Teatro: Comentario de Chef

foto Agencia Uno No me cabe duda que esta obra hubiera sido excelente en la década de los 80’s pero para este tiempo, en el que tenemos desde instagram hasta aplicaciones masturbatorias, no podemos conformarnos con propuestas artísticas que poco y nada tienen que ofrecernos o que llegaron 20 años tarde

Por Ángela Barraza

13/01/2014

Publicado en

Artes / Cultura / Destacadas / Teatro

0 0


STGO000116_91ac0
 foto Agencia Uno

No me cabe duda que esta obra hubiera sido excelente en la década de los 80’s pero para este tiempo, en el que tenemos desde instagram hasta aplicaciones masturbatorias, no podemos conformarnos con propuestas artísticas que poco y nada tienen que ofrecernos o que llegaron 20 años tarde. Los creadores tienen la responsabilidad de conocer las herramientas que tienen a disposición y no se puede hacer una analogía con la televisión como forma de mostrar una realidad que hace 10 o 15 años ya cambió.

El viernes me tocó ir a ver la obra Chef, actuada por Jaime Lorca y Daniela Montt, de la compañía Viajeinmovil y la verdad es que (usando la analogía gastronómica) me quedé con gusto a poco o con la sensación que uno tendría luego de haber pedido un plato caliente y que te traigan el recalentado de cualquier fastfood.

La obra está basada en un trabajo escritural satírico de Jonathan Swift que se llama Una modesta proposición en la que sugiere, a grosso modo, que una de las maneras de resolver los problemas económicos de la Irlanda de su tiempo, era usando a los hijos de los pobres para alimentar a los ricos. Obviamente es una ironía y en su momento no faltó el boludo que pensó que era cierto y acusó a Swift de macabro, sin embargo era un modo de decirlo precisamente por parte de quien Bretón señalara como el padre del humor negro.

Acá en la obra pasa una cosa similar y te da la impresión de que el guión estuviera montado sobre la premisa de que el escrito de Swift fuera en serio. Incluso al final de la obra hay una aclaración por parte de Lorca en la que deja más o menos esa idea. Quizá como recurso de humor negro, no me cabe duda. Sin embargo la obra padece de tener un guión muy blando y tremendamente obvio. Que no está a la altura de buenísimas interpretaciones y una maravillosa puesta en escena. Ahí Lorca es quién uno espera y se maneja con una soltura que no voy a descubrir yo acá, sino que es sabida.

Pero a la hora de evaluar la propuesta estética y discursiva podemos decir sin temor que Chef se queda al debe porque es demasiado naif el planteamiento político y a su vez carece de cualquier tesitura dramática que permita, al menos, entretenerse duramente como uno se esperaría en una obra que pretende dar cuenta del humor negro. Humor hay, pero negro no, porque la risa fácil del público atentada con un canibalismo estilo PG13 terminan por anularse mútuamente. Todo muy naif para la platea, muy soft, muy lánguido en un tiempo en el que la tecnología y la realidad son harto más atroces que comerse un niño.

No me cabe duda que esta obra hubiera sido excelente en la década de los 80’s pero para este tiempo, en el que tenemos desde instagram hasta aplicaciones masturbatorias, no podemos conformarnos con propuestas artísticas que poco y nada tienen que ofrecernos o que llegaron 20 años tarde. Los creadores tienen la responsabilidad de conocer las herramientas que tienen a disposición y no se puede hacer una analogía con la televisión como forma de mostrar una realidad que hace 10 o 15 años ya cambió.

Insisto con que todo pintaba para bueno, la escenografía, el montaje, la posibilidad de la actuación de Lorca (su currículum), la sala, la hora, la entrada carísima para cualquer publico (eso debería ser síntoma de calidad, ya que ese teatro de élite que anuncia ser camarón ecuatoriano no debería sino serlo), pero el guión le dio una mala base a la obra que, al final, terminó siendo una gran desilusión para mi idea de ir a comer con ese Chef porque los elementos, por buenos que sean, no cuajaron nunca. Como dijo Balzac «Si la sopa estuviera tan caliente como el vino, si el vino tan añejo como el pescado y si el pescado tan fresco como la mesera, este restaurante sería una maravilla«, como en este caso en que todo decía que iba por una sandía calada y no fue ni melón con vino.

No quiero decir si es buena o mala. Pero para insistir en mis metáforas y comparaciones con el mundo de la gastronomía diré que al salir no dejé propina, ni cagando.

DSCN9649
foto Arturo LedeZma

*PG13: es una clasificación de material audiovisual que dice que: Algunos materiales pueden ser inapropiados para niños menores de 13.

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones