Entrevista a académica de la U. de Chile

María Emilia Tijoux y la «amenaza» de la inmigración: «Entonces que los hombres dejen de ir a night club con mulatos y mulatas»

"Estas personas que son tan católicas o que tienen un vínculo tan grande con la Iglesia deberían reflexionar sobre el modo en que deshumanizan a otros seres humanos", señala la doctora en sociología, respecto a la ofensiva de la Derecha en contra de los inmigrantes.

Por Daniel Labbé Yáñez

30/11/2016

Publicado en

Chile / Derechos Humanos / Portada / Sociedad

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Esta semana la derecha chilena ha comenzado una ofensiva en contra de la inmigración en nuestro país, la que se ha traducido en el desarrollo de un nuevo proyecto de ley que viene a sumarse a otros enviados al Congreso y que buscan imponer restricciones, limitaciones, a la llegada y permanencia en Chile de un sector de los extranjeros.

UDI racista

 

A la moción de los diputados UDI Issa Kort, Andrea Molina, Renzo Trisotti y Felipe Ward, se sumaron las declaraciones del expresidente Sebastián Piñera, quien en una entrevista publicada en La Tercera planteó, entre otras cosas, que “muchas de las bandas de delincuentes que hay en Chile, como las que clonan tarjetas, son de extranjeros”.

Abordamos estos hechos y declaraciones con la doctora en Sociología e investigadora y docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, María Emilia Tijoux. La académica comienza por sugerirle a Piñera «ingresar en las páginas del Departamento de Extranjería y Migración, donde están los datos trabajados muy seriamente sobre la delincuencia en Chile» para que así conozca con precisión «el porcentaje de delitos que son cometidos por inmigrantes». «A lo mejor con datos en la mano evitaría decir lo que políticamente tiene sentido, sobre todo cuando se está en un momento -podríamos decir- preeleccionario, y siguiendo también la ruta del presidente electo de Estados Unidos, Doland Trump», añade.

Para Tijoux existe efectivamente una asociación entre el discurso de Piñera y el del millonario republicano que «consiguió muchos votos con este mismo tipo de campaña», así como con sus propuestas de «colocar muros, extraditar gente, expulsarla». «A mí me parece que hay un lazo, que además es ideológico, que habría que considerar», advierte.

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María Emilia Tijoux

«Proceso de deshumanización»

María Emilia sostiene que «el fenómeno social de las migraciones está considerado un problema, y al considerarlo un problema es una consideración eminentemente económica y no política». En ese sentido, plantea que nada se dice de que «hay tráfico ilegal de inmigrantes y esos inmigrantes entrados ilegalmente a Chile son traídos por gente que posee empresas, tierras y que necesita de una mano de obra disponible, barata, y la gente vive en condiciones terribles». La misma omisión corre, por ejemplo, para otro de los nichos donde se insertan las inmigrantes, principalmente, y también algunos hombres, como «la entretención y el mercado del sexo en Chile, una cosa vieja que existe tanto por el norte como por el sur, y que en el sur comenzó por las argentinas».

La docente de la Universidad de Chile menciona igualmente la indiferencia frente «al modo en que se está tratando, por ejemplo, a los inmigrantes hoy en Alto Hospicio, los desalojos de Alto Hospicio que son brutales; las condiciones pero terribles en las que está viviendo esa gente no le importan  mucho a nadie; o la gente que muere en el desierto, y la trata y el tráfico ilegal, sobre lo que no se dice nada».

En ese sentido, Tijoux sostiene que «hay un proceso de deshumanización» y frente a la posición de los impulsores de estas medidas anti-inmigración añade que «estas personas que son tan católicas o que tienen un vínculo tan grande con la Iglesia deberían reflexionar sobre el modo en que deshumanizan a otros seres humanos».

«Invasión» de inmigrantes

Tijoux se muestra crítica respecto a las lecturas alarmistas que se difunden frente a los procesos de cambios como la migración de personas. Sobre Chile sostiene que «es curioso que se esté diciendo que ahora nuestro país aparece como uno rico al cual van a llegar los inmigrantes invadiéndonos, cuando tampoco es así».

 

Haitianos en Chile. Foto Daniel Labbé

Haitianos en Chile. Foto Daniel Labbé

Frente a este escenario la socióloga releva la importancia de comprender el fenómeno de la inmigración. «Entender -dice- que hoy el mundo está moviéndose por todos lados y que la gente se está mezclando no solamente del sur al norte, sino que también del norte al sur y del este al oeste, por las condiciones estructurales de pobreza que están viviendo algunos sectores del mundo y Chile no queda exento».

En ese marco, la académica critica que en medio de la discusión que se está dando en nuestro país se haya comenzado a plantear que «la Ley de Inmigración sobre la cual tanta gente trabajó bastante tiempo va a ser revisada». «Hoy no hay ley de migraciones en Chile, hay un decreto del año ’75, operando bajo la lógica de la seguridad interior», apunta.

Racismo y contradicciones

Algo que ha llamado la atención en los intentos de la derecha de frenar la inmigración han sido justamente los orígenes de los parlamentarios de la UDI que impulsan estos proyectos, entre ellos los mencionados Kort, Trisotti y Ward.

La académica se refiere a este particular hecho: «Las condiciones en las que llegaron sus familias es de inmigrantes, solamente que la inmigración del siglo XIX -en un momento de desarrollo a la europea, en clave blanca, con mucho interés por ‘blanquear’ la raza en Chile– fue bienvenida porque, además, fue laborada y planeada por el Estado chileno de la época». «A la gente se le olvidó eso», señala.

María Emilia Foto CIMaría Emilia indica que ahora, en cambio, el tema de la inmigración «es reducido a seis países»: Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, República Dominicana y Haití, a los que se podría agregar un séptimo, Venezuela. «Esos son calificados como países de donde vienen inmigrantes, pero se deja afuera a europeos e, incluso, latinoamericanos. A los de esos seis países se les coloca en un lugar negado. Es decir, una inmigración que se traduce en racismo a mi parecer y, de acuerdo a la gente con la cual trabajamos, es racismo», sostiene.

Tijoux advierte que el hecho de que «la derecha esté vociferando de esta manera, tiene efectos en el sentido común y la gente común y corriente toma esto como una verdad frente a lo que sería una amenaza, un peligro o un problema para la sociedad chilena».

Respecto a esa lógica, apunta: «Entonces que los hombres dejen de ir a los cafés con piernas, que dejen de ir a los night club con acompañantes mulatos o mulatas; no se entiende que el mercado del turismo sea que los chilenos vayan principalmente a los países caribeños, hay muchas contradicciones en esto».

«También hay mucha gente que no acepta el maltrato»

Por último, la docente se refirió a la posibilidad de que estas propuestas y declaraciones de autoridades redunden en movilizaciones y manifestaciones violentas en contra de los inmigrantes. «Ya están surgiendo, no voy a dar los nombres, pero basta entrar a las redes sociales para entender que hay grupos que ya surgieron, que están hablando en nombre de la identidad chilena, diciendo ‘el chileno ayuda al chileno'», ejemplifica. Según la socióloga, las razones de la aparición de estos grupos y de otros de carácter violento «están vinculadas a la propia pobreza en Chile o al descontento que hace que se junten en torno a algo así como ‘defender la patria'».

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«Yo veo bastantes riesgos», advierte, añadiendo que «me parece grave tanto a nivel individual, cuando alguien insulta a un inmigrante y mucha gente está de acuerdo, como grupal, en cuanto a que puedan crearse grupos racistas, fascistas o neonazis».

Sin embargo, la académica le da igualmente una vuelta de tuerca a este delicado escenario, planteando que «también hay mucha gente que no está tan de acuerdo con esto y no acepta el maltrato: jóvenes, estudiantes, niños, sectores en que uno ve también el desacuerdo frente a lo que está pasando con los inmigrantes». Aunque, advierte, «eso también va a polarizar y provocar momentos álgidos de discusión, de debate o de actos violentos, lamentablemente».

Daniel Labbé Yáñez

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