Columna de opinión

¿Qué pasará con los lineamientos del Ministerio de las Artes, Culturas y el Patrimonio?

Qué preocupante es pensar que esta realidad pueda caer en peores manos de las que ya han estado. Y también, seguir viendo cómo retrocedemos en los pequeños avances que se han logrado en Chile.

¿Qué pasará con los lineamientos del Ministerio de las Artes, Culturas y el Patrimonio?

Autor: El Ciudadano
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Por Elisa Massardo

“Es impresionante ver cómo en Chile, lograron que trabajemos para generar nuestro propio trabajo”, me comentó una amiga italiana que se dedica a la producción teatral, hace pocos días atrás. Es tan cierto y más encima lo hacemos de forma precarizante, sin continuidad, ni estabilidad laboral.

A raíz de esto y ya que pronto son las elecciones presidenciales, creo que es importante explicar ciertas cosas del ámbito de las artes y las culturas, para tenerlas en consideración ante los discursos y promesas que -hemos visto- no logran concretarse. Y es fácil demostrarlo, si es que hubiera algún mínimo interés político por nuestro rubro ya hubieran eliminado el iva de los libros, ya que el más perjudicado con esto es el mismo Estado, gran comprador a través de las bibliotecas públicas.

La verdad es que no pretendo quejarme de los Fondos Concursables; no podría hacerlo luego de postular constantemente y adjudicarme proyectos que han sido importantes de realizar, además de sumamente exigentes. Creo -y he pensado por mucho tiempo- que los fondos concursables en realidad no son un problema; espero que sigan existiendo; nos dan ventajas comparativas relevantes en relación al resto del continente, pero sí espero que en algún momento, más allá de que haya un real aumento de presupuesto (no redistribuciones entre ministerios), se puedan ampliar las maneras en que el Estado financia las artes y las culturas, por ejemplo, permitiendo a quienes tienen carreras de gran trayectoria y comprobable (como los premios nacionales o artistas que hayan participado de la Bienal de Venecia u otras instancias de tal relevancia, a escritores con premios a nivel internacional, y tantos otros artistas de diversas disciplinas reconocid@s de este país), que puedan tener subvenciones directas porque sus trabajos ya están lo suficientemente reconocidos y que así dejen de competir contra quienes recién comienzan; o bien, que el Estado pueda apoyar a que las instituciones como los museos y centros culturales dependientes del Mincap cuenten con financiamiento suficiente para tener sus propias líneas programáticas, como ocurre con el Museo Nacional de Bellas Artes o con la Galería Gabriela Mistral.

Quizás sería bueno escuchar a algún gobierno dejar de prometer nuevos espacios rodeando Santiago, y escuchar que apoyarán a los espacios emergentes de regiones, con diversas formas de financiamiento más allá de los Puntos Cultura, que han sido un buen aporte, pero entiendo que vinieron a sobrecargar el trabajo de los funcionarios del Mincap. También podríamos escuchar asociaciones público-privadas más relevantes, que realmente estén enfocadas en mejorar las instituciones actuales como el Teatro Municipal de Santiago, que se siente tan abandonado últimamente, con una cartelera bastante simple que, aún disfrazada de ahorro, no se compara a la que tenían previo a la pandemia. Y que logren reorganizar el presupuesto entre las instituciones que ya existen, a ver si es que el Centro Nacional de Arte Contemporáneo en Cerrillos logra hacer más de dos exposiciones al año (o al menos así eliminen la excusa del financiamiento), o ver que el MAC logre pintar las paredes luego de cada exposición. O mejor aún, mantener los hermosos museos de Quinta Normal, que se llenan de audiencia los fines de semana, pero sus reparaciones o innovaciones son escasas.

Y quiero aclarar, acá no estoy haciendo una crítica directa a estas instituciones; entiendo que están llenas problemáticas internas, burocracias y -algunas de ellas- con una disponibilidad de recursos tan baja que realmente hacen mucho con lo poco que tienen. Acá solamente estoy manifestando algo que se conversa dentro del mundo cultural y que no estamos publicando.

Ojalá las instituciones culturales tuvieran financiamiento para hacer sus propios programas, financien sus propias obras de danza, teatro, tengan programaciones diferentes y no se rijan solamente por lo que decide el jurado de cada Fondo Concursable, o los lineamientos del Mincap, porque el arte no debe ser pauteado y la programación de los espacios a nivel nacional no puede depender de un jurado que cambia todos los años; o tener esos extraños incentivos de Fondart que de repente tienen lineamientos republicanos inexplicables, como el aniversario del Estrecho de Magallanes, o la independencia de Chiloé. Las programaciones, así como las propuestas, debieran ser libres, críticas, abrir nuevas formas de pensar y visibilizar aquello que es difícil de ver, sobre todo los fondos dependientes del Ministerio, porque para programaciones partidistas se podrían ocupar los fondos que dependen del Gobierno Regional.

Es tan cierta la pregunta, ¿cómo lograron enseñarnos a trabajar para generar nuestro propio trabajo y más encima de forma precarizada?, ¿en qué momento todo pasó a depender de los Fondos Concursables o de los contactos directos con el Mincap? No quiero pensar qué pasará el próximo año con los fondos si al/a próximo/a ministro/a se le ocurre que todo debe ser Patria y Familia, ¿qué pasará con las películas, las obras literarias y la investigación? Si llevamos varios años, por ejemplo, sin financiamiento para investigaciones teóricas en el mundo literario -porque todo se está yendo a la investigación del mundo editorial y no académico-, ¿convertirán los fondos en una proyección ideológica? Recuerdo que los Fondos Concursables no eran así hace años atrás, o quizás yo era muy joven y no me daba cuenta; ¿son estos fondos, además de precarizantes, esporádicos y agotadores, una manera de apoyar ideologías partidistas?

Qué preocupante es pensar que esta realidad pueda caer en peores manos de las que ya han estado. Y también, seguir viendo cómo retrocedemos en los pequeños avances que se han logrado en Chile. Creo que como rubro es importante que miremos críticamente las acciones del Ministerio en cada gobierno, porque es probable que nos toque aún más difícil a futuro y no podemos omitir ni silenciar la realidad del arte y la cultura en el país. Si no, será imposible abrir nuevas formas, aún más democráticas o libres de financiamiento.

Por Elisa Massardo


Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.

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