Columna de Opinión

De la polémica al alcance

En un ecosistema donde el algoritmo premia la polémica y la visibilidad se confunde con legitimidad, las redes sociales no solo amplifican voces: las validan.

De la polémica al alcance

Autor: El Ciudadano

Por Carlos Ojeda Mayorga

Hace unos días, Karol Lucero volvió a ser tema de conversación al compartir su visión sobre el aborto, esta vez desde su propio medio de comunicación. Al parecer, cada cierto tiempo lanza una declaración que le asegura visibilidad en redes sociales y presencia en distintos espacios mediáticos. Una estrategia que, hasta ahora, le ha funcionado bastante bien.

No es la primera vez que sus palabras generan controversia. En el pasado, justificó no pagar a sus trabajadores argumentando que la “experiencia” era suficiente compensación, replicando lo que él mismo vivió al entrar en la industria. Sus dichos fueron cuestionados públicamente, incluso por la Dirección del Trabajo y otras instituciones encargadas de fiscalizar este tipo de prácticas.

El “loquillo” quedó atrás. Hoy se presenta como una figura más seria, que emite opiniones provocadoras desde su tribuna personal. Y aunque sus intervenciones ya no sorprenden, siguen desafiando el sentido común. Para muchos que no compartimos su visión, sus planteamientos pueden resultar incluso preocupantes.

Pero Karol ya no es solo un ex chico Yingo. Es una figura con más de tres millones de seguidores en todas sus plataformas —incluyendo las de su propio medio—, y cada mensaje que difunde tiene el potencial de resonar con una audiencia considerable.

En esta transformación de personaje, cabe preguntarse si el hecho de que ya no nos sorprenda es, en sí mismo, una señal de alerta. Porque hay quienes, sin cuestionarlo, encuentran sentido en todo lo que dice.

No sería descabellado imaginarlo en política. Tiene visibilidad, seguidores y un discurso que no teme incomodar. En tiempos de polarización y fragmentación del debate público, eso puede ser más efectivo que cualquier programa político.

Ya hemos visto cómo figuras mediáticas han utilizado su exposición para asumir cargos públicos. No se trata de una predicción, pero sí de un aviso: mientras más memes se hagan, mayor será la vitrina.

Si revisamos su evolución desde el estallido social hasta hoy, notamos que discursos que antes parecían impensables hoy circulan con total normalidad. Las redes sociales y ciertos medios han hecho su parte: amplificar, repetir, viralizar.

Por eso, no deberíamos sorprendernos. Porque cuando menos lo esperemos, lo que hoy parece fuera de toda lógica puede terminar haciendo mucho sentido para una parte significativa de la sociedad.

Y si algún día lo vemos en una papeleta, no digamos que no lo vimos venir. Llámame exagerado, pero en un ecosistema donde el algoritmo premia la polémica y la visibilidad se confunde con legitimidad, las redes sociales no solo amplifican voces: las validan. En ese juego, el personaje se fortalece, el mensaje se simplifica y el debate se empobrece.

Por Carlos Ojeda Mayorga

Social Media Manager – Comunicaciones


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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