Fundación Daya y Mamá Cultiva

Exigen el término de la persecución penal a pacientes usuarios de marihuana medicinal

Ana María Gazmuri recordó que “la Corte Suprema en innumerables fallos ha dejado claro que los usos personales, que incluyen el tratamiento médico, son lícitos en Chile. Por eso mismo, no se entiende la terquedad para seguir insistiendo en criminalizar a los usuarios”.

Por Felipe Menares

18/01/2019

Publicado en

Chile / Justicia y DD.HH / Portada / Salud

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Un llamado de atención a las autoridades realizaron este viernes Fundación Daya y Mamá Cultiva, a raíz de las persistentes detenciones y allanamientos que sufren los usuarios de cannabis medicinal, «quienes han quedado sin su tratamiento por una mala aplicación de la ley 20.000”, remarcaron las organizaciones a través de una declaración pública.

En este sentido, pusieron como ejemplo caso de Andrea, paciente de Fundación Daya Quilpué, quien sufrió el allanamiento de su casa por parte de efectivos de la Policía de Investigaciones, el pasado 17 de enero. La usuaria de cannabis pasó la noche en el calabozo de la comisaría de La Calera y hoy fue derivada a control de detención. “A pesar de que contaba con su receta médica y papeles al día, Andrea no solo debe pasar por un injusto proceso judicial, sino que además quedó desprovista de su tratamiento”, expresaron las agrupaciones.

Desde Fundación Daya y Mamá Cultiva explicaron que a los pacientes usuarios de marihuana se les suele acusar por micro y narcotráfico. “El papel que juega la Fiscalía Nacional en este proceso es clave, porque decidir qué camino toman las investigaciones contra el narcotráfico, es resorte de esta institución”, señalaron.

“Mientras la discusión de Ley Cultivo Seguro se aplaza en la comisión de Salud del Senado, los más de 30 mil pacientes usuarios de cannabis medicinal hoy se encuentran en riesgo de que se sigan vulnerando sus derechos”, advirtieron.

Aplicación errónea de la ley 20.000

Ana María Gazmuri, directora ejecutiva Fundación Daya, explicó que que “la ley 20.00 está enfocada en perseguir el microtráfico y el narcotráfico. Erradamente se ha aplicado esta ley para perseguir a los usuarios, pero todos los usos personales están contemplados en la ley 20.000”.

La actriz recordó que “la Corte Suprema en innumerables fallos ha dejado claro que los usos personales, que incluyen el tratamiento médico, son lícitos en Chile. Por eso mismo, no se entiende la terquedad para seguir insistiendo en criminalizar a los usuarios (…) La mera posesión de plantas no es delito. Si yo trafico con esa planta, es delito”.

Uno de los médicos de Fundación Daya, Diego Cruz, dio a conocer algunos de los aspectos positivos de la experiencia de usuarios tratando sus dolencias con cannabis. “Hay gente que simplemente logra dormir mejor, que eso para ellos es muy significativo. Hay otra gente que logra un control total de las crisis o reduce significativamente el consumo de medicamentos, analgésicos, mayormente”.

“La calidad de vida de Cristóbal mejoró en un 90%”

En la acción de denuncia, también se hicieron parte algunos pacientes usuarios de cannabis medicinal, como Osvaldo Cancino, quien lleva cuatro años con licencia médica producto de una fascitis plantar bilateral que le ocasiona “grandes dolores”.

Aceite de cannabis

“La empecé tratando con medicamentos tradicionales, lo que me derivó en un transplante hepático, ya que me provocó una cirrosis hepática y después aparecieron tumores”, señaló.

Sin embargo, al tiempo pudo acceder a un tratamiento con productos de marihuana. “Yo aplico aceite de canabis en las plantas, rodillas, tobillos y cadera, y ese es mi calmante”, relató.

Daniela Campos es madre de Cristóbal, quien murió en julio, luego de permanecer en tratamiento con canabis por tres años y cuatro meses, pese a que el pronóstico inicial que tuvo, por un cáncer al nervio óptico, indicaba que viviría 10 meses.

“La calidad de vida de Cristóbal mejoró en un 90%. Él tenia un daño neurológico por su primer cáncer, que lo dejó como un niño bebé, y después que empezó a usar canabis medicinal, incluso fue al colegio. De 10 meses que nos dieron de vida, termino viviendo tres años y cuatro meses”, destacó Daniela.

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