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Legado de un siglo de trayectoria: El Trabajo Social ante la encrucijada del Chile actual

"En el centenario del Trabajo Social, nos parece sumamente relevante tomar como ejemplo y aprendizaje lo que fue dicho movimiento, más aún en un contexto en el cual están resurgiendo peligrosamente proyectos profundamente antidemocráticos que atentan contra los derechos de los sectores oprimidos y que amenazan seriamente con retroceder en muchos de los derechos sociales conquistados por las clases asalariadas".

Legado de un siglo de trayectoria: El Trabajo Social ante la encrucijada del Chile actual

Autor: El Ciudadano

Por Luis Vivero Arriagada, Trabajador Social, Doctor en procesos sociales y políticos en América Latina, académico del Departamento de Trabajo Social de la Universidad Católica de Temuco

Sin duda, este año ha sido un periodo de intensa reflexión para el Trabajo Social chileno y latinoamericano. Se conmemoran 100 años de la fundación de la primera Escuela de Servicio Social en Chile en 1925 y la primera en América Latina.

Diversos artículos, columnas de opinión y encuentros académicos, han dado cuenta de una profunda reflexión y análisis, en cuanto a los aportes de la disciplina. Y por supuesto, en los cuales se da cuenta de los diferentes hitos, rupturas y avances, en términos epistemológicos, teóricos y políticos intelectuales, a lo largo de su historia.

Un desarrollo que es histórico y dialéctico, que va (no de forma lineal) desde la inicial influencia del higienismo y las concepciones asistencialistas, su rol en la construcción del Estado de Bienestar incipiente en la primera mitad del siglo 20, hasta su compromiso ético político en las luchas sociales de los diferentes sectores oprimidos y excluidos de la sociedad.

Estos recuentos históricos son necesarios, pues, reafirman la existencia y la relevancia de una profesión que ha estado intrínsecamente ligada a las luchas sociales y políticas del país. Sin embargo, una mirada conmemorativa no puede caer en la autocomplacencia. La madurez de un siglo de trayectoria exige un análisis histórico y crítico que, más allá de los logros, ponga el foco en las fuerzas internas que moldearon su identidad y en las amenazas externas que hoy la cercan, especialmente ante la compleja encrucijada sociopolítica del Chile actual.

Si bien la fundación en 1925 marca el origen institucional de la disciplina, uno de los hechos significativos, que elevó al Trabajo Social a una posición de relevancia intelectual y política dentro de las Ciencias Sociales en América Latina fue el proceso de Reconceptualización durante las décadas de 1960 y 1970.

Este movimiento intelectual no fue un simple ajuste o reacomodo metodológico, sino que, sobre todo, un acto de insurrección epistemológica y política contra el carácter funcionalista, asistencialista y muchas veces reproductor del statu quo que había caracterizado a la disciplina. Un movimiento que estuvo en gran parte determinado por los procesos históricos, las luchas sociales y los proyectos de una sociedad más justa que se estaban fraguando en el continente.

De manera dialéctica, estos fenómenos se alimentaban de la Teología de la Liberación, el pensamiento crítico marxista, la Teoría de la dependencia, y educación concientizadora propuesta por el pedagogo brasileño Paulo Freire.

En tal sentido, con el movimiento de Reconceptualización del Trabajo Social latinoamericano, se propuso desmontar la neutralidad axiológica y asumir una postura de compromiso explícito con las luchas sociales y los procesos de la emancipación de las clases subalternas. En definitiva, se asumió el compromiso ético y político por la superación de las estructuras de dominación capitalista.

En el centenario del Trabajo Social, nos parece sumamente relevante tomar como ejemplo y aprendizaje lo que fue dicho movimiento, más aún en un contexto en el cual están resurgiendo peligrosamente proyectos profundamente antidemocráticos que atentan contra los derechos de los sectores oprimidos y que amenazan seriamente con retroceder en muchos de los derechos sociales conquistados por las clases asalariadas.

Nos parece necesario retomar la senda de la identidad crítica del trabajo social, que trascendió a la mera aplicación de políticas sociales, instrumentales y tecnocráticas.

Aunque el proceso fue truncado abruptamente por las dictaduras que azotaron a gran parte de los países de Latinoamérica, su legado intelectual, político y valórico, es la base intelectual para enfrentar las actuales exigencias de un ejercicio profesional ético, reflexivo y comprometido con la justicia social.

Desconocer o minimizar la Reconceptualización es negar el momento en que el Trabajo Social se convirtió en una ciencia social con voz propia y capacidad de interpelación política.

Hoy, el Trabajo Social se enfrenta a una nueva y peligrosa encrucijada en el Chile actual. El avance de fuerzas políticas ultraconservadoras y la reinstalación de narrativas neoliberales ultraortodoxas, amenazan con desmantelar los avances sociales logrados con décadas de esfuerzo, de luchas y resistencias.

La avanzada ultraconservadora propone una jibarización del Estado y una mercantilización aún mayor de los servicios sociales esenciales (en salud, educación, y seguridad social, por mencionar algunas), lo que impacta directamente en el bienestar de las poblaciones más vulnerables.

Asimismo, estos proyectos ultraconservadores y de un neoliberalismo extremo, podrían incluso significar una peligrosa reducción del campo de actuación profesional, o incluso prescindir del aporte intelectual y técnico del Trabajo Social, reduciéndolo simplemente a una actuación técnica y administrativa. En palabras del intelectual italiano Antonio Gramsci, estamos hablando de una profunda reforma social y moral, en este caso de un retroceso ultraconservador.

El legado de un siglo del Trabajo Social, no debe limitarse solamente a la recopilación de un listado de hechos lineales, de instituciones y nombres. Que, si bien es importante ciertos reconocimientos, no pueden hacerse sin una conexión con la historia y la reflexión crítica.

Por ello es que, en el centenario del Trabajo Social en Chile y América Latina, quisimos detenernos a reconocer la importancia de la Reconceptualización, por su legado histórico, de pensamiento crítico y compromiso ético. Porque nos enseñó que la reflexión debe preceder a la acción, así como los dolorosos tiempos de la dictadura nos demostraron que la defensa de la dignidad humana es el principio ético supremo.

Hoy, ante la «encrucijada del Chile actual», la profesión no puede permitirse el lujo de la tibieza intelectual y política. El desafío histórico del Trabajo Social es doble: primero, defender los espacios y derechos sociales ganados contra el embate conservador que busca desmantelarlos.

Y, en segundo lugar, profundizar su compromiso político-intelectual para enfrentar el avance de la ideología ultraconservadora que pretende reducir su campo de acción y reescribir su ética. Por lo anterior, es que insisto en la necesidad urgente de un proceso crítico reflexivo al interior de nuestra disciplina. Es lo que le he llamado la neo-reconceptualización del Trabajo Social chileno y latinoamericano.

Por Luis Vivero Arriagada.-


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