Este jueves, la Corte de Apelaciones de Temuco ratificó la prisión preventiva de 9 militares acusados de torturas y simulacros de fusilamiento contra un grupo de cinco jóvenes en Collipulli en octubre de 2020.
Por estos hechos, el Instituto Nacional de Derechos Humanos presentó una querella, donde se señala que los afectados, tres hombres y dos mujeres, fueron interceptados por una patrulla militar que circulaba en un camión, siendo apuntados con fusiles, amarrados de manos, golpeados, e incluso, sufriendo un simulacro de fusilamiento. Asimismo, la querella también estableció que los jóvenes fueron insultados con palabras racistas por tener apellido mapuche.
«Nosotros tomamos los testimonios de cada uno de los jóvenes, que hasta la fecha presentan secuelas por el impacto psicológico que el trato que padecieron les provocó», declaró a Radio Cooperativa el director regional del Instituto de Derechos Humanos en La Araucanía, Federico Aguirre, que indicó que aún falta por imputar a un militar, pues la patrulla se componía de 10 uniformados.
Los hechos
De acuerdo a la investigación judicial, en horas de noche del 13 de octubre de 2020, cinco jóvenes mapuche –tres varones y dos mujeres– concurrieron hasta el sector Los Pinos, comuna de Collipulli, lugar donde fueron abordados por una patrulla del Ejército, a cargo del teniente J.A.S.C., e integrada por los efectivos del Ejército: E.A.G.F., S.O.S.S., H.M.P.P., A.N.T.C., M.A.V.Q., J.C.S.D., R.D.L.L., C.E.M.H. y D.E.V.N., quienes se movilizaban en un camión militar, en horario de toque de queda.
Una vez en el lugar, los efectivos militares, actuando conjunta y coordinadamente y abusando de sus cargos, descendieron del vehículo portando armas de fuego con las que apuntaron a las víctimas, obligándolas a lanzarse al suelo con las manos en la nuca, insultándolos y maniatándolos con amarras plásticas.
Luego, los imputados procedieron a romper los vidrios y neumáticos de los dos vehículos en que se movilizaban las víctimas, propinaron golpes a los detenidos, los pisotearon e insultaron por ser del pueblo mapuche, amenazándolos con matarlos si se movían.
Posteriormente, los militares obligaron a las víctimas a subir al camión castrense, ordenándoles a viva voz tenderse boca abajo, cargando con los pies los cuerpos de los jóvenes, a quienes trasladaron hasta un predio forestal, ubicado en un sector despoblado distante a 2,5 kilómetros, donde les ordenaron descender del camión y lanzarse al suelo, posición en la cual los rociaron con un líquido, presumiblemente un acelerante, señalando uno de los soldados: «hay que quemarlos».
Finalmente, estando las víctimas de espalda y maniatadas, los militares realizaron un simulacro de fusilamiento, procediendo a «pasar bala» para, finalmente, cortar las amarras plásticas de las muñecas de los jóvenes, ordenándoles no mirarlos o, de lo contrario, los matarían; en tanto, uno de los soldados les quitó los teléfonos celulares, aparatos con los que procedieron a retirarse del predio en el vehículo militar dejando abandonadas a las víctimas, tres de las cuales, los varones, resultaron con múltiples lesiones.