Un país con millones de ciudadanos prescindibles

Por Sergio Arancibia, Economista / El Banco Central de Chile ha dado recientemente a conocer el Índice Mensual de Actividad Económica, Imacec, correspondiente a junio del presente año

Por Absalón Opazo

05/08/2020

Publicado en

Chile / Columnas / Economí­a

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Por Sergio Arancibia, Economista / El Banco Central de Chile ha dado recientemente a conocer el Índice Mensual de Actividad Económica, Imacec, correspondiente a junio del presente año. Según esas cifras la actividad económica total del país ha caído en un 12.4 % en relación a junio del año 2019. Este índice es una medida aproximada del Producto Interno Bruto, PIB, el cual, a su vez, es el indicador más universalmente utilizado para medir el nivel de la actividad económica de un país. Se entiende, entonces, que el país presenta, en junio reciente, un nivel de producción o de ingreso que es un 12.4 % menor que el nivel que se presentaba en junio del año pasado.

Cabe mencionar, al respecto, que el Imacec minero -también elaborado por el Banco Central- presenta un valor, en el mes de junio recién pasado, 2.2 % por arriba del valor del mismo mes del año anterior. Es decir, la actividad minera no solo se ha mantenido, sino que ha aumentado, en promedio, de un año al otro Y como la actividad minera es un gran porcentaje del PIB total que se genera en el país, eso hace que el Imacec nacional, que es un promedio de todos los sectores productivos del país, no sea tan bajo como podría suponerse.

Pero el Instituto Nacional de Estadísticas, INE, publicó también datos recientes sobre ocupación y desocupación en el país. Según el INE, la desocupación aumentó, de un año al otro, en un 42%, llegando en junio del 2020 a 996 mil ciudadanos, a los cuales hay que agregar los 801.800 que están en la categoría de desocupados ausentes, que son los que no están trabajando, pero están cubiertos por el bono de cesantía. Además, hay un millón y medio de chilenas y chilenos que han desertado de la tarea de buscar trabajo, y se mantienen inactivos, aun cuando hace un año estaban insertos en el mercado laboral. Todas esas categorías arrojan un porcentaje cercano al 40 % de desocupación en el país, tomando como referencia la fuerza de trabajo presente en junio recién pasado.

¿Cómo se explica que la ocupación haya descendido en un 40 % mientras que la producción solo lo ha hecho en un 12.4 %? ¿No debería la producción descender en el mismo porcentaje en que ha descendido la ocupación? No. No tiene que suceder así, pues muchos de los desocupados tenían, antes de caer en esa situación, actividades de baja productividad y, por lo tanto, aportaban poco al PIB. Por ello, por ejemplo, un 20% o un 30 % de nuevos desocupados pueden tener un impacto de 5 % o menos en términos de caída del PIB.

En otras palabras, eso significa que el sistema económico del país da ocupación, en épocas relativamente normales, a varios millones de trabajadores de baja productividad y de bajos ingresos, de los cuales puede prescindir con rapidez en épocas de crisis, sin que la producción y los ingresos de los que se mantienen ocupados se resienta demasiado.

Significa también que la estructura empresarial del país cuenta con varios miles de micro, pequeñas y medianas empresas, que aportan mucho al empleo, pero aportan poco al ingreso, a la producción o al valor agregado que se genera en el país, conceptos estos últimos que para nuestros efectos actuales pueden tomarse como sinónimos. Si se cierran, por lo tanto, miles de estas empresas, generan mucha desocupación, pero generan una caída mucho más modesta en el ingreso o en el PIB.

En otras palabras, aun cuando nos pese, hay que reconocer que en este país hay ciudadanos y empresas que son prescindibles, por lo menos para los intereses de una clase dirigente que ni sabe que en el país hay pobreza, hambre y hacinamiento.

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