Por Daniel Caniullan

El ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle ha lanzado una acusación temeraria y desinformada: que diez familias de comunidades costeras estarían solicitando tres millones de hectáreas, asfixiando a la industria salmonera a través de la Ley Lafkenche. Como lonko buzo mariscador y armador pesquero de la Patagonia, con más de 30 años recorriendo el fondo marino, debo responder públicamente: el ex presidente miente descaradamente.
Ese dato es falso. Sencillamente no existe en la Subsecretaría de Pesca ni en el sistema. La ligereza de esta afirmación revela un profundo y lamentable desconocimiento de la ley Lafkenche y de los problemas que viven las comunidades costeras y la realidad de la Patagonia. Estos dichos siguen alimentando los discursos de odio contra las comunidades indígenas que estamos haciendo un legítimo uso para que nos reconozcan nuestros derechos.
La Ley Lafkenche, impulsada por el abandono y la vulneración histórica de derechos, se creó con tal precisión que está pensada para la convivencia entre los distintos usuarios del mar y no quita derechos adquiridos, o sea que está obligada a respetar las concesiones de salmoneras, pesca artesanal y otras ya otorgadas.
Por otro lado, la industria acuícola tiene más de 1.300 concesiones entre Puerto Montt y Magallanes, pero no ocupan ni el 50% del total. Podrían aumentar su producción sin culpar a las comunidades. La verdad es que no les conviene. Lo que el ex presidente convenientemente omite es que la propia industria acuícola, a través de proyectos de ley validados por sus «amigos políticos» en el Congreso, la que logró la privatización del mar, entregando el derecho de propiedad a sus concesiones. Así, cerca de la mitad de estas concesiones están hipotecadas en bancos internacionales, con lo cual su utilidad es como activo financiero. Esto les permite registrar ingresos sin generar un solo puesto de trabajo.
En contraste, los Espacios Costeros Marinos para Pueblos Originarios (Ecmpo) no constituyen propiedad y la ley contempla extensas etapas de revisión por parte de múltiples instituciones para evitar aprobaciones que no sean legítimas, además de sanciones en caso de que existan incumplimientos o infracciones. O sea que cada vez que hablan de que un Ecmpo “entrega” miles de hectáreas a un grupo de familias, es totalmente falso. Estas hectáreas no se “entregan” porque no son propiedad. Lo único que se hace con ellas es garantizar la protección de las actividades tradicionales indígenas que realizan en ellas. No son comparables con áreas productivas, como las concesiones. Si no lo entiende y necesita compararlo con algo, los ECMPO serían más comparables con una reserva de conservación que permite distintos usos siempre que no se afecten el ecosistema.
El cuestionamiento del ex presidente refleja para quién trabaja. Jamás lo escuché criticar cuando se discutió y aprobó la ley de pesca, y la gran mayoría de congresistas entregó el derecho de propiedad de todos los peces –patrimonio de todos los chilenos– esta vez sí a siete familias a perpetuidad. Pero sí cuestiona cuando familias indígenas, que han sido históricamente despojadas y desplazadas de sus territorios, que viven con mucho esfuerzo y sufrimiento en zonas extremas, solicitan legítimamente el resguardo de su territorio para su persistencia cultural.
Ex Presidente Frei: La Ley Lafkenche no es la que tiene asfixiada a la industria del salmón; es la avaricia de algunos empresarios que buscan crecer sin límites sobrecargando el ecosistema. Esto está generando consecuencias graves, como la baja de oxígeno en fiordos y la expansión de la plaga de anémona transportada por sus propios barcos, lo que sí dañará la pesca bentónica, la subsistencia de miles de familias, y finalmente a la misma industria que dicen proteger.
La industria salmonera no está en crisis. Las culturas originarias y la biodiversidad marina, sí. Crezcamos equilibrada y colaborativamente. Le pido al ex presidente Frei que reflexione, que se informe bien y, por sobre todo, que recorra los pueblos de la Patagonia. Solo así entenderá la otra cara de la moneda y dejará de influenciarse por sus amigos que buscan victimizarse, vulnerando los derechos de quienes habitamos y cuidamos el territorio.
Lonco mariscador de Aysén
14 de octubre, 2025
Fuente fotografía
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