Estudio señala que las mujeres son uno de los grupos más vulnerables al riesgo de desastres en Chile

Trabajo realizado por el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres señala que hay evidencia que apunta a que las mujeres pueden ser más vulnerables al riesgo de desastres, dadas las desigualdades existentes en las sociedades, pero que esto mismo ocurre hacia otras identidades de género y diversidades sexuales. 

Por Absalón Opazo

08/03/2023

Publicado en

Chile / Género

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“Gestión del Riesgo de Desastre desde una perspectiva de género interseccional” se titula el trabajo elaborado por investigadoras e investigadores del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres, CIGIDEN. 

El documento señala que hay evidencia que apunta a que las mujeres pueden ser más vulnerables al riesgo de desastres dadas las desigualdades existentes en las sociedades, pero que esto mismo ocurre hacia otras identidades de género y diversidades sexuales. 

«Hay investigaciones que afirman que las mujeres -y también otros grupos-, son más vulnerables al riesgo de desastre. Esto no tiene que ver con que ‘sean mujeres’, sino con las desigualdades que se han construido en torno a la figura de la mujer a lo largo de la historia. En este sentido también se debe considerar a niñas, adolescentes o adultos mayores, ya que la vulnerabilidad no es estática», explicó la investigadora de CIGIDEN, Katherine Campos. 

En esa línea, el trabajo propone que las políticas para la Gestión del Riesgo de Desastres (GRD) reconozcan y atiendan de manera específica y diferenciada las características de los distintos grupos de la población y, en particular, asumir el género como una categoría heterogénea.

«El no reconocimiento de las inequidades existentes en la sociedad, puede desembocar en una profundización de las mismas», señala sobre este punto la antropóloga Sofía Valdivieso, una de las autoras del trabajo junto a las investigadoras Katherine Campos, Daniela Miranda, Valentina Carraro, Leila Juzam, Karla Palma y el investigador Manuel Tironi. 

Cambio climático y mujeres indígenas 

Sobre este punto, el documento subraya que el hecho de que exista un enfoque de género en la toma de decisiones, es un tema que debe ir de la mano con la visión de las mujeres indígenas.

Este planteamiento aparece en otro trabajo publicado recientemente por CIGIDEN: “Mujeres indígenas y acción climática: recomendaciones para la reducción del riesgo”, el cual sugiere que el cambio climático ha traído consigo un sostenido aumento en la ocurrencia de desastres, como sequías, inundaciones e incendios forestales, a lo que se suman terremotos y tsunamis que crean un contexto geosocial en Chile cada vez más vulnerable. 

En este sentido, la autora de la investigación, Hortensia Hidalgo, afirma que «las mujeres indígenas son protectoras y guardianas», y que los cimientos indígenas «ofrecen soluciones al impacto del cambio climático».

Asimismo, la antropóloga Rosario Carmona añade que los conocimientos tradicionales respecto a la naturaleza pueden ser un gran aporte para contrarrestar el impacto ambiental del extractivismo actual y así, tener una mejor respuesta y preparación a las amenazas a las que está expuesta la población. 

«Para poder ser incluidas dentro de esta discusión, también habría que entender el territorio y la naturaleza desde otra perspectiva, que no sea solo en función de los recursos naturales», puntualiza al respecto Karla Palma, académica del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile e investigadora de la línea «Gobernanza ciudadana» de CIGIDEN.

Así, este policy paper identifica y propone que «la evidencia internacional reconoce la importancia de incorporar conocimientos locales y ancestrales para lograr un modelo resiliente al clima», recalcando que «generar alianzas entre la comunidad científica, pueblos indígenas, comunidades locales y el Estado, permite ampliar los conocimientos y tomar decisiones más efectivas, porque son culturalmente pertinentes y llevan a acciones más legítimas y relevantes».  

Liderazgo femenino en los asentamientos informales

Finalmente, otro trabajo publicado en una edición especial de la revista REDER, señala que las múltiples amenazas a la que se exponen las mujeres que viven en campamentos son gestionadas por redes de solidaridad externas e internas al territorio, bajo liderazgos principalmente femeninos, colaboración equitativa, apoyo voluntario, identificación política y transmisión de conocimientos locales.

El artículo, denominado “Dignificando la Gestión del Riesgo de Desastres: Liderazgos femeninos y estrategias comunitarias en el campamento Dignidad, Santiago de Chile” se basa en la conformación de lo que primero fue una toma y hoy es un campamento de 600 familias que viven en una de las riberas de la Quebrada de Macul, una de las quebradas más activas del piedemonte de Santiago de Chile.

Este territorio fue declarado como «zona de restricción» por parte de las autoridades estatales, luego del aluvión que en 1993 arrasó con 307 viviendas, dejando a su paso 26 muertos, 85 heridos, 8 desaparecidos y 32.654 personas damnificadas.

«La organización comunitaria al interior del campamento Dignidad se configura a partir de una división socio-territorial en cuatro etapas, cada una liderada por una dirigenta y una vocera que se encarga de las comunicaciones con organizaciones externas e instituciones estatales», apunta la historiadora Valentina Acuña.

«Esta organización parece estar basada en prácticas comúnmente asociadas a liderazgos femeninos -como el cuidado- y en la ayuda comunitaria y diversificación equitativa del trabajo femenino», agrega la también investigadora de Cigiden. 

En ese sentido, este estudio propone expandir el concepto de resiliencia, apuntando hacia una transformación del sistema, de la mano de la construcción de nuevos principios morales para la GRD, que incluya la categoría moral de dignidad.

«Lo que sugerimos son dos consideraciones a la GRD en asentamientos informales: el concepto de resiliencia que incluya una noción de dignidad como categoría moral, y políticas de desarrollo que se hagan cargo del problema habitacional y las desigualdades de género que conlleva», concluyó la antropóloga Leila Juzam.

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