Trabajadoras somos todas, La Huelga General Feminista ¡VA!

La importancia de convocar a la Huelga es reafirmar la potencia feminista de nuestro movimiento, que fue el puntapié inicial para la revuelta de octubre de 2019 y que ha convocado las manifestaciones más masivas en nuestro país a lo largo de la historia.

Por El Ciudadano

20/02/2021

Publicado en

Chile / Columnas / Portada

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Este 8 de marzo una vez más paramos nuestras labores para levantar la Huelga General Feminista, que pone por delante nuestro programa contra la precarización de la vida. Esta es una instancia necesaria para representar las luchas históricas contra la desigualdad que hemos dado durante tantos años. Nuestro rol como mujeres trabajadoras, que va más allá del trabajo remunerado, se traslada hacia el discurso del trabajo en todas las esferas de la vida, eso incluye las labores domésticas de cuidado que sostienen la vida y que sabemos debiera  ser reconocido y remunerado.

La importancia de convocar a la Huelga es reafirmar la potencia feminista de nuestro movimiento, que fue el puntapié inicial para la revuelta de octubre de 2019 y que ha convocado las manifestaciones más masivas en nuestro país a lo largo de la historia.

Como mujeres, durante la pandemia, hemos sufrido y vivido en carne propia las injusticias del sistema neoliberal que se han agudizado especialmente en nosotras como territorio de precarización y lucha. Levantar la Huelga significa que levantamos la consigna de que todas somos trabajadoras, independientemente del lugar donde estemos, porque nosotras sostenemos la vida.

Las mujeres cargamos con el costo de la reproducción (las más bajas pensiones por no haber cotizado, los más altos planes de Isapre, la discriminación de empleadores para evitar el fuero maternal, etc.). Durante la pandemia esto se percibió con más fuerza, por ejemplo,  en el agobiante trabajo remoto paralelo al trabajo de cuidados, en el tener que decidir si criamos o salimos a trabajar. La pandemia evidenció, quesolo 1% de los hombres demandados por pensión de alimentos cumple esta obligación, es decir,  somos nosotras en completa soledad, sin apoyo del Estado, quienes debemos criar y mantener a nuestras familias. Esto no se hubiese conocido sin el retiro del 10% de nuestras AFP’s, que además generó un grave impacto en los ahorros previsionales, dejando a muchas sin fondos para la vejez.

Estas son algunas de las injusticias que cargamos a diario. Otra de ellas, es que la mayoría de las y los trabajadores precarizados somos mujeres y durante la crisis esto se agudizó. Vimos como muchas de ellas denunciaron ser despedidas en su pre y post natal, lo que da cuenta de la desprotección en que nos encontramos, aún cuando muchas estaban contratadas bajo el Código del Trabajo.

Estas denuncias se encuentran en la Dirección del Trabajo y también en el estudio que hicieron las compañeras de la Asociación Nacional de Funcionarias/os del Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género, ANFUMMEG; que revela que los jueces sentenciaron a estas mujeres, aceptando y permitiéndole a los empleadores que las despidieran con sus hijos/as en brazos. En el caso de las trabajadoras informales y que boletean la realidad es más cruda aún, sin derechos laborales garantizados, con un Estado que prácticamente abandonó a las y los trabajadores obligando a usar los fondos de cesantía y ahorros previsionales para costear la crisis.

Tenemos y vamos a levantar la Huelga General Feminista del 8M, para terminar con los miedos que genera la precarización de nuestras vidas y en primer lugar, con las violencias patriarcales. Por eso, las feministas proponemos como principio fundamental que la vida debe estar sobre los negocios y las ganancias. Desde esa base podríamos prohibir el lucro en los derechos sociales fundamentales, como el derecho al trabajo estable, a la salud, la educación, a un medio ambiente libre de contaminación y una previsión social digna que no dependa de la especulación financiera.

El llamado a la Huelga feminista es para todas ¡porque todas somos trabajadoras! Este 8 de marzo será diferente, lo viviremos en un contexto de pandemia y con un Estado ausente para el pueblo, pero presente para reprimir y proteger las riquezas. Nos movilizaremos contra el miedo y el patriarcado en todos los espacios; en la casa, en las calles, el trabajo, escuelas, barrios y organizaciones, porque vamos juntas a recuperar la vida que nos deben, ¡porque juntas lucharemos hasta que valga la pena vivir!

Por Natalia Corrales Cordero, candidata independiente a constituyente de la Coordinadora Feminista 8M de la Lista “Poder Constituyente a toda costa” del D7. Trabajadora social y feminista sindicalista.

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