Así funciona el modelo alemán de aborto que inspira a Chile: 14 semanas, consejería obligatoria y sin cobertura de salud

El sistema alemán de interrupción del embarazo, citado como ejemplo por el gobierno chileno, impone restricciones, plazos y condiciones, lo que en la práctica limita el acceso al procedimiento.

Así funciona el modelo alemán de aborto que inspira a Chile: 14 semanas, consejería obligatoria y sin cobertura de salud

Autor: El Ciudadano

El reciente ingreso del proyecto de aborto por plazos presentado por el gobierno está inspirado en países como España, Argentina y Alemania; este último es con quien tendría dos grandes puntos en común. En primer lugar, está el plazo de 14 semanas para poder realizar la interrupción del embarazo y en segundo lugar, que la normativa sobre aborto coexiste con el resguardo de la vida que está por nacer. 

En Alemania la interrupción del embarazo está permitida pero no plenamente despenalizada, pues la legalidad del procedimiento está condicionada a ciertas causales por lo que no es un derecho libremente ejercible.  

El  procedimiento solo se puede realizar cuando la vida de la madre está en riesgo o su salud física o mental, en caso de violación y como explicó en conversación con Radio y Diario Universidad de Chile, Jutta Pflieke, ginecóloga y parte de Pro Familia, organización alemana enfocada en la educación sexual, que brinda asesoramiento a personas gestantes que están considerando interrumpir su embarazo, también se puede realizar  bajo la “excepción de consejería o la regla del certificado de consejería”. 

La ginecóloga explicó que esta última instancia indica que se puede interrumpir el embarazo hasta las 14 semanas de gestación y el personal de salud debe procurar que la paciente haya acudido a consejería en uno de los centros oficiales, donde deben conversar con algún integrante del centro sobre el embarazo, su elección y lo que busca hacer. 

Posteriormente la paciente recibe un certificado y tras tres días después de recibirlo, puede realizarse el procedimiento sin que el médico sea criminalizado. Lo que en vez de facilitar el acceso, genera obstáculos imponiendo tiempos y condiciones para acceder al aborto. 

Además, Jutta advirtió que esta consejería es obligatoria ya que la legislación del país “siente que tiene que proteger el embarazo” ya que contempla los derechos del “potencial ser humano”.

Esta medida puede parecer neutra, sin embargo evidencia una desconfianza institucional hacia la autonomía de las mujeres. Al respecto, la especialista indicó que si bien, a veces es necesario tener información sobre la decisión de interrumpir el embarazo, esto no debería ser obligatorio. 

“Creemos que no es necesario para la mayoría de las mujeres hablar con alguien para obtener el certificado, ya que la mayoría de las personas están en condiciones de tomar una decisión por sí mismas”, señaló al respecto. 

Asimismo, advirtió que la medida genera barreras prácticas ya que existen problemas en el acceso a las consejería, especialmente en personas que viven en sectores rurales, lo que dificulta la realización del procedimiento. “También es algo simbólico. El Estado te da la posibilidad, pero realmente no quiere que hagas el aborto”, agregó. 

¿Chile debería seguir el modelo alemán?

El año pasado, el gobierno alemán convocó una comisión que formuló una serie de recomendaciones al respecto. En el informe se recomendó eliminar la ilegalidad de la interrupción del embarazo durante las primeras etapas de gestación, evocando derechos constitucionales, internacionales y europeos. 

Asimismo, el documento recomendó extender los plazos para realizar el aborto a la semana 22 desde el inicio de la ultima menstruación, momento en el que el feto debería ser viable por si mismo. Pasadas las 22 semanas, el aborto debería seguir siendo ilegal salvo en casos de peligro de vida de la madre o violación. No obstante, a pesar de las recomendaciones la instancia no tuvo efectos legislativos. 

Al respecto de las recomendaciones, Pflieke señaló que el aborto debería despenalizarse, ya que siente que muchos médicos no se atreven a realizar el procedimiento por la inseguridad que existe al respecto. 

Además, la especialista señaló que en Alemania los abortos no están cubiertos por seguros médicos, “nosotros creemos que esto es un problema médico y por supuesto, debería ser cubierto por los seguros. El aborto es una prestación médica”, indicó. 

Según la organización Oficina Precaria Berlín, un aborto en Alemania puede costar entre 200 y 650 euros dependiendo del método ocupado, que puede ser a través de pastillas, que es la manera más económica o a través de un procedimiento de aspiración que se realiza bajo anestesia general.

Por último, respecto a qué aspectos Chile debería imitar de Alemania, Jutta declaró que es fundamental que el sistema de salud se adapte para que las personas gestantes tengan acceso a la interrupción de embarazo de manera fácil sin verse limitada, por ejemplo, por el lugar donde reside. 

Entonces, ¿Chile debería seguir un modelo en el que la legalidad del procedimiento está condicionada a cierta causales? Un modelo que impone plazos y condiciones y que además,  visibiliza la desconfianza en la autonomía de las decisiones de las personas gestantes sobre su propio cuerpo. Un modelo que, en la práctica, impone barreras a personas de ciertas regiones o condiciones socioeconómicas, obstáculos que ya están instalados en nuestro país y que iniciativas como el nuevo reglamento de objeción de conciencia buscan eliminar. 


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