Profesoras de la Escuela Barros Luco de Valparaíso en estado de movilización por malas condiciones del establecimiento donde funcionan temporalmente

Docentes expresaron su descontento frente a la precarización que viven a diario en unas instalaciones que no cumplen con los estándares mínimos para ofrecer educación de forma segura y digna a las estudiantes.

Profesoras de la Escuela Barros Luco de Valparaíso en estado de movilización por malas condiciones del establecimiento donde funcionan temporalmente

Autor: Absalón Opazo

La Escuela de Niñas Ramón Barros Luco es uno de los colegios públicos tradicionales de Valparaíso. Por sus aulas han pasado muchas generaciones de mujeres y profesoras. Su edificio, ubicado en el clásico barrio El Almendral, a solo metros del Congreso Nacional, es uno de los inmuebles patrimoniales referenciales del sector, pero tras el terremoto del 27 de febrero de 2010, sufrió graves daños en su estructura que obligaron al traslado de toda la comunidad educativa a otro recinto.

Se inició así un largo periplo donde el proyecto de restauración de la escuela se ha visto retrasado por las sucesivas «quiebras» de las empresas que se adjudicaron los trabajos. Mientras, las niñas, trabajadoras y docentes debieron acomodarse temporalmente en otro colegio, que en un primer momento fue la Scuola Italiana, en espera de la recuperación de su edificio.

Actualmente, la Escuela Barros Luco funciona en el Liceo 1 de Niñas de Valparaíso, desde donde se ha levantado una voz de alerta, por parte del cuerpo docente, debido a las malas condiciones que existen en el recinto.

Además de ver vulneradas sus condiciones laborales, desde el gremio sienten una gran frustración al no encontrar respuestas ni soluciones. Así, mediante una carta dirigida al Servicio Local de Educación, las y los profesores manifestaron su descontento «frente a la situación que experimentamos diariamente en las dependencias del Liceo Nº 1 de Niñas María Frank De Mac Dougall, dado que las condiciones laborales, pedagógicas, higiénicas y de seguridad, no cumplen con los estándares mínimos para desempeñar nuestras funciones y albergar a nuestras estudiantes de forma segura y digna».

«A la fecha», continúa la carta, «podemos constatar que aún tenemos algunos espacios en mal estado, como lo es el caso del patio, lugar que ha causado múltiples accidentes escolares durante los recreos y clases de Educación Física, debido a las desnivelaciones y hoyos presentes en el área. Otro lugar importante e indispensable corresponde a la habilitación de servicios higiénicos, cuyos lavamanos nunca han funcionado adecuadamente, puesto que en algunos de ellos no sale agua (situación alarmante considerando el contexto sanitario)».

«Sumamos a lo anterior la falta de insumos básicos que dificultan aspectos importantes de la rutina escolar, como por ejemplo el papel higiénico, elemento indispensable para nuestras estudiantes. Además, no tenemos con los suficientes recursos pedagógicos como Datas, computadores y la deficiente conectividad a internet con la que contamos. Por otro lado, los y las docentes, en sus horas no lectivas, deben cubrir reemplazos de licencias médicas, lo cual disminuye el tiempo para poder planificar y realizar las reflexiones pedagógicas correspondientes», agregaron.

Falta de luz y problemas de electricidad

En la misiva, las y los profesores denunciaron también graves problemas eléctricos, como la falta de luz en el 4°piso del recinto: «Los trabajadores y trabajadoras que nos desempeñamos en este piso hemos visto nuestras rutinas afectadas, pues tenemos problemas para poder utilizar los computadores, desayunar y almorzar, por mencionar algunas. No obstante, los problemas de electricidad no solo afectan al cuarto piso, sino también a la Pre- Básica. Si bien estas últimas salas cuentan con luz para iluminar los espacios, no cuentan con energía para enchufar artefactos eléctricos (computador, data, etc)».

«Debemos destacar que nuestra comunidad se ha mantenido firme en su compromiso con la educación de las estudiantes y las familias que a lo largo del tiempo siguen confiando en nuestro Proyecto Educativo, a pesar de las consecuencias que trajo consigo el terremoto del 27 de febrero de 2010, los constantes traslados a dependencias que no se ajustaban a la norma mínima de funcionamiento, la pérdida de recursos educativos, matrícula, las negligencias de las autoridades y personal a cargo de la recuperación del edificio», manifestaron.

Por todo lo anterior, los y las profesoras de la Escuela Ramón Barros Luco declararon que han asumido un «estado de movilización, en alerta a la situación que se está viviendo en la Escuela. En apoyo a sus demandas, que también son de la comunidad completa, solicitamos al Servicio Local de Educación Pública que dé solución rápida y efectiva a nuestras demandas».

El edificio de la escuela en la actualidad: Esperando aún la restauración.

El edificio de la Escuela Barros Luco fue levantado en 1924. El diseño corresponde al arquitecto franco portugués Alfredo Azancot, quien se avecindó en Valparaíso en 1895. Posee tres pisos con amplias aulas de clase, techos altísimos, terraza y sótanos, un gimnasio techado y un lindo teatro de dos pisos donde se llevaban a cabo las representaciones artísticas de las estudiantes y actos varios.

El 20 de mayo de 2003, el edificio fue declarado Monumento Nacional de Chile, en la categoría Monumento Histórico. De ahí vino el terremoto del 27/F y la larga espera hasta 2021, donde tras los sucesivos retrasos causados por la «quiebra» de las empresas a cargo de la restauración, el Consejo Regional de Valparaíso aprobó más de $2.300 millones para terminar los trabajos, que se encuentran en un 50% de avance.


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