El agua de Santiago en manos de un fondo de inversión del BID

"La escasez hídrica no puede ser vista como un problema aislado, sino que transversal, ya que tiene consecuencias en la salud, la seguridad alimentaria, la paz, dentro de muchas otras dimensiones de la vida..."

Por Absalón Opazo

09/06/2021

Publicado en

Chile / Columnas / Portada

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Proyecto Hidroeléctrico Alto Maipo

Por Marcela Mella, Coordinadora No Alto Maipo / Corporación de Defensa de la Cuenca del Mapocho

Es sabido que Chile presenta una alta vulnerabilidad al cambio climático. De acuerdo a los antecedentes del IPCC, nuestro país se verá afectado con el aumento de temperaturas y la disminución de las precipitaciones en varias regiones del país, lo que, indudablemente, generará efectos en el derretimiento de nieves y glaciares, impactando en la disponibilidad del agua para consumo humano como también en nuestra biodiversidad.

En octubre del año 2017, el Gobierno Regional Metropolitano, liderado por el entonces Intendente Claudio Orrego, actual candidato a Gobernador, convocó a representantes del mundo público, sector minero, agrícola, vitivinícola, industrial y de la sociedad civil para promover la implementación de un Fondo de Agua para la Región Metropolitana (ver noticia aquí).

La convocatoria se enmarcó en la estrategia de resiliencia de la RM y el pilar Medio Ambiente, que considera «Santiago Verde y Sostenible», como parte del Programa de Protección de la Biodiversidad y el Ecosistema Hídrico (detalles en www.santiagoresiliente.cl ), con el objetivo de velar por la Seguridad Hídrica de la Cuenca del río Maipo (RM), contribuyendo a mejorar la disponibilidad de agua en cantidad y calidad adecuada, para lograr el bienestar humano y permitir: la conservación de los ecosistemas, el cuidado de los medios de vida, el desarrollo socioeconómico, así como también prevenir y mitigar la ocurrencia de desastres asociados al agua.

De acuerdo a la minuta explicativa entregada por el Gobierno Regional Metropolitano, junto con otros antecedentes solicitados por Transparencia, el Fondo de agua para la Región Metropolitana consiste en una iniciativa de trabajo intersectorial que busca coordinar y ejecutar acciones de conservación, cuidado de parques y ríos, concientización, articulación de información y gestión para proteger las fuentes de agua y espacios naturales valiosos para la ciudad. Hasta aquí todo bien y constituye una importante iniciativa, enmarcada además en el cumplimiento del Objetivo de Desarrollo Sostenible Nº 6, sobre el agua y la Agenda 2030, en orden a «aumentar sustancialmente la utilización eficiente de los recursos hídricos en todos los sectores y asegurar la sostenibilidad de la extracción y el abastecimiento del agua y reducir sustancialmente el número de personas que sufren de escasez de agua” (ver aquí).

El tema se torna preocupante cuando se comienza a analizar en qué consiste un «fondo del agua». En la minuta explicativa se definen los Fondos del Agua como organizaciones que diseñan e impulsan mecanismos financieros y de gobernanza, articulando actores públicos, privados y de la sociedad civil, con el fin de contribuir a la seguridad hídrica, a través de soluciones sustentables mediante el manejo integrado de las cuencas y la gobernabilidad de los recursos hídricos por medio financiamiento de acciones de conservación de largo plazo.

De acuerdo a la información que aparece en la página https://www.fondosdeagua.org/es/ , los fondos del agua se han implementado en varios países de América Latina, como México, Colombia, Ecuador, Perú y Brasil, como una forma de cumplir activamente con las metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

En estricto rigor, los Fondos de Agua son un Fondo de Inversión (ver nota aquí). Son modelos de conservación a largo plazo que operan a través de inversiones que se concentran en un solo fondo y los recursos generados se asignan a implementar acciones para la seguridad hídrica (ver nota aquí).

De lo anterior surgen una serie de interrogantes:

Fondo de Inversión Santiago Maipo. El agua del río Maipo abastece el 80 por ciento del agua que se consume en Santiago, además de abastecer a sectores agrícolas e industriales. En otras palabras, el consumo humano de aproximadamente 7 millones de habitantes de Santiago depende del agua de esta cuenca. A pesar de ello, no existe un régimen de protección oficial, ni mecanismos formales de gobernanza ni una estructura establecida para articular su gestión, lo que es grave, si se considera que científicos calculan que para el año 2070 la disponibilidad del recurso hídrico habrá disminuido en un 40% como consecuencia de la acción del hombre y del cambio climático, de ahí que aparezca el Fondo de Agua de Santiago como una innovadora y urgente solución, sin embargo, los actores convocados, el banco a cargo del Fondo y otros nos llevan a desconfiar de la iniciativa.

Actores convocados para la creación del Fondo del Agua Santiago Maipo. En el Acuerdo de Entendimiento del Fondo de Agua para la Región Metropolitana, firmado el 25 de enero de 2018, aparecen como participantes:

Del sector público: la Intendencia Metropolitana; el Departamento de Resiliencia del Gobierno Regional; The Nature Conservancy; Seremi de Medio Ambiente; Seremi de Vivienda y Urbanismo; Seremi de Obras Públicas; Seremi de Agricultura; Comisión Rural del Consejo Regional Metropolitano de Santiago, Superintendencia de Servicios Sanitarios; Dirección General de Aguas; División de Estudios, Desarrollo y Política de la Comisión Nacional de Riego.

Del sector privado y sociedad civil: Aguas Andinas; la Asociación de Exportadores de Frutas de Chile AG; Alianza Valor Minero; Anglo American; Líderes Empresariales contra el Cambio Climático Chile; Fundación Avina Chile; Chile Sustentable; Red de Santuarios de la Región Metropolitana; Centro Cambio Global UC; Asociación Canales del Maipo; y Fundación Chile.

El referido Acuerdo no tiene otro objetivo que el comprometer a dichos actores con la iniciativa, por lo que su formalización vino de la mano de la constitución del Comité de Agua, el 1 de febrero de 2018, al que se sumaron otros representantes del sector público y privado como las embajadas de Estados Unidos y Países Bajos; el Banco Internacional HSBC a través de su gerente de compensaciones; AES GENER (Alto Maipo); Minera Andina 244 de CODELCO; entre otros.

No deja de ser preocupante que esta alianza público privada esté conformada por quienes hacen un uso intensivo del recurso hídrico en la cuenca; que algunos de sus integrantes, como Aguas Andinas, estén más preocupados de sus intereses económicos, que del cuidado del recurso hídrico; que otros estén en conflicto con las comunidades cuyos representantes no están presentes de esta instancia, como Angloamerican, por la operación de la mina Los Bronces, y AES GENER por el desarrollo del proyecto Alto Maipo.

Al respecto, cabe preguntarse ¿cuáles son los intereses que representan y por los que velarán? Si el sentido del Fondo es la protección de las fuentes de agua, entonces, cabe preguntarse ¿qué hace ahí el sector minero que constantemente se opone a la protección de glaciares?

Resulta «curioso» además que las comunidades no hayan sido invitadas y que no exista participación de todas las municipalidades. Lo que puede aparecer como una excelente iniciativa, deja de serlo cuando se advierte que se trata de un Fondo de Inversión, financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo, mismo banco que financió créditos para el proyecto Alto Maipo y que debió salir de la operación por transgredir el proyecto sus políticas operativas, mismo banco que otorgó un préstamo de 100 millones de dólares para financiar la cuestionada Oficina de Gestión de Proyectos Sustentables (GPS), oficina que informó por transparencia no identificar criterios de sustentabilidad para los proyectos que patrocina, y que, precisamente tiene entre los proyectos a Alto Maipo.

La escasez hídrica no puede ser vista como un problema aislado, sino que transversal, ya que tiene consecuencias en la salud, la seguridad alimentaria, la paz, dentro de muchas otras dimensiones de la vida, y que afecta a las personas y con mayor gravedad a los ciudadanos más vulnerables, por lo que su gobernanza no puede estar en manos de unos pocos, y menos de quienes hacen un uso nada sustentable del recurso, como los rubros agroexportadores y minero, cuyos intereses en la materia son evidentes, y menos aún su gobernanza en manos de intereses extranjeros.

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