Cinco consejos para prevenir situaciones de acoso escolar en entornos digitales

El ciberbullying es altamente peligroso ya que posee la capacidad de ser experimentado las 24 horas de los 7 días de la semana, puesto que la vía remota del medio permite a los agresores enviar mensajes, publicar comentarios desagradables en redes sociales o amenazar físicamente a la víctima en cualquier momento del día y en cualquier contexto.

Por Absalón Opazo

03/05/2022

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El acoso escolar está presente en instituciones educativas de todo el mundo. Es por eso que, desde el 2013 y gracias a un proyecto impulsado por la ONG Internacional Bullying Sin Fronteras, se estableció el 2 de Mayo como el Día Mundial Contra el Bullying o Acoso Escolar, con el objetivo de colaborar con el proceso de concientización sobre esta problemática.

En los últimos dos años, si bien las instituciones educativas ya estaban en un proceso de digitalización, los hábitos de aislamiento para evitar la propagación del COVID-19 y la suspensión de las clases presenciales potenciaron el uso de Internet y se generó una baja en la edad en la que los niños comienzan a utilizar las redes sociales. En este sentido, también aumentó la probabilidad de vivir una situación de acoso online, también llamado cyberbullying o ciberacoso.

Tal como se indica en el documento Técnico “Bullying y Ciberbullying Hablemos de todo 2020-2021” del INJUV, el ciberbullying es altamente peligroso ya que posee la capacidad de ser experimentado las 24 horas de los 7 días de la semana, puesto que la vía remota del medio permite a los agresores enviar mensajes, publicar comentarios desagradables en redes sociales o amenazar físicamente a la víctima en cualquier momento del día y en cualquier contexto (ya no se limita al espacio educativo).

Por otra parte, la Novena Encuesta Nacional de la Juventud del INJUV (2018) indica que el 21,1% de las y los jóvenes entrevistadas/os es víctima de ciberbullying, versus el 7,8% que se reconoce como victimario, de dicho total 9,2% de los hombres son victimarios y 24,4% de las mujeres son víctimas.

Hugo Martínez, experto en la integración de tecnologías en educación, señaló que el cyberbullying es el acoso o la intimidación por medio de dispositivos digitales, haciendo uso de Internet. “Se trata de un comportamiento repetitivo que busca atemorizar, enfadar o humillar a otras personas a través del uso y difusión de datos difamatorios o discriminatorios”, destacó.

“Estas conductas de abuso se pueden presentar no solo en las redes sociales, sino que también en los videojuegos, servicios de mensajería o incluso a través de mensajes de textos. Se amparan en el anonimato o el uso de identidades falsas, vulnerando muchas veces las mismas normativas de las plataformas de interacción. Los adultos solemos estar más atentos a estas conductas inadecuadas, cuando estas son presenciales y menos atentos cuando el abuso se produce en ambientes virtuales. Sin embargo, el daño y los efectos que el cyberbullying puede tener en niños y adolescentes es de igual o mayor gravedad cuando se produce en ambientes físicos, dado que la exposición a la burla suele ser más amplia en los ambientes digitales”, explicó Martínez.  

Por su parte, María Fernanda Díaz, líder del área pedagógica de Colegium, hizo hincapié en el impacto emocional que puede tener para los niños sufrir ciberacoso más allá de haberse efectivizado el regreso a presencialidad en toda la región. “Hoy en día gran parte de la sociabilidad sigue dependiendo de las redes sociales, por lo cual las secuelas del cyberbullying pueden ser profundamente dañinas e impactar en la salud de los chicos y chicas”, explicala profesional.

Cinco consejos para prevenir situaciones de acoso escolar en entornos digitales

Desde Colegium comparten una serie de consejos para cuidar a los estudiantes en situaciones como el ciberacoso:

  1. Formar a los estudiantes en términos de ciudadanía digital, para que puedan reconocer buenas prácticas en entornos virtuales y cuenten con las herramientas para identificar situaciones de acoso.
  2. Establecer lazos de confianza y habilitar espacios de conversación al interior de la familia y en las instituciones educativas, en los que prime la escucha activa y la contención.
  3. Revisar las configuraciones de seguridad y de protección de datos de los estudiantes con los proveedores de plataformas digitales escolares y también en redes sociales.  A la vez, es fundamental conocer cuáles son las herramientas que brindan las redes sociales para reportar el acoso.
  4. Estar atentos a los cambios de ánimo o a las reacciones poco comunes. Los cambios repentinos en el carácter son señales de que pueden necesitar ayuda.
  5. En el caso de las instituciones educativas, contar con protocolos para el abordaje institucional de casos de acoso escolar en cualquiera de sus formas que permitan actuar a tiempo.

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