Crónica

Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Concepción conmemoró 40 años

Hace ya 40 años que los familiares de detenidos desaparecidos de Concepción decidieron organizarse para enfrentar unidos la búsqueda incansable de sus seres queridos

Por Absalón Opazo

02/06/2018

Publicado en

Chile / Derechos Humanos / Historia

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Hace ya 40 años que los familiares de detenidos desaparecidos de Concepción decidieron organizarse para enfrentar unidos la búsqueda incansable de sus seres queridos. Marchas, ayunos, misas, acciones relámpago, foros, actos culturales, vigilias, romerías, homenajes… muchas acciones para visibilizar su dolor y su lucha y para mantener viva esa memoria de quienes un día fueron detenidos y cuyo paradero, en la mayoría de los casos, aún sigue oculto con el manto del silencio.

Levanto la cámara para captar la imagen y las lágrimas nublan mis ojos mientras resuenan en mis oídos los versos de una canción: “Usted me busca /Y no me encuentra /Pero yo estoy aquí/ Jamás me fui / Juan terminó la escuela/ Y aunque muy tarde sea/ Irá buscando la verdad/ Usted y él, me encontrarán…”

Loreto Heredia sostiene la mano de su madre, Nancy Burgos, que no puede evitar llorar, mientras la canción de Illapu sigue desgranando sus tristes versos: “Ves yo estoy aquí/ Donde jamás me fui/ Estoy aquí/Y a veces canto/ Te puedo ver sola bailando…”

Eglantina Alegría levanta la pancarta con la imagen de su marido, Luis Acevedo, alcalde de Coelemu, detenido y desaparecido desde el 30 de abril de 1974. También se emociona y con su pañuelo enjuga una lágrima. Su hijo José Luis le toma fotografías en silencio.

Junto a ellas, Mercedes, Hilda, Ester, Julia, Digna, Gloria, Sandra… y muchos amigos que por años han acompañado a la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos de Concepción en esta larga búsqueda. Es la tarde-noche del miércoles 30 de mayo. En el Salón de Honor de la Municipalidad de Concepción el reencuentro con los afectos, con la lucha compartida, con la necesidad de la verdad y la justicia. Es el acto con que los familiares recuerdan que hace 40 años decidieron organizarse para seguir caminando elevando su desgarradora pregunta: ¿Dónde Están?

Las miro y me sobrecoge el alma imaginar lo que cada una podría estar sintiendo y pensando en ese momento. ¿Pensará Mercedes en el desgarrador instante en que su esposo, Ricardo Troncoso fue sacado de su domicilio, en Chillán, el 2 de octubre de 1973, sin que hasta hoy sepa dónde está? ¿Recordará Ester el último encuentro en la clandestinidad que tuvo con su esposo Alfonso Araya, antes que el 9 de septiembre de 1976 fuese detenido en Santiago? ¿Imaginará Hilda los últimos días de su esposo, Carlos Rioseco, detenido el 18 de enero de 1975 en Viña del Mar, y a quien recuerda cada año junto al mar?

Sigo escuchando la canción que me hace llorar, porque aunque ha pasado tanto tiempo, el dolor sigue más vivo que nunca y que quienes hemos estado acompañando a los familiares en estos años, sentimos como propio: “Usted me busca/ Y no me encuentra/ Pero yo estoy aquí /Soy como usted / No he desaparecido…”

Las emociones se desparramaron por el salón, a medida que el acto avanzaba. Primero escuchando la Cantata Santa María de Iquique, interpretada por el grupo Mestizo. Ahora, nuevos recuerdos que fueron apareciendo, como cuando en plena dictadura la Cantata se convirtió en una suerte de símbolo de la resistencia, en espacios como el gimnasio de la Parroquia Santa Cecilia en Talcahuano.

Y luego, otro momento que punzó el alma: la interpretación de la Cueca Sola, por parte de un grupo de jóvenes. Un homenaje a esas mujeres que nunca han dejado de buscar al padre, al esposo, al hijo, al hermano…

Es que fueron tantas las que partieron con esa angustia de no saber qué había pasado con ellos. Al menos veinte de ellas ya no están para seguir levantando su pancarta, que otras manos solidarias recogieron y volvieron a enarbolar para mantener viva esa memoria.

Hacia el final, la canción que ha sido el emblema de la Agrupación en estos largos años: Todavía cantamos. Tomados de las manos, Mercedes, Elizabeth, Nancy, Loreto, José, Eglantina, Gloria, Sandra, Hilda, Ester, Julia, Digna, Mónica: «Todavía cantamos/ todavía pedimos/ todavía esperamos…»

Para que nadie pierda la memoria, porque todos somos parte de esta historia.

M. Eliana Vega

Vía agencia Medio a Medio

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