Este jueves 16 de octubre, vocerías del Módulo E de la cárcel de Angol confirmaron a El Ciudadano que los presos políticos mapuche bajan la huelga de hambre después de 105 días tras «acuerdos con Gendarmería». La decisión llega después de que, al cumplirse 103 días, parte de los comuneros anunciara el paso a huelga seca por el “incumplimiento de compromisos previos” y la “indiferencia de las autoridades”.
Huelga de hambre en Angol: el contexto de la huelga seca y el deterioro sanitario
A comienzos de semana, un comunicado público del Módulo E informó que Antonio Lebu Neculpan, en ayuno líquido desde el 17 de septiembre, “ha decidido modificar su huelga a huelga seca”, y que Estefani Pérez Ancalaf, “quien lleva más de 100 días en huelga de hambre líquida, también ha decidido pasar a huelga seca”. En el mismo texto se consignó el estado físico de varios comuneros y pérdidas de peso severas (por ejemplo: Antonio Lebu Neculpan: 80 kg → 70,5 kg; Kevin Rubilar Quiñimil: 72 kg → 62,3 kg; Juan Queipul Quidel: 83 kg → 72,1 kg).
Demandas: atención intercultural, cumplimiento de acuerdos y debido proceso
Las exigencias reiteradas por los comuneros incluyen: traslado inmediato de los huelguistas al Hospital Intercultural de Nueva Imperial con acompañamiento de machi y equipos de salud intercultural; cumplimiento efectivo de acuerdos de Gendarmería y del Estado suscritos en huelgas anteriores; respeto irrestricto del Convenio 169 de la OIT y del Decreto 518 (Reglamento Interno de Gendarmería) en materia de cultura, tradiciones y prácticas de salud; y garantías de juicio justo para José Arzola Millalén y Dagoberto Queipul.
Por qué escaló: “más de 10 huelgas anteriores” y estándares internacionales
El comunicado de inicios de semana acusó la reiteración de ayunos —“más de 10 huelgas”— como vía para exigir derechos ya reconocidos por ley y tratados. Se invocó el Convenio 169 (identidad cultural, medicina tradicional y costumbres) y el Decreto 518 (respeto a la cultura y forma de vida al interior de recintos penitenciarios), denunciando que Gendarmería “se niega a cumplir ambos mandatos” al “negar sistemáticamente el derecho a la atención médica intercultural”.
Con el término de la huelga de hambre este 16 de octubre, el foco se desplaza al seguimiento clínico de los comuneros, a la implementación efectiva de la atención intercultural solicitada y al cumplimiento de los acuerdos comprometidos en instancias anteriores. Las vocerías del Módulo E insisten en que el caso pone a prueba la interculturalidad penitenciaria y la vigencia práctica de los estándares internacionales suscritos por el Estado de Chile.