I
Paulo Freire señala que la persona es un ser culto. Esto significa que es un ser capaz de crear cultura, transformando así la realidad natural y la realidad social. En la creación de cultura descubre la conciencia crítica. El ser culto implica que la persona es un ser inconcluso, por lo que requiere hacer y rehacer su saber constantemente. Que la persona es un ser capaz de decisión significa que reflexiona sobre sí misma y su propia actividad. Es un ser libre que discierne, reconoce, critica y modifica conscientemente el medio. Hay muchas personas incapaces de decidir, debido a la esclavitud que padecen por la conciencia mágica o la conciencia ingenua que los mantiene bajo el fatalismo, los mitos o la opresión de otros. La educación liberadora debe estar empapada de la creencia en el poder creador del hombre, así como en su poder de decisión.
Freire afirma que “el hombre es praxis, y por esto no puede reducirse a mero espectador de la realidad, ni tampoco a mera incidencia de la acción conductora de otros hombres que lo transformarán en cosa. Su vocación ontológica, que él debe existenciar, es la de sujeto que opera y transforma el mundo” (1). Es un ser de relaciones porque es en relación con las demás personas y con el mundo. Es “en” y “con” el mundo. Es un ser “situado y fechado”, es decir, es histórico, aquí y ahora, porque está en situación. Persona y mundo no son una dicotomía, puesto que no pueden existir separados. Entre ambos hay una relación dialéctica. En consecuencia, la persona no puede aprender sino mediatizada por el mundo, al que es capaz de admirar (2).
La educación debe ser humanista, en contraposición a lo que Freire denomina “educación bancaria”. La educación humanista es aquella que hace a la persona tomar conciencia de sí misma, tanto de su valor como persona, como de su capacidad de crear y de decidir. Explicita el valor y el respeto que se ha de tener por los demás seres. Conduce a la toma de conciencia de la persona frente al mundo y frente a los demás seres. La educación es para la práctica de la libertad. Tiene por objeto formar actores de la historia. Hace descubrir la responsabilidad para transformar el mundo. Problematiza la acción concreta para ser críticos frente a la misma. Es una afirmación de la libertad frente a los opresores y al fatalismo de una conciencia ingenua o mágica. En otros términos, desmitifica el mundo. Libera a la persona de todas las opresiones. Forma la conciencia crítica, haciendo tornarse espectador de la propia realidad y haciendo reflexionar sobre ella. Afirma Freire que “técnicamente, este paso se realiza presentando al educando imágenes de su propio modo de vida, de sus costumbres, de sus creencias, de sus prácticas sociales, de sus actividades de grupo, etc. Con esto, se vuelve espectador y puede discutir su realidad, lo que significa abrir el camino para el comienzo de la reflexión crítica, del surgimiento de la autoconciencia” (3).
En cuanto a los objetivos del método de concientización o psico-social, Freire señala que persigue, en primer lugar, formar conciencia crítica, es decir, concientizar. Es hacer surgir una conciencia crítica y reflexiva, capaz de juzgarse a sí misma y juzgar la cultura, las manifestaciones y las causas de la realidad a la cual se enfrenta, para hacer a la persona consciente de su propio valor y consciente de su actividad. Por tanto, la educación es para la decisión, para la responsabilidad social y política. Educar para el compromiso de la transformación de la realidad formando actores de la historia. La educación no debe superponer formas nuevas de pensamientos o imponer nuevas técnicas, ya que esto provoca reacción de defensa ante el “invasor”. Su papel es problematizar y llevar a reflexionar sobre los hechos, transformando al educando en espectador de su realidad y, por su medio, al diálogo. Una vez alcanzada la conciencia crítica, el educando (y, específicamente, el alfabetizando) siente la necesidad de aprender a leer y escribir para participar de la “cultura letrada”. Es así él mismo sujeto de su aprendizaje.
II
Esta concepción humanista de la educación debe basarse en el diálogo, entendiéndose por tal la relación horizontal entre dos sujetos: educador y educando. Así se distingue la extensión de la comunicación. Esta última es propia de la educación humanista y liberadora, pues la comunicación es causa y efecto del diálogo, cuyos elementos son los siguientes: amor a la persona y al mundo. Es decir que, donde exista una persona oprimida, se debe estar comprometido con su causa liberadora. También la humildad, que es la tarea de saber y de actuar, pues dice Freire que quienes “carecen de humildad o aquellos que la pierden, no pueden aproximarse al pueblo”. Otro elemento del diálogo es la esperanza, que se basa en la inconclusión de las personas, a partir de la cual luchan en común para perfeccionarse en la búsqueda de su ser (o identidad). También está la fe en las personas, ya sea en su poder de crear y de recrear, es decir, en la vocación de ser más persona. Se agrega el pensar crítico y reflexivo, además del ambiente de participación, al que Freire denomina “área abierta”.
III
Teniendo presente parte de las nociones de Paulo Freire sobre educación, es pertinente la interrogante sobre el sistema educacional de Chile: de acuerdo a datos de la OCDE, entre 31 naciones, Chile ocupa el último lugar en comprensión lectora. La mitad de la población adulta no comprende lo que lee en un texto simple. Tampoco existe la capacidad de resolución de operaciones matemáticas básicas, ni de enfrentar problemas cotidianos.
Tras una dictadura militar-empresarial y cuyos crímenes y latrocinios se mantienen en la impunidad, el 60% de los escolares no distingue entre dictadura y democracia. El 30% de los mismos justifica la represión estatal “si es por el bien del país”. No se reconoce que el negacionismo es una muestra de violencia simbólica. Entre los años 2023 y 2024, la violencia hacia los profesores se elevó en un 20%. Sólo un 4,6% de los postulantes a las universidades opta por carreras de pedagogía. Frente a esta situación, el Consejo de Rectores ha cuestionado la implementación del Sistema Profesional Docente relativo al aumento de la exigencia de puntajes a pedagogías, bajo el argumento de que esto redundaría en una merma de postulantes mayor de la ya existente (No dicen que su preocupación se debe a que disminuiría el ingreso económico de sus instituciones). No se considera que a los profesores de colegios particulares pagados, colegios particulares subvencionados y colegios municipales se les exige todo, sin garantizar lo mínimo en cuanto a condiciones laborales, libertad de expresión, participación en las decisiones que les atañen directamente, sin salarios justos ni resguardo emocional. Al contrario: a pesar de que el síndrome de agotamiento profesional afecta a más del 50% del magisterio, se incrementan las condenas de parte de las autoridades, de los medios de comunicación, de los apoderados, de la “opinión pública” y de las redes sociales.
Frente a los problemas de violencia en colegios dirigidos por autoridades municipales que conciben a la educación como negocio y “domesticación” para formar consumidores acríticos e ignorantes, se ha incrementado la denominada ley “Aula Segura”, que implementó el gobierno de derecha empresarial de Sebastián Piñera (octubre, 2018), instaurando “el sistema de control biométrico para mejorar la seguridad y garantizar un mejor control de quienes entran y salen de los colegios”, bajo la amenaza de la cancelación de matrículas y la expulsión inmediata de estudiantes “conflictivos”. Sus seguidores, como el alcalde de Santiago, el ex carabinero Mario Desbordes, quien insiste en aplicar la ley de Aula Segura y la “mano firme” contra los estudiantes de los liceos emblemáticos. Por su parte, el también actualmente derechista alcalde de Ñuñoa, Sebastián Sichel, ha amenazado con acciones inmediatas bajo la lógica de “tolerancia cero” y orden público contra los estudiantes. El alcalde de Providencia, Jaime Bellolio, de la Unión Demócrata Independiente (UDI), ha propuesto mayor vigilancia estatal y el establecimiento de un fiscal especializado en relación a los conflictos estudiantiles. En el Congreso, la bancada de Renovación Nacional ha señalado la mantención de la ley Aula Segura como herramienta disciplinaria. El ministro de Seguridad ha propuesto que los conflictos estudiantiles sean considerados delitos penales, sin considerar otras dimensiones del problema educacional, tales como la ausencia de perspectivas de futuro del estudiantado, ni el incremento de alteraciones de salud mental, entre otros aspectos.

¿Qué saben sobre educación los personajes que pontifican sobre el tema? ¿Cuál es la filosofía de la educación que les guía? ¿Es la represión el camino para orientar a adolescentes y jóvenes, quienes no saben qué será de sus vidas en medio de un sistema en el que han nacido siendo “perdedores”? ¿Acaso la frustración no tiene como efecto a la agresividad? ¿Es válido el castigo penal en el proceso educacional? Frente a estas interrogantes (y muchas otras), pareciera vigente la afirmación de Platón: “la ignorancia es el mayor de los males”.
Por Hervi Lara B.
Santiago de Chile, 24 de agosto de 2025.
Fuente fotografía
NOTAS
- Freire, Paulo, “Sobre la acción cultural” (Texto mimeografiado. Sin datos bibliográficos”). ↩︎
- Del pensamiento del Gabriel Marcel. ↩︎
- Freire, Paulo, op. cit. ↩︎
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