Iniciativa laboral beneficia a jóvenes con habilidades especiales

Mosaico Alegre, una cooperativa estudiantil nacida desde la diferencia

Mosaico Alegre es el nombre de una inédita cooperativa de trabajo formada por los alumnos del Centro de Capacitación Laboral, ubicado en el cerro Alegre, y que permitirá a los jóvenes poder contar con un campo laboral una vez egresados del establecimiento

Por Absalón Opazo

20/03/2018

Publicado en

Chile / Educación / Trabajo

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Mosaico Alegre es el nombre de una inédita cooperativa de trabajo formada por los alumnos del Centro de Capacitación Laboral, ubicado en el cerro Alegre, y que permitirá a los jóvenes poder contar con un campo laboral una vez egresados del establecimiento.

Dependiente del sistema municipal, este centro, que tiene una matrícula de 65 alumnos, todos con habilidades especiales, imparte cuatro especialidades: Artesanía, Vestuario, Alimentación y Lavandería. Cada una, con dos niveles: uno inicial, que son las capacitaciones, y otro avanzado, que son las producciones.

“Por un beneficio de Senadis, fuimos seleccionados para trabajar y formar esta cooperativa durante todo el año pasado, periodo en que estuvimos siendo acompañados con profesores y especialistas en cooperativismo y economía social”, explica Marilyn Bastías, presidente del comité organizador de Mosaico Alegre.

El propósito siempre fue dar un lugar de inclusión en el mundo laboral a jóvenes que tienen discapacidad intelectual. “Les cuesta mucho laboralmente, el mundo no es inclusivo con ellos, y nosotros quisimos abrir este espacio para que participen como socios y puedan vender sus productos en la sala de ventas que va a funcionar acá”, agrega Bastías.

La idea de una cooperativa siempre entusiasmó a esta comunidad, que viene trabajando muy afiatada hace varios años. Su directora, Claudia Díaz, afirma que “el aporte es principalmente para el futuro de los jóvenes, puesto que van a poder continuar su proceso de capacitación, y además van a abrir un campo laboral para ellos. Al egresar van a tener una fuente de trabajo estable y permanente, la cual van a poder trabajar con su familia, con sus padres, o con su gente cercana”.

La Universidad de Santiago fue, en ese sentido, parte importante del proyecto. Un doctor en cooperativismo, Pedro Narvarte, fue el encargado de “capacitar para hacer, más que para aprender”, según sus propias palabras.

“Acá se hizo un trabajo muy interesante: darle independencia a las personas que tienen habilidades especiales, y ahí lo primero que se hizo fue un diagnóstico que mostró un poco la situación que se vivía, y luego de eso se hizo un trabajo de capacitación, orientado ‘más que capacitar para aprender, capacitar para hacer’, para llegar finalmente a lo que estamos viviendo, que es la constitución de una cooperativa de esta naturaleza”, sostuvo el académico de la Usach.

Por su parte, Mónica Salas, coordinadora del área de asistencia técnica del Centro Internacional de Economía Social y Cooperativas de la U. de Santiago, destacó que “para las personas vulnerables, ya sea por discapacidad, o por marginalidad -por ejemplo, los reos de las cárceles-, el cooperativismo significa todo un modelo. Hoy día, estos alumnos van a poder optar con esta cooperativa a remuneraciones dignas, a mostrar su producto en otros mercados, y por supuesto, darle un valor agregado lo que han construido con sus manos”.

Finalmente, Marcelo Garrido, gerente de la Corporación Municipal, sostenedora del Centro de Capacitación Laboral, destacó la iniciativa por cuanto “subraya el valor de lo que hemos dicho en la Alcaldía Ciudadana, de que en las cooperativas hay una oportunidad de prosperidad, de trabajo, de ser útil para uno mismo y para el resto”.

“El emprendimiento que ellos desarrollan no es el individual, el que estamos acostumbrados a escuchar, se trata de un emprendimiento colaborativo, una cooperativa en la cual el producto del trabajo se distribuye equitativamente entre los socios, asociado por supuesto al empeño que cada uno le pone, pero lo central es que están trabajando juntos de manera colaborativa, y eso creo que es altamente destacable”, concluyó el gerente de la Corporación Municipal porteña.

Más sobre el Cooperativismo

¿Por qué en Chile no se habló más de cooperativismo? Responde el profesor Pedro Narvarte: “Nunca desapareció el mundo cooperativo, lo que desapareció fue su visualización, no eran visibles. Y hoy día, que justamente es cuando más se necesita reforzar el concepto productivo de este país, que se ha comercializado mucho, pero le falta darle fuerza productiva, yo creo que las cooperativas nacen como una muy buena alternativa”.

El académico dice que su experiencia en las aulas durante los últimos años, le hacen pensar en un nuevo y renovado interés de las generaciones más jóvenes por acercarse al mundo de las cooperativas: “Uno antes veía a sus estudiantes en la universidad, y los estudiantes lo que querían era hacer negocios y ganar plata, hoy día no, hoy día uno escucha a los estudiantes con un sentido mucho más social, de cómo podemos unirnos para crear nuevas cosas”.

Mónica Salas agrega otro matiz al respecto: “Hay muchas formas en las que el Estado propicia el emprendimiento, pero a nivel individual, no colectivo o asociativo, como es una cooperativa. Por ejemplo, la alternativa ‘empresa en un día’ no ofrece la figura cooperativa; los fondos de pensiones tienen que ser por ley sociedades anónimas de tipo abierta, es decir, transan sus acciones en la bolsa; y muchas otras industrias están relegadas a sociedades anónimas, es decir, a empresas de capital, por ejemplo, bancos y aseguradoras”.

“Todo eso hace una sinergia para que el cooperativismo quede un poco de lado y no se enseñe ni en las facultades de derecho ni en las de ingeniería comercial. Entonces la pregunta es cómo hacer cooperativismo, si es que el Estado no lo promueve y además las personas no tienen acceso a él”, añadió Salas.

Otro valor que se destaca en el sector denominado como “economía social”, es que está formada por personas que, si bien quieren emprender, lo hacen a partir no de la finalidad de lucro, sino de una idea de propender a mejorar la comunidad en la que se encuentran insertas, juntándose a través del principio de la ayuda mutua.

“Es eso lo que hace una cooperativa, una asociación de personas que quiere mejorar su calidad de vida y lo hace a través de una estructura de lógica público-privada, entonces, podemos ver que hay todo un camino en el cooperativismo. Nos estamos poniendo al día, porque ciertamente el camino de la transformación no viene sólo del Estado y los privados”, concluye la coordinadora de la Usach.

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