

Publicado en

Artes / Artes Visuales / Chile / Cultura

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Fue el 17 de mayo de 1972 cuando se realizó la primera exposición del Museo de la Solidaridad, con una incipiente colección de obras donadas al pueblo de Chile por artistas del mundo, en medio del proceso político de la Unidad Popular de Salvador Allende. Trabajos de artistas de diversos países fueron exhibidos entonces en el Museo de Arte Contemporáneo de Quinta Normal, con gran atención de los medios de comunicación y el público.

Cincuenta años después, se presenta En la selva hay mucho por hacer, una muestra que busca reflexionar sobre los principios fundacionales del Museo: Solidaridad, arte y política, preguntándose por su contingencia y continuidad.

Co-financiada por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2022 y un conjunto de instituciones colaboradoras nacionales e internacionales, la muestra explora y tensiona la idea de un museo experimental y permeable, “sin adentro ni afuera” como se planteó en su fundación. “Un antimuseo, que entiende que todo arte es político” como indica hoy la curadora de la muestra, María Berríos.

El proyecto curatorial realizado en conjunto con el equipo del Museo “reflexiona en torno a la gestación del Museo de la Solidaridad como un espacio que cuestiona cómo se construye valor en el arte y que nació como un acto revolucionario de solidaridad internacional”, señala Berríos.

“La colección nace como un acto de solidaridad artística por la creación de una institución cultural experimental para el pueblo de Chile y los pueblos del entonces denominado Tercer Mundo. Se fue gestando como un museo abierto y libre, un acto político de la comunidad internacional artística para el pueblo, en una afrenta y crítica directa al monopolio de la cultura de parte de las elites privilegiadas del mundo y sus instituciones culturales”, plantea la curadora de la muestra que se abrió al público el sábado 9 de abril de 2022.

María Berríos (Santiago, 1978) es madre, socióloga, editora y curadora independiente. Su trabajo se enfoca en arte y cultura contemporánea en América Latina, y más allá, con especial interés en experimentos culturales colectivos, y movimientos del Tercer Mundo entre los 60 y 70. Es cofundadora del colectivo vaticanochico y entre sus curadurías destacadas están la 11 Berlin Biennale (2020), Alberto Cruz: El cuerpo del arquitecto no es el de un solo hombre en el MAVI (2017) y Desvíos de la deriva en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (2010). Actualmente vive entre Berlín y Copenhague, desde donde ha trabajado durante dos años con el equipo del MSSA.

Un nombre con historia

El nombre de la exposición proviene del libro En la selva hay mucho por hacer, publicado en 1971 por Comunidad del Sur en Montevideo. Se trata de una fábula sobre la prisión política basada en un conjunto de cartas-dibujos enviadas por el uruguayo Mauricio Gatti (1941-1991) a su hija de tres años para explicarle los motivos de su reclusión en un recinto militar. El cuento parte relatando cómo es la selva, abundante en sus recursos, que se caracteriza por el apoyo mutuo entre animales, donde la comunidad trabaja para asegurar que todos puedan vivir bien. Una pequeña hoguera alrededor del cual se reúnen los animales a discutir -“el fueguito”, como dice el cuento-, los delata ante un cazador que logra aprehender a los animales y que los encierra en el zoológico de la ciudad, lejos de la selva. Los animales recluidos traman su liberación, con la ayuda de una niña de la ciudad y los animales libres de la selva.

“El libro de Mauricio Gatti parte con el reconocimiento de la riqueza y solidaridad interespecie de la selva. Pero no todo está bien, hay quienes quieren extraer, explotar, encerrar, para el beneficio de unos pocos. Múltiples mundos se han perdido en ese impulso por poseer, por encarcelar, por tener siempre más, por convertirse en dueños de otros. Los grandes museos del mundo se construyeron sobre esas muertes, exhibiendo los pedazos de esas vidas rotas como trofeos de su distinción, de su cultura”, escribe María Berríos en el texto curatorial de la muestra.

Según la directora del MSSA, Claudia Zaldívar, el libro de Gatti ofrece una puente comunicante con la noción de antimuseo: “Tal como ocurre en la selva, el Museo existe gracias a los gestos de solidaridad y lucha, donde la relación entre iguales con organización es esencial. El Museo ha existido y resistido en base a redes afectivas donde, tal como ocurre en toda comunidad y especialmente en la fábula de la selva, hay tanto por hacer”, comenta.

Diálogo entre obras y generaciones

La muestra ahonda en las piezas que han sido menos exhibidas a lo largo de la historia del Museo, la pluralidad de relatos, sus historias particulares y cómo se conectan entre sí, así como también los silencios y exclusiones de la Colección. Sus piezas dialogan con obras contemporáneas, piezas gráficas populares, archivos y libros álbum que han sido especialmente escogidos y gestionados.

Marta Adams, Ernesto Cardenal, Beatriz Aurora Castedo, Santos Chávez, Virginia Errázuriz, José Gamarra, Teresa Gazitúa, Mujeres guna de la Comarca de Guna Yala, Claude Lazar, Teresa Montiel, María Teresa Toral, Taller 4 Rojo, José Venturelli y Eduardo Vilches, son algunos de los artistas de la Colección cuyas obras serán expuestas en la muestra. Estas se suman a un conjunto de serigrafías de la carpeta “El pueblo tiene arte con Allende”, en préstamo por la Fundación Neruda, y obras de artistas mapuches, chilenos y extranjeros: Paula Baeza Pailamilla, Francisco Huichaqueo, Bélgica Castro, Óscar Morales, Noor Abuarafeh, Naomi Rincón Gallardo y Bartolina Xixa (Maximiliano Mamani), entre otros.

“Para mí la curaduría es contar historias. Una exposición es la experiencia de lo que las obras se hacen unas a otras, cómo se tocan entre sí. No es solo el relato individual de cada pieza, sino que cómo se conectan, afectan y sostienen en sus relatos”, dice María Berríos. En cada una de las salas se despliega una historia enfocada en una dimensión en particular, pensada y tratada para ser exhibida a un público transgeneracional, que va desde niñes y adolescentes a personas jóvenes y mayores.

En la sala de entrada del primer piso se explorará el concepto de ‘la selva’, que da la bienvenida a la exposición; en la sala siguiente se desplegarán ‘los animales y los sueños’, mientras que en el zócalo se encuentra ‘el fueguito’; en tanto, en el segundo piso se encontrarán las obras asociadas a ‘los cazadores’, ‘prisión política’ y ‘el destierro’, entre otros.

El montaje está pensado como una plaza pública o una biblioteca popular abierta. Un lugar de encuentro y de respiro con la presencia de plantas al interior del museo, un mobiliario modular en las salas, que permitirá sentarse y experimentar las obras al mismo tiempo que revisar los libros que son para todas las edades. El público podrá habitar la muestra gracias a un diverso conjunto de sillas, préstamo de amigos y amigas del Museo a través de una convocatoria abierta, que les permitirá disfrutar de las obras con mayor detención y generar una experiencia de convivencia con el Museo.

“La idea fue crear un espacio donde niñes y adultos pudiesen estar presentes en el espacio expositivo con la misma curiosidad e interés. Pensar la exposición como una plaza pública, donde conviven las personas mayores junto con los más pequeños, no un lugar para contemplar sino un espacio para estar, descansar, leer, compartir. El museo se torna así en una especie de biblioteca popular expandida de intercambio de experiencias y conocimientos, presentes en la generosidad de cada pieza y cada espectador”, comenta Berríos sobre la museografía, que fue realizada por el Estudio Pedro Silva.

La muestra cuenta con un breve folleto que se entregará a cada visitante con imágenes de obras y contenidos sobre la muestra, entre ellos un relato transgeneracional sobre la historia del Museo en clave metafórica, asemejándolo a un sol, realizado por la escritora María José Ferrada.

Exclusiones y relatos

En la selva hay mucho por hacer se plantea como un recorrido por las piezas menos exhibidas del MSSA, obras -que según Berríos- por diversos motivos no se quisieron o se pudieron mostrar y cuyos relatos quedaron silenciados en el tiempo.

Entre las obras seleccionadas por la curadora junto al equipo MSSA destaca el grabado Educación revolucionaria (1976) de la artista colombiana Clemencia Lucena (1945-1983). En la litografía se ve un grupo de niñas y niños reunidos alrededor de un campesino que les está leyendo un libro del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario (MOIR). “Esta obra refleja el apoyo activo de Lucena al MOIR en el cual militaba y que en esos años incorporó prácticas educativas dentro de sus estrategias de acción política, siendo muy cercano a sectores estudiantiles, campesinos y obreros”, cuenta el equipo MSSA.

Junto con destacar la búsqueda de un mayor equilibrio de género en la selección de obras de la colección y en préstamo realizada por Berríos, se destaca también la inclusión de las esculturas del cubano Ramón Haití (1932- 2008) y del ecuatoguineano Leandro Mbomio (1938-2012).

“María reúne en una sala las maravillosas obras en madera y bronce de estos artistas de gran trayectoria pero poco conocidos en Chile, junto al registro audiovisual de la coreógrafa y compositora peruana Victoria Santa Cruz, recitando su poema ‘Me gritaron negra’ y, con ello potencia y visibiliza la baja representación de producción artística africana y afrodescendiente en la colección del MSSA, haciendo un llamado a revisar críticamente el carácter internacional de esta Colección, constituida principalmente por obras de artistas europeos y americanos”, comenta Caroll Yasky, curadora y coordinadora de la Colección.

Entre las obras de los artistas invitados presentes en la exposición se encuentran tres piezas audiovisuales: Francisco Huichaqueo (Valdivia, 1977), que estará presente con Ilwen, niño kulkul (2015), que muestra a un niño mapuche caminando por una pradera en territorios contestados con su kulkul, instrumento de viento ceremonial, utilizado por los niños mapuche para advertir a la comunidad la llegada de las fuerzas especiales; de Noor Abuarafeh (Palestina, 1986) se presenta Am I the ageless object at the museum? (2018), que reflexiona sobre la asimetría entre el coleccionado y el colector, explorando las semejanzas en el legado colonial de los zoológicos y los museos. Está también presente el video clip Ramita seca, la colonialidad permanente, que en una coreografía-denuncia Bartolina Xixa, cholita drag creada por el artista andino Maximiliano Mamani (Argentina, 1995) baila contra el extractivismo.

Bartolina Xixa: Ramita Seca, La colonialidad permanente

Un conjunto de dibujos del poeta y artista chileno Óscar Morales (Copiapó, 1951) también serán parte de la muestra. Sus coloridas obras han sido expuestas en Francia, Portugal y Austria, y recientemente en la 11 Bienal de Berlín. El audio del poema Soledad -que está presente en la exposición- fue presentada por Morales en su programa “El poeta del pueblo” en Radio Estación Locura, iniciativa fundada en 2012 por el psicólogo Ernesto Bouey junto a usuarios del Instituto Psiquiátrico José Horwitz Barak.

Por su parte, Paula Baeza Pailamilla (Chile, 1998) exhibirá Kurü Mapu (Tierra negra), obra colaborativa que consistió en convocar a un grupo de mujeres y disidencias mapuche a conversar y tejer juntas para activar la  memoria de Macarena Valdés, activista ambiental mapuche asesinada en 2016. La artista ha trabajado la performance, lo audiovisual y el textil desde su propia identidad mapuche, interpelándose a sí misma y a su contexto desde lo histórico, lo político y lo social.

Hija del historiador Leopoldo Castedo quien llegó a Chile en el barco Winnipeg junto a otros exiliados de la guerra civil Española, la artista Beatriz Aurora Castedo (Santiago, 1956) también será parte de En la selva hay mucho por hacer.  Durante la dictadura Beatriz Aurora fue secuestrada por el servicio de inteligencia de la Fuerza Aérea de Chile, para luego ser expulsada del país. Durante su exilio vivió en España y en Cuba, radicándose finalmente en México. Desde dónde, hace más de dos décadas, a través de su arte trabaja activamente en la diseminación del mundo nuevo que construyen día a día los indígenas mayas zapatistas.

En tanto, la artista chilena Bélgica Castro Fuentes (Chile, 1957), exhibirá una arpillera de gran formato, realizada especialmente para esta muestra. Durante la dictadura fue parte de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, y junto a muchas mujeres se dedicó en ese entonces a crear arpilleras, como parte de la  búsqueda incesante de su marido desaparecido Raúl San Martín Barrera. La obra, Por el derecho de vivir en mi patria (2022), que ha sido donada por la artista a la colección del MSSA, ilustra el testimonio autobiográfico de su detención en el sur de Chile durante la dictadura. El proceso de realización de la arpillera, fue también un proceso de develar esa historia por primera vez a sus nietos en Suecia, país al que partió al exilio con sus dos hijas y donde reside en la actualidad.  

“Al incluir obras de artistas contemporáneos, la exposición busca expandir las resonancias de relatos de resistencia de los sesentas y setentas, que hoy volvemos a encontrar relevantes en un contexto muy complejo tanto a nivel nacional, en Wallmapu o en el norte, como internacional, con incesantes luchas por la liberación de pueblos o la defensa de los derechos civiles con énfasis en las mujeres como los contextos de México, Palestina o Ucrania”, comenta Daniela Berger, curadora y coordinadora del área de exposiciones del MSSA.

En la muestra se exploran estas nociones a partir de la creación de espacios intergeneracionales e inclusivos de encuentro, acompañado de un nutrido programa público en diálogo con otros espacios del país, que permitirá acercar la Colección del Museo y las temáticas de esta exposición a diversos públicos.

Museo abierto y expansivo

En la búsqueda por propiciar el camino hacia el acceso universal al museo, parte del Programa de Mediación implementa medidas y generación de contenidos de accesibilidad comunicacional para personas sordas, con videos del texto curatorial, interpretación simultánea y recursos disponibles en salas para recorridos autónomos. Los textos curatoriales principales estarán en español, inglés, mapuzungun y creole.

A partir de abril 2022 y durante todo el año, el MSSA abrirá la convocatoria a actividades de mediación presenciales con Recorridos conversados y Taller de experimentación, con previa reserva de agenda para grupos sociales, educativos y afines en forma gratuita. Las actividades se sitúan como oportunidad para abrir múltiples conexiones entre los relatos y las obras de la exposición y provocar una reflexión que involucre el sentir y el pensar el arte como una herramienta de emancipación.

Habrá espacio para el diálogo a través de conversatorios sobre arte y educación. Uno de ellos será “El libro-álbum como espacio estético-pedagógico transgeneracional”, dirigido a educadores formales y no formales, artistas y agentes culturales, con el Centro de Justicia Educacional de la Universidad Católica, con las investigadoras Macarena García e Ignacia Saona.

Para el público general el encuentro “Sobre los desafíos del multilingüismo y la educación”, facilitado por la artista Paula Baeza Pailamilla y su colectivo Ecofeminista. Mientras que para los agentes culturales y artistas educadores se realizará un laboratorio sobre museología y acceso universal, titulado “Buen trato. Importancia de la Accesibilidad en la Cultura”, co-diseñado por la Asociación CREA y el equipo profesional de Mediación MSSA.

En tanto, enmarcado en el compromiso con los territorios,  se realizará una “liberación” de una selección de obras que forman parte de la exposición.  Esto forma parte del Programa de Circulación 50 años MSSA, consistente en tres encuentros-talleres comunitarios desarrollados junto al colectivo Serigrafía Instantánea, quienes mediante la reproducción de una selección de obras de la colección del MSSA, invitarán a vivir una experiencia de intercambio en que las obras volverán a las calles.

Los equipos del Taller Serigrafía Instantánea y del MSSA, se trasladarán con equipamiento y materiales, para la impresión serigráfica en distintos formatos de las imágenes, invitando a los participantes a imprimir en papel y en otros soportes (poleras o textiles) sus propias reproducciones. La ruta de itinerancia contempla: la Biblioteca Pedro Mariqueo en Población La Victoria (Pedro Aguirre Cerda, RM); la Biblioteca Libro Alegre, espacio independiente de distribución de libros transgeneracionales en Cerro Cordillera, Valparaíso (V Región) y el Barrio República (RM), donde se ubica el MSSA.

Las organizaciones vinculadas al Museo también serán parte de las actividades de Vinculación con el Territorio. Las Textileras MSSA facilitarán un taller con el objetivo generar instancias de creación colectiva transgeneracional, a través de la difusión y el aprendizaje colectivo de prácticas textiles como una herramienta de expresión y reparación del tejido social. En tanto, el artista Marcelo Aragonese realizará un taller de fotografía dirigidos a vecinos y vecinas del Barrio República, a participantes de la Brigada Fotográfica MSSA y a la comunidad de la población La Victoria (comuna Pedro Aguirre Cerda), quienes participan regularmente en los talleres artísticos de la Biblioteca Popular Pedro Mariqueo.

Otra de las actividades son las onces barriales con vecinos y amigos del Museo. La primera de ellas contará con un recorrido conversado por la exposición junto a la curadora María Berríos para dialogar sobre la curaduría y las obras. Esta versión se realizará con interpretación en Lengua de Señas Chilenas.

De podcasts a relatos audiovisuales

La exposición En la selva hay mucho por hacer no se quedará solamente dentro de las salas del Museo, sino que también se realizarán contenidos que buscan abordar la muestra en otras plataformas. Es el caso de una serie de conversaciones y entrevistas que serán publicadas en formato podcast y difundidas a través del Spotify del MSSA.

El primer capítulo tendrá a Gabriel Peluffo (Uruguay, 1946) y Walter Achugar (Uruguay, 1938), ambos integrantes del Grupo de Cine Experimental de la Cineteca del Tercer Mundo (1969-1974). Luego será el turno de la curadora María Berríos, quien conversará con Laura Prieto, directora de Editorial Nordan, en torno a la “Comunidad del Sur” quienes publicaron el libro En la selva hay mucho por hacer en 1971. En el tercero estará Ernesto Bouey junto a Grace Weinrib en diálogo al proyecto “Radio Estación Locura”. En otro episodio la artista chilena-mexicana Beatriz Aurora Castedo será entrevistada por la curadora Daniela Berger, coordinadora del área de exposiciones del MSSA. Y en un último capítulo María Berríos, que conversará con el curador y artista Pedro Romero, sobre “Arte popular y misiones pedagógicas”.

Otro de los contenidos serán seis cápsulas audiovisuales creadas por educadores, vecinos y artistas visuales, quienes realizarán lecturas de cuentos y relatos que activen la reflexión político social mediante la literatura transgeneracional presente en la exposición En la Selva hay mucho por hacer.

Instituciones colaboradoras

La exposición está co-financiada por el Fondo Nacional de Desarrollo Cultural y las Artes, Convocatoria 2022 del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio. La muestra cuenta con la colaboración de la Biblioteca Pedro Mariqueo, el Centro Chileno Nórdico de Literatura Infantil, Colectivo Serigrafía Instantánea y Textileras MSSA. Han contribuido a la muestra Alboroto Ediciones, Archivo General de la Universidad (AGU) y Cinemateca Uruguaya, Archivo Guillermo Ñúñez, Escuela de Diseño de la Universidad Diego Portales, Fundación Pablo Neruda, Fundación Salvador Allende, Generalitat Valencia e Instituto Valencia, Odin Teatret Archives y Odin Teatret Film, y Orjikh Editores.

Foto Portada: Obra de Beatriz Aurora Castedo.

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