Por Alejandro Cartes Aroca
Señor Director:

El pasado 3 de julio, Johannes Kaiser, candidato ultraderechista del Partido Nacional Libertario, afirmó que “sin duda, absolutamente” respaldaría un nuevo golpe de Estado “con todas las consecuencias”, haciéndonos recordar lo ocurrido en Chile con el Golpe de Estado en contra del Presidente Salvador Allende, electo democráticamente en 1973, y planteó ilegalizar al Partido Comunista, donde milita Jeannette Jara y muchos otros chilenos y chilenas.
Esto no es solo provocación. Es una amenaza directa al pacto democrático que nos ha costado décadas reconstruir. Justificar la violencia, relativizar las violaciones a los derechos humanos y querer borrar del mapa a adversarios políticos no son opiniones válidas: son señales de retroceso, que Chile no puede permitirse normalizar.
Frente a esta ofensiva autoritaria, la candidatura de Jeannette Jara representa una defensa concreta de los avances sociales. Como ministra del Trabajo, impulsó la Ley Karin contra el acoso laboral, la semana laboral de 40 horas y la reforma previsional. Y al ganar la primaria con un 60 % de respaldo, llamó a la unidad y al respeto entre quienes piensan distinto. No desde la estridencia, sino desde el compromiso con una democracia que proteja a todas y todos.
Hoy, con el voto obligatorio, todos estamos llamados a pronunciarnos. Por eso es vital entender que no da lo mismo por quién marcar la papeleta. Votar por Jara es votar por un país que elige avanzar con derechos, no retroceder con amenazas.
Chile merece un futuro donde las diferencias se resuelvan en las urnas, no en cuarteles. Donde se gobierne con propuestas, no con amenazas de dictadura. Y donde cada voto obligatorio sea también un acto de conciencia frente al peligro real del autoritarismo.
Por Alejandro Cartes Aroca
Trabajador Social
Diplomado en Gestiòn Pùblica
Diplomado en Políticas Públicas para el Desarrollo Territorial.
Presidente Regional Ñuble, Juventud Socialista de Chile.
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