Por Álvaro Bustos Barrera
Poco más de cuatro años de existencia tiene Kichiro, un restaurant de auténtica cocina japonesa ubicado en Manuel Montt #800, Providencia, que ha conseguido hacerse de un nombre en el amplio abanico de posibilidades de comida asiática en Santiago. Sus dueños, Paula Tortella y Edmundo Lazo, pareja y socios, han buscado con inteligencia y conocimiento llegar a los sabores de la cocina oriental, logrando muy buenos resultados.
Hace unos días, mientras ordenaba archivos y fotos de mis recientes vacaciones, recibí la invitación de Edmundo para conocer los nuevos platos de la carta, degustar algunas exquisiteces e intercambiar algunas palabras con él.
Cerca de las 14:00 horas de un sábado caluroso de febrero, me apersoné en la dirección antes mencionada con la ansiedad propia de un quinceañero o de quien espera la próxima temporada de su serie favorita en Netflix, sin contar el hambre que ya tenía a esas alturas del día.
Me puse en una fila con un par de comensales aguardando su turno para ingresar y en breve Camilo, uno de los garzones me indicó que mi mesa estaba presta para poder ocupar y comenzar este descubrimiento. “Adelante y bienvenido”, me dijo con un tono muy ceremonioso.

El lugar es pequeño, pero muy acogedor con dos sectores: interior y terraza que da hacia la calle. Por dentro existe un área para unas 40 personas, mientras que, al aire libre, unos 20 comensales más. Predomina lo zen, es decir, la creación de espacios calmados y donde debiese existir un equilibrio energético, con madera y color beige, además de música suave y a volumen moderado.
Para comenzar me ofrecieron un Sake Sour, el clásico aperitivo de origen peruano, pero esta vez con la bebida alcohólica ícono de Japón y unos toques secretos del barman. Un resultado agradable y refrescante ideal para bajar la temperatura del verano, aunque, a decir verdad, me quedo con la preparación de nuestros vecinos.

Uno de los platos con que partí la degustación del local que lleva poco más de un año (partieron antes en Tobalaba), fue el Usuzukuri curry shiromi, con delicados y finos cortes de pescado blanco (corvina o palometa), nabo, rabanitos, cerezas encurtidas, aceite de curry, limón, un toque de vinagre de arroz y furikake, un condimento japonés seco que se espolvorea en las distintas preparaciones. Una elaboración exquisita, fresca, delicada, cargada de técnica y donde cada bocado se vuelve mejor que el anterior.
Para seguir conociendo lo nuevo del restaurant, nos tentamos con una de las sugerencias de la casa: el sushi o rolls. Pero ojo que se trata de una versión distinta a la que ofrecen los restaurantes de nuestro país, donde se abusa del queso crema y otros productos muy lejanos de las recetas originales. Acá se respetan las fórmulas milenarias de la cocina asiática y se realzan con el cuidado de los sabores y las texturas.

Sin lugar a dudas, el plato estrella de esta nueva carta es el Sando filete de res, un pan brioche crocante y enmantequillado, 140 gramos de filete apanado en panko, coleslaw en mayo miso, pepinillos y salsa tonkatsu. Una preparación bien lograda desde la elección del pan, la cocción justa de la carne y la utilización de la ensaladilla de col con mayo miso que le aporta frescura y sabor a tal punto que terminarás chupándote los dedos.

Kichiro, que traducido al español quiere decir “El Hijo Afortunado” y es además uno de los nombres más ocupados en Japón para llamar a los michis, sorprende gratamente con su correcta ejecución de platillos japoneses, respetando las recetas y sabores de Asia, apostando por una tradición culinaria rica y diversa, que se caracteriza por su simpleza, ingredientes frescos y el equilibrio perfecto de sus sabores.
El restaurant de Paula y Edmundo mantiene su norte de ofrecer los clásicos ramen Shoyu, Miso con picante leve, Miso vegano o el Tantanmen, o en entradas Agedashi tofu, el Tori no karaage y ahora la inclusión de pescados frescos y preparaciones como el Usuzucuri sake de salmón, el Sashimi shiromi o las brochetas, más conocidas como Kushiyaki, de pulpo, pollo o camarón. Para complementar esta experiencia, se sugiere probar el sake, milenaria bebida alcohólica japonesa.

Me retiro con la certeza de estar en uno de los mejores lugares en Santiago donde se prepara comida japonesa, mientras echo una última mirada al lugar y no deja de sorprenderme su delicada y sobria decoración estilo oriental. Han puesto atención en los detalles, cuadros, lámparas de papel, faroles con ampolletas rojas, muy similares a las usadas en restaurantes insignes de la ajetreada Tokio, junto a banderines y máscaras tradicionales, como de Okame, la mujer feliz. Un espacio digno de conocer y donde saldrás pensando en cuándo volver al rinconcito llamado Kichiro.
Evaluación: Excelente!