Más de una década de disputas

La defensa de la filosofía como lucha por una democratización epistemológica de los saberes

Por Braulio Rojas Castro, Dr

Por Absalón Opazo

28/02/2018

Publicado en

Chile / Columnas / Educación

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Por Braulio Rojas Castro, Dr. en Filosofía.

Las tensiones disciplinares entre la enseñanza de la filosofía y la estructura institucional de la educación, tramada hoy en día entre el Estado y el Mercado, han sido un lugar de conflicto, en el cual se excede lo propiamente filosófico, instalándose como una lucha por una democratización de los saberes en el curriculum escolar en el país.

Estas disputas adquieren notoriedad en la escena pública a partir del año 2001, cuando el Ministerio de Educación, a través del Decreto Nº 220 del mes de junio de 1998, redistribuye los tiempos semanales, anuales y totales vinculados a la Formación General y Formación Diferenciada del curriculum escolar, lo que se traduce en la disminución de las horas de dedicación a la asignatura de filosofía en el curriculum obligatorio de formación científico humanista y su eliminación del curriculum Técnico Profesional.

Esta situación movilizó la organización de estudiantes, profesores y académicos por la defensa de la enseñanza de la filosofía en el país. La Unidad de Curriculum y Evaluación del Ministerio de Educación, coordinada por Cristian Cox (1997-2006), que revisaría las modificaciones al decreto, tuvo como tarea elaborar una propuesta que fuese concordada entre los distintos actores, para resolver los problemas que bloqueaban la implementación de la reforma en la asignatura.

En esta comisión no se pudo acordar una posición consensuada entre sus miembros acerca de lo temas en conflicto, a saber: 1) La ausencia de coherencia entre los contenidos de los programas de tercer y cuarto año medio de filosofía en el curriculum de formación general científico-humanista. 2) La omisión de la asignatura de filosofía en el programa de formación general del área técnico profesional.

La comisión cerró sus puertas al diálogo, obligando a la movilización de las y los profesores de filosofía, logrando revertir un decreto ministerial, y consiguiendo mantener la asignatura en la formación Científico Humanista, pero se perdió del currículo Técnico Profesional y su condición optativa para la Educación para Adultos

En el informe que remite el Ministerio de Educación a la Comisión de Educación del Senado sobre la situación de la filosofía en el curriculum escolar el año 2004, se visibilizan dos perspectivas en la manera de abordar la cuestión de la filosofía. Desde una primera perspectiva, se declara que “la filosofía es un cuerpo de conocimientos constituido por obras e ideas filosóficas, que son un gran legado cultural-histórico” [1], lo que significa asumir que hay temas propiamente filosóficos, y autores canónicos que deben estar presentes, y autores que carecen de ese estatus, lo que implica una decisión política y epistemológica de lo que es y no es filosóficamente relevante.

Una segunda perspectiva establece que “la filosofía se concibe más bien como un actuar o estar en el mundo de modo esencialmente indagatorio y explorador”[2], lo que reduce a la filosofía a una serie de competencias, actitudes y capacidades, que se transversalizan en el curriculum, por lo tanto, no son relevantes como una disciplina por sí misma, asumiendo que cualquier profesor/a de cualquier área podría instalarlas en su asignatura específica, lo que hace irrelevante la presencia de la filosofía en el aula. Ambas miradas, construidas en ausencia y por la espalda de las y los profesores de las aulas escoalres y de las universidades formadoras de profesores.

En agosto del 2016, estando una nueva reforma curricular en curso, nos enteramos de que estábamos excluidos del Plan Común, lo que motivo que la Reprofich se rearticulase, generando un movimiento que consigue que el Mineduc mantenga el compromiso de incluir filosofía en las bases curriculares, siendo el Consejo Nacional de Educación (CNED) la instancia que rechazó en tres ocasiones las propuestas curriculares surgidas desde la Unidad de Curriculum del Ministerio. Es esta entidad, que situándose como un poder fáctico, la que se sobrepone a las discusiones, decisiones y acuerdos logrados por los actores vinculados al sistema educacional chileno.

El actuar del CNED, tal como lo fue en su momento y en otro contexto, el Consejo de Seguridad Nacional (COSENA) y aún el Tribunal Constitucional, se devela como una instancia de decisión antidemocrática, por lo que es necesario revisar su rol, su composición y sus atribuciones, más allá de este caso. No sólo la filosofía está en peligro de ser minorizada en su rol formativo integral, lo mismo ha sucedido con las asignaturas de arte, ciencias, orientación, historia, música, atentando contra la democratización de los saberes, y el derecho de todos y todas las y los niños y jóvenes de acceder a una formación escolar integral.Una vez más, las ciencias sociales, las artes y las humanidades, son despreciadas por la tecnocracia educacional.

Quienes trabajamos en el campo de la filosofía, tanto en el nivel escolar, como en el nivel universitario, tanto en docencia como en investigación, tenemos la convicción de la relevancia de su presencia en el currriculum escolar, toda vez que aquello que posibilita la enseñanza filosófica, más allá de contenidos y autores específicos, es una mirada cuestionadora, crítica y analítica del entorno social en el cual un individuo vive, permitiendo la construcción de una sociedad más democrática, que sobrepase los marcos de esta democracia tutelada por el autoritarismo económico imperante.

Lo que defendemos está en concordancia con las recomendaciones de la UNESCO en relación al valor que se le asigna a la enseñanza y promoción de la filosofía: “La filosofía es una ‘escuela de libertad’ ya que no sólo elabora instrumentos intelectuales que permiten analizar y comprender conceptos fundamentales como la justicia, la dignidad y la libertad, sino que además crea capacidades para pensar y emitir juicios con independencia, incrementa la capacidad crítica para entender y cuestionar el mundo y sus problemas y fomenta la reflexión sobre los valores y los principios”. [3]

Esto fue enunciado por primera vez en la Comisión Preparatoria de la primera Conferencia General de la Naciones Unidas (1946), luego en la Conferencia General de 1950, y ratificado en la Declaración de París en favor de la filosofía (1995). En él es posible constatar a lo menos tres formas para abordar la enseñanza de la filosofía. La primera de ellas vinculada a la comprensión y análisis de conceptos, la segunda vinculada a la adquisición de capacidades para pensar y emitir juicios, y una tercera en la que se indica con claridad que la culminación de este proceso considera entender y cuestionar el mundo y sus problemas.

Estas declaraciones internacionales acerca del rol de la enseñanza de la filosofía en el sistema escolar nos permiten indicar que la negativa del Mineducen su momento, del CNED ahora, por discutir los problemas teóricos tras la disminución de la enseñanza de la filosofía en el curriculum escolar del país, invisibiliza a lo menos dos grandes dimensiones que debe considerar toda construcción curricular: la primera de ellas, de orden epistemológico, que en este caso considera dilucidar en qué consiste el ejercicio filosófico distinguiendo entre lo teórico, actitudinal y procedimental que desarrolla, y que hace de su ejercicio una acción propia, no sustituible por otro saber; y una segunda dimensión de orden político, que cuestiona el «valor» que el propio Mineduc atribuye a la filosofía en el curriculum escolar, y en la formación de los ciudadanos del país.

Las decisiones curriculares son siempre una cuestión eminentemente política, toda vez que el curriculum hace referencia a aquellos saberes que una sociedad o cultura determinada consideran dignos de ser trasmitidos y preservados de una generación a otra, por lo cual, lo que queda fuera del curriculum puede ser considerado como un tipo de saber que no tiene un estatuto tal que se considere necesario para ser resguardado. Por ello, es necesario situar la defensa de la filosofía más allá de una mera defensa corporativa. Se trata de resguardar la necesaria democratización epistemológica en la difusión y el acceso a los saberes. Se trata de promover una sociedad democrática, no sólo formal, sino que se expresa en la libertad a acceder de manera igualitaria al saber para los niños y niñas de Chile.

NOTAS

[1] Informe del Ministerio de Educación a la Comisión de Educación del Senado sobre la Situación de Filosofía en el curriculum nacional al Senado, “Filosofía en la educación Escolar Chilena”, abril 2004, p. 4.

[2] Idem.

[3] Informe del Director General UNESCO relativo a una estrategia intersectorial sobre la filosofía, 2005.

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