Columna de opinión

Las AFP tienen su pensión asegurada

Las pérdidas se socializan y las ganancias quedan en manos de los dueños de las empresas conocidas como AFP. Lo fundamental es enfrentar el actual sistema proponiendo cambios de fondo. No está en el manual de corta palos ni en ningún programa presidencial. Deuda pendiente tiene necesariamente que esperar respuesta.

Las AFP tienen su pensión asegurada

Autor: El Ciudadano

Por Pablo Varas

La reforma al sistema de pensiones no amerita un monumento.

La oposición y el oficialismo han convertido la pequeña y miserable alteración al sistema de pensiones en una cuestión trascendental. Justifican, reivindican la necesidad de los acuerdos, y se disputan quién puso más en esa historia.

Escuálidos son los ingresos que recibirán los pensionados si se comparan con los que reciben aquellos esos conocidos como clase política, desaforados y corruptos.

No fue un invento de la izquierda que las empresas administradoras de fondos de pensiones metieran la mano al bolsillo mensualmente a millones de chilenos. El modelo impuesto agresivamente por la dictadura no tuvo el menor asco para instalar lo que los grupos económicos, bancos y aseguradoras necesitaban, ese indispensable y fundamental dinero fresco.

Sin duda una buena explicación es decir que: de pobre se pasó a ser miserable bajo el paraguas de la AFP. Corre el billete entre los chilenos pudientes que son unos pocos, lo que se conoce como el 1% más rico.

No es disparate sostener que la paupérrima reforma al sistema previsional en su lado oscuro se encuentra no hacerla avanzar, sencillamente porque una alteración en la forma y el fondo cuestiona una vez más el agitado sistema y aquello no se toca. Treinta monedas mantienen el alejamiento del bien común como fin de Estado. No hay espacio para sostener que lo alcanzado por la oposición y el oficialismo entrega dignidad y asegura un buen pasar en el tercer periodo de la vida. Todo fue una falacia, un engaño.

Todos se han colocado una medalla en el pecho para decir que estuvieron en el acuerdo luego de tantos años con pensiones postergadas. Escrito está que el sistema de AFP nació en dictadura cuando los Chicago Boys bajo palio adoraban a Milton Friedman. No ha sido la izquierda que ha convertido la vida en mercancía. Los pensionados fueron convertidos en mercancía y hasta hoy.

Con salarios bajos no es posible alcanzar con la capitalización individual pensiones justas. Manuel Riesco cierra el círculo estableciendo que: “Las AFP son un impuesto privado sobre el salario”. No es motivo para tantos abrazos y fotos.

Las empresas conocidas como AFP siempre han llevado un buen pasar. Detalle no menor es, por ejemplo, que el año 2021 Habitat retiró utilidades por 40.000 millones. Eso es habitual en las diversas empresas, también es necesario establecer que, de las siete administradoras de fondos, cinco de ellas habían retirado 201.326 millones entre noviembre y diciembre. Estas ganancias que son datos de 2021 no muestran un sistema ni un país al borde de la quiebra. Las pérdidas se socializan y las ganancias quedan en manos de los dueños de las empresas conocidas como AFP. Lo fundamental es enfrentar el actual sistema proponiendo cambios de fondo. No está en el manual de corta palos ni en ningún programa presidencial. Deuda pendiente tiene necesariamente que esperar respuesta.

Un informe de la Fundación Sol (2025): La mitad de las personas que cotizaron entre 35 y 40 años y se pensionaron en el mes de junio de 2025 alcanzaron una pensión de vejez autofinanciada inferior a $288.221.

La precariedad de la reforma al actual sistema de pensiones no puede ser considerada legado de este gobierno. Queda la sensación de un oscuro pacto gatopardiano, donde todo quedó igual. Las formas sólo pintan las casas, el fondo lo que hace que más casas se levanten. Para muestra los acuerdos de cómo salvar a las Isapres hace algún tiempo. En este modelo hasta los enfermos sirven para hacer caja.

Las pensiones deben ser la respuesta justa al aporte de las personas. Los que construyeron liceos, calles, carreteras, edificios, es la suma de tantos pequeños esfuerzos. En los acuerdos de la elite los que siempre salen perdiendo son los más sencillos, aquellos que en época de elecciones y campañas se convierten en sujetos fundamentales.

La vociferada reforma de pensiones no dio el ancho, menos una respuesta digna. Se debe entender que debe seguir siendo una exigencia popular, sencillamente porque los más maltratados son los sencillos.

Y si por alguna casualidad se debe volver a octubre, pues bienvenido sea.

Por Pablo Varas


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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