Por Pablo Varas
“No nos haremos cargo de migrantes que vienen de países de mierda”. Donald Trump.

Existen sobradas razones para definirse como anti imperialista y sin duda entre las más importante está la defensa de la paz, el respeto a los pueblos y sus determinaciones. También la propiedad y cuidado de sus recursos naturales.
El calendario marca el tercer milenio y el año de 2025.
La llegada a Chile de un nuevo embajador norteamericano, Brandon Judd, con un discurso radical, político condenatorio, no está a la altura de los tiempos actuales. Sin duda todavía les duele la nacionalización del cobre que fuera una de las razones para intervenir directamente en el golpe militar del 73.
Recordar también que entre los miles de desaparecidos hay ciudadanos norteamericanos.
El nuevo embajador sostiene que los Estados Unidos son la luz al final de un túnel, sus inversores generan abundancia y hace bajar la criminalidad, eso lo hacemos desde la economía, y lo dice de forma muy explícita. El mormón no sabe que la derecha chilena se niega a levantar el secreto bancario.
Chile y sus ciudadanos conocen el modelo Friedman, allí están las AFP, las Isapres. El 1% más rico de chilenos controlando más de la mitad del PIB del país.
El país de la bandera de barras y estrellas considera que América Latina es un territorio que les pertenece, algo así como el patio trasero y su injerencia la encontramos desde el siglo XIX. Su llegada al continente está muy lejos de la filantropía. Muchos países con fuentes inagotables de recursos que son apetecidos por los norteamericanos para desarrollar su economía.
No debe ser considerado como un evento de poca importancia las expresiones del norteamericano Brandon Judd, no son casuales.
Salvador Allende ganó las elecciones en septiembre de 1970. Algunas semanas más tarde el entonces embajador yanqui entregaba las armas y dinero para asesinar al comandante en jefe del ejército René Schneider. Se escuchó en esos tiempos que fue para preservar el orden y la paz mundial.
Profundamente equivocado está Brandon Judd, el mundo ya no son dos bloques, hay naciones que lentamente se han convertido en líderes como propuestas económicas, políticas y sociales diferentes.
En nuestro continente está Brasil, cuestión no menor y también uno de los que insisten en economías alternativas con intercambio entre los países más equilibradas, justas, que las que se conocen desde los Estados Unidos. Recordar que en 1964 Estados Unidos generó las condiciones para derrocar al gobierno popular de Joao Goulart e instaurar una agresiva dictadura. Dos décadas de dictaduras militares en el continente son la evidencia del trato a millones de latinoamericanos.
El embajador norteamericano viene a contar el mismo cuento del viejo del saco.
La derecha chilena le gusta aquello, se sienten valorados y considerados. Algo así como estar en una foto en la plaza pública tomada con una antigua máquina de cajón.
Como si de un toldo azul vocifera que existen muchas empresas norteamericanas que se encuentran dispuestas para invertir en Chile, especialmente en el litio. Era que no.
Una mirada sencilla de las intervenciones norteamericanas, se generan en países donde hay petróleo. Los que definieron a países del continente como bananeros son consecuencia de la doctrina Truman.
Las relaciones económicas más importantes de Chile en los tiempos actuales NO son con los Estados Unidos, son con China, ellos son el principal socio comercial y funciona. Se compra desde automóviles hasta peinetas y banderitas de plástico para las fiestas patrias. Más de tres mil millones de dólares recaudaron los empresarios chilenos vendiendo cerezas a los chinos.
Nadie cuestiona que en China no haya elecciones libres, secretas e informadas, ni sindicatos, ni partidos políticos, ni libertad de prensa. Lo sucedido en la plaza de Tiananmen es un asunto tabú. El discurso contra el comunismo se olvida cuando llegan a China, pero que en Chile sí entrega dividendos. Canes flacos.
El embajador Brandon Judd diplomático/mormón norteamericano, se siente dolido cuando Gabriel Boric critica al actual presidente norteamericano por la responsabilidad en los asuntos ambientales. Los ciudadanos están preocupados por dejar a las nuevas generaciones un país con desarrollo sustentable, un mundo menos egoísta y generoso.
El modelo norteamericano no sirve. Huele a azufre como alguien lo dijera.
Genera pobreza y un maltrato a la naturaleza irreversible. Muy comprensible que para la derecha chilena las expresiones del embajador/mormón norteamericano sean de su agrado y consideren que son un respaldo a su candidato.
Los ciudadanos tienen el legítimo derecho a ser tratados como ciudadanos, no como esclavos, ni mano de obra barata, Estados Unidos busca a los rendidos, las pirámides ya están construidas. Los esfuerzos están orientados a sistemas que profundicen la democracia, para que el mundo popular escriba su historia justa para las nuevas generaciones.
Debe saber Brandon Judd que Dan Mitrione llegó con su maleta y volvió a casa en un cajón.
Por Pablo Varas
Las expresiones emitidas en esta columna son de exclusiva responsabilidad de su autor(a) y no representan necesariamente las opiniones de El Ciudadano.


