¿Por qué Chile decidió reforzar su campaña de vacunación contra el sarampión?

Solo en Norteamérica se han registrado alrededor de 7.000 casos de sarampión en lo que va del año, cifra que preocupa no solo a los países afectados sino también a Chile, ya que debido a los procesos migratorios llegan personas de todo el continente al país. Especialista recordó que el sarampión puede causar complicaciones graves como neumonía, encefalitis o incluso la muerte, y no existe tratamiento: solo se puede prevenir con la vacuna.

¿Por qué Chile decidió reforzar su campaña de vacunación contra el sarampión?

Autor: Absalón Opazo

En los últimos meses, el Ministerio de Salud de Chile ha intensificado una campaña para reforzar la vacunación contra el sarampión, especialmente en personas nacidas entre 1971 y 1981.

Aunque en el país la enfermedad se considera erradicada desde 1993, los brotes recientes en países como Estados Unidos y varios de Europa han encendido las alarmas: «El sarampión es una enfermedad altamente contagiosa y se contagia con mucha rapidez», explica Alexandra Willecke, directora de la Escuela de Enfermería de la Universidad de La Serena.

Asimismo, puede causar complicaciones graves como neumonía, encefalitis o incluso la muerte. «Y no existe tratamiento: solo se puede prevenir con la vacuna, evitando enfermarse», advierte la especialista.  

Solo en Norteamérica se han registrado alrededor de 7.000 casos de sarampión en lo que va del año, cifra que preocupa no solo a los países afectados sino también a Chile ya que debido a los procesos migratorios llegan personas de todo el continente a nuestro país.

¿Por qué pasó esto? La académica sugiere una posible primera explicación: «La pandemia agotó a la gente en cuanto a la administración de vacunas, y también fortaleció a los movimientos antivacunas. Eso redujo la cobertura y elevó los riesgos». Eso, sumado al hecho de que el sarampión es un virus altamente contagioso.

La vacuna contra el sarampión, rubéola y paperas (SRP) se administra en Chile a los 12 y 36 meses de vida. El país mantiene un sistema de inmunización robusto, con una amplia red pública y vacunas obligatorias desde la infancia. Sin embargo, las autoridades advierten que la cobertura en la segunda dosis (a los 36 meses) está en niveles bajos.

«La segunda dosis, que es a los tres años, baja considerablemente a un 56-57% de cobertura, eso es preocupante», señala Willecke. Además, debido a la falta de registros en décadas pasadas, se hace necesario reforzar la protección en adultos que podrían no haberla recibido, o que no tienen cómo comprobarlo.

Por ello, se inició nuevamente la campaña de vacunación para los nacidos entre 1971 y 1981, ya que en esos años no existía lo que hoy en día es el registro nacional de inmunizaciones.

Consultada sobre si se puede lograr inmunidad sin vacunas, la profesora Alexandra Willecke es tajante: «Claro que enfermarse deja cierta inmunidad, pero es riesgoso y puede tener consecuencias graves. Además, esa inmunidad no siempre es duradera», a lo que se suma, dice, que los microorganismos que causan muchas enfermedades, como el Covid-19 o la Influenza, mutan año a año, y por eso requieren refuerzos constantes.

Finalmente, la especialista de la U. de La Serena se refirió al rol -no menor- de la desinformación: «En redes sociales circula información sin base científica. Un ejemplo grave fue cuando un estudio falso asoció la vacuna del sarampión con el autismo. Aunque el autor se retractó, el daño ya estaba hecho».

Por eso, la académica insiste en la importancia de confiar en las políticas públicas de vacunación, que en Chile han logrado mantener a raya enfermedades como el sarampión.

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