Entrevista a académico Mauricio Morales

Analista desmenuza nombramientos presidenciales: «El de Rubilar es señal clara de que Piñera mantiene el poder unánime en la derecha»

"En la Metropolitana designa a una 'campañera' como es Karla Rubilar y hace sentir su poder, porque niega ese cargo a los partidos", sostiene el director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca. Por José Robredo

Por Jose Robredo

27/02/2018

Publicado en

Chile / Política / Portada

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Este lunes, con la nominación de los 15 intendentes regionales y el encargado presidencial para la naciente región de Ñuble, Sebastián Piñera cerró la conformación de su «primer equipo» con las elecciones municipales y de gobernadores en la mira. Escala obligada para cumplir su objetivo de dar a la derecha dos o tres períodos de gobierno.

A pesar de las quejas de algunos dirigentes de Chile Vamos, el electo mandatario impuso su criterio y subordinó, nuevamente, a los partidos en sus nominaciones, por lo que sostiene el centro del poder del Gobierno. Ahora más cuando crea una «barrera de protección» con sus fieles escuderos: Chadwick, Pérez y Blumel.

En conversación con El Ciudadano, el director del Centro de Análisis Político de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, sostiene que el presidente electo «tiene la oportunidad de darle continuidad a un gobierno de derecha». En ese sentido, recuerda que «en 1958, tras el gobierno de Jorge Alessandri, la derecha decide no competir para entregarle el apoyo a Eduardo Frei, por lo que en esta ocasión tiene la gran oportunidad de mantenerse en el poder». Y para que ello se cumpla, las elecciones de 2020 de alcaldes, concejales y gobernadores regionales, son fundamentales.

Al mismo tiempo, explica que los intendentes nominados «están en campaña» y que la tarea que les pone Piñera es que desde el 11 de marzo «peleen por salir electos gobernadores regionales, porque si la pega se hace mal, él tiene la potestad de cambiarlos por uno con perfil electoral».

Analista Mauricio Morales

Finalmente, Morales sostiene que para el presidente electo «el gran problema es que ya puso en la cancha lo mejor que tiene». «Nominó al mejor equipo que encontró para ministerios y subsecretarías, disminuyó considerablemente el porcentaje de independientes en comparación con el el gabinete de 2010, puso a los partidos en primera línea y, de paso, les dejó en claro que el que manda es él», profundiza el analista.

Con el equipo ministerial y de intendentes ya presentado, ¿cuáles son las primeras proyecciones que se pueden realizar para el nuevo gobierno? 

Este gobierno, a diferencia de los anteriores, va a tener un fuerte componente electoralista. A Bachelet nunca le importó tanto la coalición, como sí le importa a Piñera, no solo en el sentido de proyectar su mandato por cuatro años más entregándole la banda presidencial a un candidato del sector, sino que también tomar revancha de lo que le sucedió en su primer mandato, particularmente en sus elecciones locales de 2012. En esta oportunidad el gabinete se la va a jugar para ganar esas elecciones, porque hay conciencia de que ganando las elecciones locales hay altas posibilidades de que se ganen las elecciones nacionales. El punto de encuentro del próximo gobierno, en este esquema electoralista, será la subsecretaría de Desarrollo Regional, ya que de manera inédita vamos a tener elecciones de gobernadores, alcaldes y concejales simultáneas por lo que este organismo facilitará la sinergia entre la política nacional y local del gobierno.

¿De este grupo debiera salir el «sucesor» de Piñera?

Adicionalmente, el Gobierno tiene a su sucesor en el Congreso, por lo que Piñera se esforzará por generar competencia dentro del gabinete para sacar una figura presidencial, tanto o más importante que las que se encuentran en el Congreso. El gran problema es que ya puso en la cancha lo mejor que tiene, y éste es un equipo corto, por lo tanto lo único que queda por esperar es que se produzca una crisis de proporciones que traiga como consecuencia un cambio obligado de gabinete, lo que hará que el presidente electo eche mano a los líderes del Congreso. Ese es el único plan B que tiene.

¿La Región Metropolitana, Coquimbo y La Araucanía pueden convertirse en los fierros calientes de los nuevos intendentes?

Son fierros calientes, pero Piñera resguardó un elemento central: en la Metropolitana nombra a una campañera como es Karla Rubilar y hace sentir su poder, porque niega ese cargo a los partidos. Es una independiente que viene de una familia con tradición de campaña local; su mamá por años fue alcaldesa y ella misma tuvo un sobresaliente desempeño electoral. En este sentido, Rubilar viene a cubrir una de las falencias del gobierno anterior del presidente electo, que era la falta de calle. En La Araucanía no es que tenga problemas electorales, porque ahí obtiene sus mejores resultados, sino que es un problema potencial por la situación con el tema mapuche. Incluso, Piñera podría adjudicarse un éxito si las investigaciones tras la tensión entre la Fiscalía y Carabineros, dan un resultado concreto. Todas las regiones son fierros calientes porque todos los intendentes nominados son, potencialmente, candidatos.

¿La nominación de los intendentes está pensada para las elecciones de dos años más? En las regiones más importantes hay gente con experiencia política y electoral 

Piñera, con la nominación realizada, les dice «ustedes ya están en campaña», por lo tanto su misión es que a partir del 11 de marzo peleen por salir electos gobernadores regionales, porque si la pega se hace mal tiene la potestad de cambiarlos por uno con perfil electoral y, de esa forma, pelear las siguientes elecciones locales. Se puede decir que Piñera tiene un mejor escenario porque elige a 15 incumbentes, sabe que la centroizquierda no llevará un solo candidato por región.

Foto: YouTube Sebastián Piñera

«Los intendentes nominados deben entender que están en campaña electoral»

¿El proyecto a mediano y largo plazo está en juego en estos dos años previos a las elecciones municipales y de intendentes?

Sí, se juega en la elección local. Si Piñera logra generar la sinergia entre la elección de gobernadores regionales con la de alcaldes y concejales, junto con eso, concreta que en la elección de concejales la derecha tenga una lista única. Será la señal más fuerte respecto de las capacidades de alcanzar el poder en 2021. La otra alternativa es que presente dos o tres listas de concejales como en la elección pasada, pero que se una en un solo candidato a alcalde o gobernador. Hoy -como nunca- Piñera tiene la oportunidad de darle continuidad a un gobierno de derecha. En el ’58, tras el gobierno de Jorge Alessandri, la derecha decide no competir para entregarle el apoyo a Eduardo Frei, por lo que en esta ocasión tiene la gran oportunidad de mantenerse en el poder.

¿Cuál es el margen político que tienen las nuevas autoridades, considerando el escenario político actual? 

El único margen que tienen es que logren enarbolar las banderas de la derecha en todas las regiones del país y esas autoridades locales se conviertan en referentes unánimes del poder local en cada una de esas regiones. Para que eso pase, los intendentes nominados deben entender que están en campaña electoral y no hay otra opción. Si ellos piensan que ocupar este cargo solo tiene implicancias en la gestión administrativa, están completamente equivocados, Piñera les da el mandato de que su gestión es política.

¿Piñera terminó por contradecir su discurso de unidad con las nominaciones de su equipo? 

No creo, hizo lo que tenía que hacer. Nominó al mejor equipo que encontró para ministerios y subsecretarías, disminuyó considerablemente el porcentaje de independientes en comparación con el el gabinete de 2010, puso a los partidos en primera línea y, de paso, les dejó en claro que el que manda es él. El caso de Karla Rubilar es una clara señal de que Piñera sigue manteniendo el poder unánime dentro de la derecha y sabe que nadie se le puede poner en contra.

¿En qué se diferencia con la primera nominación hecha en su anterior mandato?

Como decía, hay mayor incidencia de los partidos y menos independientes; en segundo lugar, entrega una alta cuota de poder a los centros de estudios, convirtiéndose en una derecha menos pragmática y más intelectual, pero no más torpe en términos electorales. Piñera elige un cinturón de fuego, casi inexpugnable, con el tridente Chadwick, Pérez y Blumel -consciente de que Blumel es el más «débil», pone al subsecretario Alvarado a su lado-. Entonces, lo que hace el presidente electo es construir un gabinete con una línea de mando vertical respecto del tridente de ministros del Interior, Presidencia y Gobierno; y horizontal respecto de los subsecretarios, con gente que sepa hacer su trabajo.

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