Los pequeños lujos: Bésame y la II Feria de Artes Aplicadas

Después de una exitosa primera versión en abril, la II Feria de Artes Aplicadas volvió a realizarse en la casona de Villavicencio 323, Barrio Lastarria

Por Director

28/07/2009

Publicado en

Artes / Artes Visuales

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Después de una exitosa primera versión en abril, la II Feria de Artes Aplicadas volvió a realizarse en la casona de Villavicencio 323, Barrio Lastarria. De acuerdo con sus productoras Karim Medina y Marcela Molina, del taller de modas Bésame, el plus de este evento radica en el cuidado y el cariño con que se atiende a los clientes y se fabrican los objetos.

El taller de Bésame, la firma de Karim Medina y Marcela Molina, está ubicado en el tercer piso de Villavicencio 323, un lugar donde la música, la pintura, el cine y el teatro conviven con las artes orientadas a embellecer nuestros objetos de uso cotidiano. El fin de semana pasado, los aros, collares, cinturones, carteras, pañuelos y otros accesorios textiles de esta microempresa de modas se tomaron la casona del Barrio Lastarria para darle vida a la II Feria de Artes Aplicadas, junto a las creaciones de cerca de veinte diseñadores de vestuario y accesorios, así como de una diseñadora de muebles en madera, una ceramista en gres, un pintor y una aromaterapista. Floridos, coloridos y en definitiva muy sensuales, los complementos del vestir femenino diseñados y confeccionados por Karim y Marcela, productoras de esta feria desde su exitosa primera versión en abril pasado, ejemplifican lo que pretende ser el sello distintivo del evento: un “plus” de singularidad, calidad y cordialidad frente a la apurada y competitiva producción de varios eventos similares.

La Feria de Artes Aplicadas surge de la amistad entre un grupo de gente que se fue encontrando en distintas ocasiones, especialmente a partir del año 2005, cuando algunos diseñadores emergentes locales comenzaron a organizarse para vender y promover sus productos en forma colectiva. Hasta ese momento, las alternativas existentes para acceder a una mayor diversidad en los diseños eran las ferias artesanales, las multitiendas y los centros comerciales de Providencia, Patronato o los diferentes malls de la ciudad. Pero con la Feria de Nuevas Tendencias y las ventas en la Casa Naranja del Parque Forestal, se generaron nuevas oportunidades de transacción entre un público ávido de estilo a buen precio y una masa en aumento de creativos en el rubro del diseño. En este movimiento fueron desarrollándose otras instancias, en algunas de las cuales se conocieron los participantes en la Feria de Artes Aplicada: primero en la feria Decomoda de La Gárgola, otra gigantesca casona de talleres, eventos y decoración de la calle Maipú, luego en la feria Kontornos del Taller Villaseca, ubicada en la calle homónima de Ñuñoa, y más adelante en Fashion Drinks, que desde el año pasado se lleva a cabo en el Centro Cultural Alameda.

A veces este tipo de eventos no son más que un paso en la consolidación de una trayectoria individual, pero otras veces ellos funcionan como apreciadas instancias de sociabilidad entre los exponentes del gremio, así como con su clientela. Este último es el caso de la Feria de Artes Aplicadas, motivo por el cual, en segunda versión, cada expositor dispuso del espacio suficiente para desplegar sus productos y tratar con los clientes. Para esto se ocupo el restaurant en planta baja, dos salones en el segundo piso y algunos talleres, haciéndose funcionar asimismo un restobar para poder descansar y reponerse. La misma relación con la prenda, el accesorio o el utensilio se ve beneficiada por este entramado de solidaridades, privilegiándose en esta feria el sello de autor, la creatividad y el talento antes que la mera comercialización. Para Karim y Marcela, es fundamental que “se note la mano” en sus creaciones y esto se advierte, por ejemplo, en la minucia con que confeccionan cada flor a partir de diez a quince pétalos de tela cortados y sellados con fuego uno por uno, mientras quienes les han copiado este atractivo diseño –aseguran ellas– apenas ocuparían la mitad, con burdos resultados. En Bésame, este sello de excelencia artesanal se mantiene hasta en el logo cosido a mano de las etiquetas.

El diseño independiente chileno sin duda ha ido ganando en calidad y en exclusividad porque así también lo exige la clientela, principalmente un sector de nuevos profesionales urbanos que buscan compartir una tendencia en la moda y a la vez diferenciarse en el estilo. Muy conscientes de operar en la frontera de la utilidad práctica y el valor simbólico, Karim y Marcela, ambas diseñadoras autodidactas, lo hacen con desenvoltura y prudencia. Ellas se asociaron el año 2006 y, antes de hacerse un renombre, instalaron los talleres de Bésame en sus propios domicilios, vendiendo sus creaciones en casas de amigas y en oficinas, así como en tiendas, a consignación. Hoy cuentan con taller propio, compartido con la firma de ropa Buenatela, de Carol López, y han desechado el sistema de consignación porque acostumbran recibir grandes pedidos, siendo incluso tentadas por multitiendas para vender en ellas sus accesorios. Esto las ha conducido a pensar en industrializarse para incrementar su volumen de producción, pero al momento de postular a fondos de capital semilla para incorporar mayor tecnología, las ha desanimado el papeleo administrativo. Sin embargo, la idea en realidad no les quita el sueño. Si ellas se declaran independientes no es sólo porque han levantado su sociedad a pulso, sino también porque no están dispuestas a renunciar al “plus” que se perdería con una fabricación en serie: el carácter único que el corte y la costura a mano, así como las variables combinaciones de telas y colores, le dan a cada aro, cada pañuelo y cada cartera de Bésame, dentro de un estilo reconocible y propio.

Entre quienes participaron de la II Feria de Artes Aplicadas, la misma preocupación por los detalles pudo advertirse en la ya reconocida propuesta simétrica, de colores planos y telas mixtas desarrollada por Cristián Rojas para Rojo, en la reutilización modernizante de tradicionales aguayos peruanos por Camilo Saavedra para Experimento Privado, en las originales prendas pintadas a mano por Paula Domínguez para Mente Paulatina y por Neftalí Garrido para Neftalí o en la mezcla “más chic que kitsch” y muy urbana de estampados realizada por Magdalena Frías y Rodrigo Contreras para Mia. En el plano de los accesorios, fue también el caso del minimalismo coqueto de los accesorios fabricados en acrílico, metal y tela por Alejandra Montecinos e Ingrid Castro para Bonita, así como de la selección de lentes vintage hecha para Ex Living por Marcos Zamora. Y, más allá del rubro del indumentaria, lo mismo puede decirse de los sobrios y finos muebles y objetos fabricados en madera por Romina Vega para Inciprés, en cuyo stand se exhibieron desde mesas y sillas hasta tablas de cortar y tatamis, así como de los platos, pocillos, floreros, vasijas y pimenteros en cerámica gres que Pamela Fernández elaboró en rústicos colores y diseños actuales para Taller P!

El estilo “más chic que kitsch” de Mia, producción para colección invierno 2009

La preocupación estética de estos diseñadores encarece sus creaciones respecto de las producciones industriales chilenas e importadas. Sin embargo, los precios en la II Feria de Artes Aplicadas fueron razonables y muy accesibles. Por ejemplo, en Bésame ellos variaron desde los $3.500 para un pinche adornado de una flor hasta los $18.000 para una preciosa cartera de franjas de colores, pasando por los $10.000 de un hermoso collar de tela y plata. Si bien no se implementó en esta ocasión un sistema de pago con tarjetas, se dieron facilidades para pagar con cheques y muy cerca de Villavicencio, en Plaza Italia y Bellas Artes, hay muchos cajeros automáticos disponibles. El slogan de una conocida tintura de cabello dice “es un pequeño lujo, pero creo que lo valgo” y a lo menos asoma en este enunciado la verdad de un ejercicio de autoestima personal. La identidad se constituye en el espíritu y en el cuerpo, pero también mediante objetos como la ropa, los accesorios, los muebles, los utensilios y otros artefactos de uso cotidiano. Si no es posible escapar a lo que la argentina Paula Sibilia llama el “show del yo”, denunciando su vinculación con el actual marketing del sujeto, quizás sea necesario insistir en los pequeños lujos confeccionados, por ejemplo, por los diseñadores independientes que el fin de semana pasado participaron en la II Feria de Artes Aplicadas. Lo que viene después es cuestión de estilo personal.

II Feria de Artes Aplicadas. Villavicencio 323, Barrio Lastarria, Santiago, viernes 24 y sábado 25 de julio. Mayores informaciones en http://besameropayaccesorios.blogspot.com o contactando a Karim Medina y Marcela Molina en el correo.e: [email protected] o en el fono 6333292.

Participantes: Bésame, accesorios textiles / Bonita, accesorios / Bárbara Castro, vestuario mujer / Experimento Privado, vestuario hombre y mujer / Carolina Galaz, vestuario mujer / Trébol Visuales, accesorios y vestuario hombre / Rojo, vestuario mujer / Gonzalo Peralta, pintura / Buenatela, vestuario / Marabunta, vestuario / Lorealva, vestuario / Santana y Santana, accesorios / Neftalí, vestuario (serigrafía y pintado a mano) / Mente Paulatina, carteras y vestuario pintados a mano / Mia, vestuario mujer / Naomi Complements, accesorios / Inciprés, muebles y decoración en ciprés / Aromasanta, aromaterapia y tarot / Zeamays, vestuario mujer / Pamela Fernández, cerámica / Máximo Wally, vestuario mujer / Aires Chic, vestuario.

Foto portada: En la imagen aparece un rincón del Taller 3 R de Villavicencio 323, donde se exhiben los accesorios textiles de Bésame y un par de vestidos de Buenatela.

por Carolina Benavente Morales

El Ciudadano

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