Por Paula Rosso, psicóloga y consejera regional por Valparaíso.-
Hace unas semanas en Estados Unidos, un matrimonio fue condenado por la muerte de su bebé de solo 2 días de vida. La causa: una hiperbilirrubinemia no tratada. Ambos señalaron ser religiosos y pese a notar que el niño estaba enfermo, optaron por no llevarlo al médico y rezar para que se mejorara. El caso ocurrió en Ohio y en la audiencia, el juez acreditó que el bebé tenía un 99% de probabilidad de sobrevivir en caso de haber recibido atención.
En el mismo EEUU, en 2025 los índices de sarampión son los más altos desde que el país erradicara la enfermedad. Van más de 1300 casos desde principios de año, la mayoría de ellos en el Estado de Texas, que tiene 3 de cada 4 infecciones reportadas.
Lo anterior son solo 2 ejemplos, entre muchos otros, que deberían alertarnos respecto a aquellos discursos que cuestionan no solo las vacunas, sino la ciencia en general, lo que se vuelve aún más problemático cuando tenemos autoridades que repiten esos dichos.
Un ejemplo es el mismo Donald Trump, cuyo discurso es asumido en Chile por las derechas de Kast y Kaiser: dice que el cambio climático “es un engaño” y recientemente aseguró que el consumo de paracetamol en embarazadas causaría autismo en los bebés, algo que ha sido totalmente descartado por la ciencia médica.
El negacionismo científico por parte de autoridades o representantes políticos, y la difusión de sus discursos extremos hacia la sociedad, representa un grave riesgo que se debe controlar a tiempo. Desde Chile, la destacada epidemiologa y académica de la U. de Chile, María Paz Bertoglia, nos recuerda que los grupos antivacunas “tienen mucha responsabilidad en el alza de las cifras de este tipo de enfermedades” (como el sarampión) y reitera que “ahora, por medio de redes sociales, estas informaciones falsas tienen más relevancia”.
Como propuesta, ella junto a otros investigadores y científicos han pedido hacer una campaña a nivel masivo, sobre todo en redes sociales, que es precisamente donde están las personas ‘antivacunas’. Porque, lo que se necesita es entregar respuestas a quienes tienen dudas que son razonables, pero, como señala la profesora Bertoglia, “tenemos que entregarle a la gente la consciencia de riesgo real que existe: cuando tú no vacunas a tu hijo lo pones en riesgo de que se enferme y se muera”.
En Chile, las políticas públicas en esta materia transitan por una vereda distinta a la de EEUU. Una muestra de aquello es que, por segundo año consecutivo, el país no registró muertes de lactantes de menos de 1 año de vida a causa del Virus Sincicial, que aparece durante la temporada invernal. Factor clave en este logro fue la vacunación y el manejo del correspondiente calendario de inoculación.
Desde el Ministerio de Salud explicaron que el adelantamiento de la vacunación contra la influenza al 1 de marzo marcó un punto de inflexión en la estrategia preventiva, alcanzando una cobertura del 77,78% con más de 8,1 millones de dosis administradas. Asimismo, la estrategia se tradujo en una reducción del 62% en las hospitalizaciones por VRS comparado con 2023 y una disminución del 45% en la habilitación de camas críticas pediátricas respecto al mismo año.
Todo esto fue posible gracias a la aplicación del anticuerpo monoclonal Nirsevimab a través de una vacuna, que fue adquirida para Chile por el Gobierno del Presidente Gabriel Boric en 2024 e integrada al Programa Nacional de Inmunizaciones, el cual es de acceso totalmente gratuito.
El fortalecimiento de la Salud Pública en Chile también se proyecta en la última Ley de Presupuestos presentada por el Ejecutivo, donde se incrementa en 900 mil millones de pesos el ítem Salud, que completa de esa manera un aumento de más de 30% durante los 4 años del Presidente Boric.
Con esto, entre otras cosas, se podrá realizar la mayor inversión en el Sistema de Garantías Explícitas de Salud (GES) desde su creación en 2004, incorporando por ejemplo el medicamento para la fibrosis quística (de muy alto costo) y el tratamiento hospitalario de la depresión grave y el riesgo de suicidio en menores de 15 años.
Se trata de políticas sociales valiosas porque tienen como fin dar Vida y Bienestar, en contraposición a quienes las asumen como un gasto y que pretenden seguir asfixiando a la salud y al sistema público con recortes millonarios que aún no son capaces de explicar cómo ni dónde realizarán.
Por eso, es necesario insistir en que las dispares realidades que están viviendo miles de personas en EEUU y en Chile son consecuencia directa de las políticas y discursos que aplican sus respectivos gobiernos. Sirva entonces esta columna para mostrar los efectos concretos de una administración que reniega de la ciencia y cuestiona hasta sus dictámenes más básicos, frente a otra que confía en el valor del conocimiento y la medicina como herramienta para beneficiar a la población de todo el país.
Por Paula Rosso, psicóloga y consejera regional por Valparaíso.-

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