El Sindicato N°1 de Instituto Sanitas, liderado por Isabel Cobo (presidenta), César Peña (secretario) y Alejandrina Corral (tesorera), lleva 21 días en huelga legal exigiendo mejoras laborales. La negociación colectiva, iniciada el 13 de mayo, no ha prosperado debido a la negativa de la empresa a aceptar las demandas de los trabajadores.

Negociación estancada
Las conversaciones con Instituto Sanitas, laboratorio farmacéutico con más de 100 años de trayectoria y 235 registros sanitarios vigentes, no han dado frutos.
Tras varias mediaciones fallidas con la Inspección del Trabajo y el rechazo de la última oferta empresarial el 12 de mayo, el 99% de los socios votó por la huelga, iniciada el 13 de mayo.
La empresa, según el sindicato, ha cerrado todo diálogo, negándose incluso a participar en reuniones propuestas por la Inspección del Trabajo, alegando falta de tiempo.
Prácticas antisindicales
El sindicato denuncia prácticas antisindicales, como el traslado de mercadería a través de Metraín, empresa vecina del mismo holding, para eludir la huelga.
Además, acusan a Sanitas de operar áreas críticas, como calderas, con personal no calificado, aunque fiscalizaciones de la Inspección del Trabajo no han logrado probar estas irregularidades.
Los trabajadores también han enfrentado un recurso de protección por obstruir el ingreso de no sindicalizados, mientras la empresa, según el sindicato, utiliza accesos no oficiales.
La situación se agrava por la negativa de Sanitas a otorgar los 14 días de descanso reparatorio establecidos por la Ley 21.530, pese a que los trabajadores fueron considerados esenciales durante la pandemia.
Con 153 familias afectadas, incluyendo muchas lideradas por mujeres jefas de hogar, el sindicato enfrenta dificultades económicas, pero recibe apoyo de otros sindicatos con donaciones de comida y dinero.
Compra inminente
La huelga ocurre en un contexto delicado: Instituto Sanitas está en proceso de ser adquirido por Laboratorio Saval, a la espera del visto bueno de la Fiscalía Nacional Económica. Los trabajadores temen despidos masivos una vez que se concrete la compra, especialmente tras ser calificados como “terroristas” y “delincuentes” por la empresa. “Seguimos firmes, pero con miedo. Sanitas no muestra humanidad ni empatía”, señaló Isabel Cobo.
El sindicato mantiene su disposición al diálogo, pero critica la intransigencia de la empresa. “Solo somos un número para ellos”, lamenta Cobo. Los trabajadores piden difusión de su lucha para visibilizar su demanda por un trato digno.