Jaime Guzmán no lo habría hecho «mejor»: La clasista columna de Eugenio Tironi

En un escrito cargado de clasismo, ignorancia y pedantería, el sociólogo e ideólogo de la Concertación reflexiona sobre lo que vio en su viaje al sur. "Encontrar las figuras rubias, esbeltas y con dockers, esas que dominaban hace una década, era como hallar una aguja en un pajar. La mayoría eran morenos, bajos, algo entrados en carnes, con shorts y camisetas de la U o del Colo-Colo", escribió Tironi.

Por Daniel Labbé Yáñez

08/03/2016

Publicado en

Chile / Portada / Sociedad

0 0


Eugenio Tironi

El sociólogo Eugenio Tironi se mandó hoy en El Mercurio una de esas columnas que parecen una broma. De mal gusto. En un escrito cargado de clasismo, ignorancia y pedantería, el mentor de la ConcertaciónPremio de Excelencia Periodística (mención columnas) de la Universidad Alberto Hurtado 2011, reflexiona sobre el comportamiento y acceso de la ciudadanía a vacacionar. «Esto, pensé, nos augura un país mejor, aunque tenga costos para quienes monopolizábamos lo que ahora comienza a estar al alcance de todos», comienza diciéndose el lobbista.

En sus vacaciones en el sur, señala, pudo notar que la carretera «estaba colmada de vehículos modestos repletos de pasajeros y casi siempre con este nuevo integrante de la familia chilena: la mascota». «Encontrar las figuras rubias, esbeltas y con dockers, esas que dominaban hace una década» -continúa Tironi- «era como hallar una aguja en un pajar. La mayoría eran morenos, bajos, algo entrados en carnes, con shorts y camisetas de la U o del Colo-Colo». Estos sujetos, describe el sociólogo, «salían de los baños con la cabeza mojada para combatir el calor antes de reingresar a sus vehículos, no sin antes dar de beber a la mascota y tirar la basura en depósitos siempre repletos».

¿La conclusión de Tironi para este panorama?: «Digamos que con las carreteras concesionadas pasó lo mismo que con el Metro de Santiago: se democratizaron».

El mentor de la Concertación sigue:

«Cada ciudad, pueblo o paraje que visité estaba invadido por el mismo tipo de chilenos con que me había encontrado en la carretera. Era conmovedora su emoción ante la belleza de los parajes, el precio del salmón y del cordero, la magnificencia de Valdivia, el küchen de murtilla, los alerces, coihues y copihues, las ferias tradicionales, los volcanes, las aguas calmas y cálidas de lagos y ríos. Se los veía en grupos, muchas veces tomados de la mano, como para no caerse ante el asombro».

Eugenio Tironi continúa describiendo un encuentro con un grupo de mujeres, una de las cuales ante la pregunta del sociólogo sobre el lugar de dónde venían habría respondido que «de Santiago» y que desde el día siguiente empezarían a ahorrar plata para volver el año próximo e ir al norte.

«Fue ahí cuando pensé que quizás dejen alguna basura, o que a lo mejor cortaron ramas para hacer fuego. Es probable también que el año próximo no sea un vehículo, sino varios, los que bajen a la ribera del río, y que esto contamine más sus aguas. Admito además lo molesto que es para gente como uno perder el privilegio de disponer de tanta belleza solo para uno. Pero esto qué importa. Que estén aquí en el Río Bueno nos vuelve un país donde el cariño y orgullo por su naturaleza, su cultura y su historia están más asentados y extendidos. Lo que es bueno para todos», remata Tironi.

 

Síguenos y suscríbete a nuestras publicaciones