Manifiesto del Rock Lárico: “Hoy se privilegia lo estético sobre lo artístico»

Basados e inspirados en el documento “Los Poetas de los Lares”, de Jorge Teillier

Por Leonel Retamal

31/12/2011

Publicado en

Artes / Literatura

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Basados e inspirados en el documento “Los Poetas de los Lares”, de Jorge Teillier.

Intentamos este documento como una primera reflexión respecto de los rockeros de los lares, reflexión subjetiva y arbitraria, pero que sirve para empezar, puesto que el rockero crea desde la urgencia, desde la vida y no desde la teorización académica. Eso es su fuerza y su talento. Por ello este escrito no puede ser más que un pálido reflejo del movimiento real, forjado en la región de la araucanía producto de la migración forzada campo-ciudad por motivos de estudio y/o nuevas y mejores oportunidades, lo que trae como consecuencia el enriquecimiento intercultural entre los jóvenes de distintas localidades aledañas.

El agua se torna turbia

Hablamos de músicos que tienen una visión personal del mundo, no contaminados por la urgencias de las modas ni los estilos, con una postura más honesta pues no pretenden transformar su arte en objeto de comercio. No es un estilo musical lo que los identifica, sino una actitud frente al mundo.

Músicos que vuelven a crear desde la incomodidad, hablando de y viviendo el mundo que los rodea, con elementos propios de su cultura provinciana (lárica) y de la tradición más profunda del rock como fenómeno social. No se canta por cantar ni por tener buena voz. Tampoco se pretende caricaturizar ni monopolizar la tradición folklórica, sino más bien ésta entra en la creación de manera natural, mucho más natural que en un rescate o un redescubrimiento; surge porque es la forma habitual de comunicación. No tememos citar a René Inostroza, ni bailar rancheras a la vez que tomamos la guitarra eléctrica para rockear. Esta postura surge clara en músicos de pequeños pueblos que se reúnen en la capital regional con distinta mirada y con escaso acceso a música en vivo o a grandes espectáculos que obnubilen el talento. No vienen estrellas a brindarnos grandes recitales, entonces los hacemos nosotros mismos.

Rock de hoy

Tal como ocurría en los 80′s hoy se privilegia lo estético sobre lo artístico; importa más el estilo que el fondo. Lo que nos incomoda es la “receta” para hacer música rock que copia lo foráneo que está de moda tratando de disfrazar la falta de experiencia real con el mundo (falta de “inspiración” o interpretación de lo real), pretendiendo construir conceptos complejos que parecen evolucionados, pero que nos parecen vacíos de significación (indie, vintage, old school, post-punk-con-un-toque-noise-y- reminicencias-tecno-dark, etc.).

Cuestionamos también el paradigma de la industria musical, en la cual el mensaje es lo menos importante, buscando exprimir hasta el último peso de la banda que resulta rentable mientras resulte rentable y que niega los espacios a aquellos que no son de su propiedad o que no están bajo su alero. Por lo mismo se privilegia la autogestión por sobre el tradicional y ya obsoleto contrato con algún sello multinacional.

La Nostalgia, el mal poético por excelencia

El cuestionamiento a los estilos y al “mainstream” difícilmente puede surgir de la misma ciudad (La Gran Capital), pues quienes la habitan suelen estar inmersos en ese juego sin poder verlo. Es necesaria la mirada del que viene de afuera, de abajo diríamos, no contaminado. El que enfrentado al frenesí de supuesta modernidad evoca la tierra, el barrio, la escuelita como fuentes de sabiduría y que le permiten mantener los sentidos despiertos, evitando dormir bajo el peso de la rutina. “Un rechazo a veces inconciente a las ciudades, estas megápolis que desalojan el mundo natural y van aislando al hombre del seno de su verdadero mundo” (J. Teillier), urbes donde el ser humano está pulverizado y perdido.

Los rockeros bajaron del olimpo

Otra de las características del rockero lárico es que su yo poético se sitúa en lo cotidiano, no en el divismo. Más cercano a la feria que a las luces. No es un rockstar, es un creador inmerso en su realidad. “Son simples observadores, cronistas, transeúntes, simples hermanos de los seres y las cosas” (J. Teillier). Las palabras y las formas musicales se acercan a lo cotidiano, sin pretender ser rebuscado en las letras ni intentando complejizar las canciones sólo para deslumbrar con técnica. Ideas complejas se pueden expresar en formas musicales complejas pero jamás pretendiendo alejarse del que oye.

Nos trajimos el Sur

Esta reflexión y su necesidad de hacerla explícita nace de la incomodidad y de la perplejidad ante la violencia y hostilidad de la gran metrópolis a la que, como dijimos, la obligada migración nos trae.

“La ciudad nos resultó tan hostil que nos trajimos el sur” (sureño anónimo).

Este es un humilde y respetuoso aporte de los collipullenses Edgardo Cisternas Jara y Daniel Rojas Acuña.

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