Columna de opinión

Primavera solidaria en la Universidad de Chile

En los discursos, debates y conversaciones cotidianas está floreciendo lo mejor de la tradición democrática que caracteriza a la Universidad de Chile. En ese sentido, la creatividad y dedicación de su estudiantado reflejan un sólido compromiso con la libertad, la igualdad y la justicia.

Primavera solidaria en la Universidad de Chile

Autor: El Ciudadano

Por Fuad Jadue

Los sucesos de estos últimos días en la Universidad de Chile no tienen precedentes para las nuevas generaciones de estudiantes. Ni siquiera el acampe del año pasado —que duró casi dos meses— se acercó a la masividad y rapidez de este levantamiento. La mecha se encendió el lunes pasado, cuando decenas de estudiantes tomaron la Casa Central protestando contra el genocidio en Palestina y la complicidad de las autoridades universitarias. Cabe destacar que la acción ocurrió sin enfrentamientos con los funcionarios y que no provocó daño alguno al edificio, que data de 1872 y es Monumento Histórico Nacional.

Aunque la decisión no fue previamente consultada a los organismos de representación estudiantil, rápidamente el Consejo de Representantes de Centros de Estudiantes (CRECE) expresó su apoyo y tomó medidas para sostener la movilización. Al mismo tiempo, la gran mayoría de las facultades votaron a favor de paralizar sus actividades en solidaridad. Por eso, más allá de cualquier cuestionamiento sobre su origen, la vertiginosa expansión del movimiento confirma su transversalidad y relevancia en la agenda pública. La comunidad universitaria ha hablado con una voz clara y unificada.

Un actor singular y emblemático en estos días ha sido la Facultad de Derecho. Cuna de premios nacionales y presidentes de la república, esta institución se ha caracterizado históricamente por su compromiso con la democracia, el pluralismo y los derechos humanos. Sin embargo, en los últimos años la movilización decayó considerablemente, debilitando su influencia en la vida política del país.

Pero esta semana, algo cambió. La realización de una asamblea autoconvocada el miércoles catapultó al Comité de Solidaridad con Palestina de la Facultad, que pasó de tener alrededor de 10 miembros a más de 200 en unas pocas horas. En los días siguientes, se pintaron carteles, papelógrafos y lienzos, en cuya elaboración participaron mayoritariamente estudiantes de primer año. El viernes por la tarde, centenares de jóvenes se congregaron en el patio de la Facultad, los cuales marcharon pacíficamente por lugares simbólicos: la Embajada de Argentina —por el respaldo del gobierno trasandino al régimen sionista—, la Facultad de Economía y Negocios (FEN), la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) y el Palacio de La Moneda, donde se guardó un minuto de silencio en homenaje a los 68.000 palestinos asesinados en Gaza desde octubre de 2023. La marcha culminó en la Casa Central de la Universidad, donde continuaron las actividades.

En este contexto, es alentador subrayar la ausencia de hechos de violencia, conflictos con carabineros o entre miembros de la comunidad universitaria. Las demandas, en cambio, son claras y concretas: el estudiantado exige el cese de los convenios que aún sostiene la casa de estudios con instituciones israelíes involucradas en la colonización y el exterminio del pueblo palestino. A nivel nacional, se exige la ruptura de relaciones diplomáticas con el Estado genocida de Israel.

El estudiantado trabajará para que esta explosión de solidaridad no cese hasta el fin de la ocupación. En esa línea, se espera que las demandas sean consideradas seriamente por las autoridades interpeladas. Por un lado, esta es una oportunidad para que los órganos directivos se reconecten con el sentir de los estudiantes, fortaleciendo el rol público de la universidad y honrando sus valores institucionales. Por otra parte, el Gobierno debe hacerse cargo del malestar ciudadano, dado que Chile posee la comunidad palestina más grande del mundo fuera del Medio Oriente.

En los discursos, debates y conversaciones cotidianas está floreciendo lo mejor de la tradición democrática que caracteriza a la Universidad de Chile. En ese sentido, la creatividad y dedicación de su estudiantado reflejan un sólido compromiso con la libertad, la igualdad y la justicia.

A menudo se asume que la rebelión es un fenómeno pasional y desenfrenado. No obstante, la primavera solidaria de la Universidad de Chile responde a fines racionales y plenamente legítimos. Se exige que la casa de estudios cese toda colaboración con el régimen sionista, el cual en sus 77 años de existencia ha ocupado la Palestina histórica violando de forma sistemática todos los derechos de sus habitantes originarios. Esta demanda es absolutamente coherente con la historia y los valores de la universidad, en cuyo centro se ubica la defensa de la dignidad humana.

Por Fuad Jadue

Fuente fotografía de cabecera


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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