Museo Virtual de la Migración busca contar la otra historia de Alemania

Libros, teteras y pasaportes hablan por sí solos del pasado

Por Félix Eduardo Gutiérrez

21/05/2019

Publicado en

Artes / Turismo / Viajes

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En el sitio web se muestran letreros originales de la agencia intermediaria donde en esa época se buscaban inmigrantes para trabajar


Un proyecto dedicado a rescatar objetos y experiencias de las últimas décadas en Alemania, intenta relatar la historia de ese país desde la perspectiva de los inmigrantes.

Se trata del «Museo Virtual de la Migración”, gestado en Colonia, lanzado hace un año y liderado por Sandra Vacca, que recorre el país para presentar el proyecto en 18 ciudades.

Vacca es hija de italianos, nacida en Francia y residente en Alemania.»De algún modo, soy hija de Europa. La migración es parte constitutiva de la historia de Europa, su presente y su futuro; debemos hablar más al respecto”, expresó en entrevista publicada por el portal Deutsche Welle.

“Gracias a los objetos en exposición -agrega- muchos hijos de inmigrantes, de la segunda o tercera generación, ven y escuchan por primera vez la historia de sus abuelos, porque a menudo en las familias no se hablaba mucho del pasado y de la propia experiencia migratoria”.


«Museo Virtual de la Migración”, gestado en Colonia, lanzado hace un año y liderado por Sandra Vacca. Foto: Deutsche Welle.

Considera Vacca que por eso es importante poder transmitir esas historias a través de las entrevistas y objetos. Subraya su gran deseo: ser curadora de un museo real. Ya se han emprendido conversaciones y hay gran interés en contar con un museo de la migración. Hasta que se materialice, se puede visitar esta versión virtual.

En este museo se pueden visualizar letreros originales de la agencia intermediaria, en Estambul, donde en esa época se buscaban inmigrantes. Se reclutaba a la gente en sus países de origen para cumplir labores en Alemania de mecánico automotriz, trabajador metalúrgico, embalador, según se lee en los carteles.

El equipo de curadores entrevistó a personas con y sin origen extranjero. Sus historias son algunas de las que se cuentan en el museo virtual, de forma digital e interactiva. El usuario puede navegar por diversas décadas y sumergirse en biografías individuales.

«Queremos volver a contar la historia de Alemania, a través de la perspectiva de las y los inmigrantes, cuyas experiencias por lo general no son conocidas. Cada historia cuenta. Todos los objetos que almacenamos en el depósito, desde una tetera o un libro, hasta un casete, relatan historias de migración”.

Un espejo de la sociedad

El trabajo de recopilación se inició hace 30 años, cuando inmigrantes turcos fundaron una asociación en 1990. Entretanto, cuentan con cerca de 150.000 piezas de todo el mundo.


Se trata de objetos como un pasaporte, con el primer permiso de residencia, o una calificación escolar sin notas, porque cuando un niño no hablaba alemán, no recibía notas en su primer año escolar. Son historias de llegada. Y también de exclusión. Foto: Deutsche Welle.

«Con frecuencia, las personas piensan que no tienen nada que contar. Pero conversamos con ellas, miramos fotografías, encontramos objetos… entonces empiezan a contar las historias que hay detrás y se dan cuenta de cuán multifacética e interesante es su propia vida”, dijo Vacca.

Se trata de objetos como un pasaporte, con el primer permiso de residencia, o una calificación escolar sin notas, porque cuando un niño no hablaba alemán, no recibía notas en su primer año escolar. Son historias de llegada. Y también de exclusión.

«El racismo y la forma de abordarlo también se tematiza”, señala la jefa del proyecto. En una vitrina se encuentra la radio de la familia Genc, que fue víctima de un atentado incendiario en Solingen, en 1993. Cinco personas murieron.

Un casete para la familia

Sandra Vacca muestra uno de sus objetos predilectos: un casete de uno de aquellos niños que crecían con sus abuelos u otros familiares, mientras los padres trabajaban en Alemania. «Se enviaban estos casetes en lugar de cartas, para que pudieran escuchar la voz. Tenemos uno en que se escucha cantar a una niña. Es una de muchas historias, muy emotivas”, cuenta.

A su lado hay una manopla de boxeo, donada por Boro Markovic. «Con ella hemos entrenado a mucha gente, ya sea que viniera del este, del oeste o del sur; todos somos iguales”, afirma. Markovic llegó a Alemania en 1975 con su familia, procedente de Bosnia – Herzegovina, que por ese entonces era parte de Yugoslavia.

Regresaron a su patria en 1988, pero pocos años después comenzó la guerra. Boro Markovic volvió a Alemania, pero como refugiado. Desde entonces vive en las cercanías de Colonia y trabaja en una agrupación que fomenta la integración, tendiendo puentes culturales, idiomáticos y sociales.

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