A medio siglo del ‘experimento de Milgram’, la ciencia vuelve a demostrar una oscura verdad sobre el ser humano

En 1963, un grupo de científicos condujo un experimento para probar cuán dispuestos estaban los participantes a seguir las instrucciones de la autoridad, en circunstancias que les exigían traspasar las barreras de la compasión y el respeto a otros. En la actualidad, científicos polacos replicaron el experimento y mostraron cómo es que la sociedad de la obediencia no ha cambiado mucho.

stanley milgram

Stuart Milgram

En una recreación del experimento de Milgram, científicos probaron que el ser humano sigue siendo obediente a la autoridad a un nivel escalofriante, incluso cuando sabe que está actuando de manera incorrecta.

En 1963, un grupo de científicos, entre los que estaba Stanley Milgram, condujeron un experimento para probar cuán dispuestos estaban los participantes a obedecer a la autoridad, aunque los participantes creían que se trataba de un estudio sobre la memoria y el aprendizaje.

El experimento requería de tres personas: el experimentador (el investigador), el «maestro» (el participante voluntario) y el «alumno» (un cómplice del experimentador que se hace pasar por participante). El experimentador le explica al participante que tiene que hacer de maestro, y tiene que castigar con descargas eléctricas al alumno cada vez que falle una pregunta. Los voluntarios, que hacían de «maestros», eran los únicos que no sabían que todo era una simulación.

La intensidad de las descargas eléctricas (que no eran reales, sino actuadas y a través de un vidrio) iban en aumento cada vez que el alumno fallaba, mediante un botón que debía accionar el «maestro». El estudio tenía como objetivo evaluar hasta qué punto los participantes eran capaces de seguir aplicando las supuestas descargas a los falsos alumnos, y si podían desafiar a la autoridad representada en los investigadores, quienes emitían sentencias que iban desde «continúe por favor», hasta «usted no tiene opción alguna. Debe continuar».

Con las pruebas se pretendía definir el estado de la voluntad humana de llegar a extremos, bajo la dirección de una autoridad y siguiendo órdenes, aun cuando se trataba de hacer daño a otra persona. Como resultado, el 65% de los sujetos que participaron como «maestros» en el experimento, administraron el voltaje límite de 450 a sus «alumnos», aunque la mayoría se viera en una situación totalmente incómoda.

un alumno siendo amarrado para recibir supuestas descargas eléctricas

Un supuesto «alumno» siendo amarrado para recibir descargas eléctricas simuladas en el experimento de 1963

Ahora, un grupo de psicólogos sociales recreó este experimento, encontrando que la tendencia de las personas a obedecer no importa qué, no ha cambiado mucho. «Al saber del Milgram, la gran mayoría de las personas dice que nunca se comportaría de esa forma», dice Tomasz Grzyb, psicólogo social que participó en la investigación, informa The Independent. «Nuestro estudio nuevamente ilustró el tremendo poder de la situación a la que se enfrentan los sujetos, y cuán fácilmente acceden a hacer cosas que consideran desagradables», agrega.

El estudio se realizó en Polonia, por psicólogos de la Universidad SWPS de Ciencias Sociales y Humanidades, y fue publicado este año en la revista Social Psychological and Personality Science. Los científicos dicen que están ansiosos por ver cuáles serían los resultados si el mismo experimento se llevara a cabo en Europa central.

«Nuestro objetivo fue examinar cuán alto sería el nivel de obediencia entre los residentes de Polonia», escriben los autores. «Debemos enfatizar que los tests en el paradigma de Milgram nunca se han conducido en Europa central. La historia particular de los países de la región hicieron que el tema de la obediencia hacia la autoridad fuera excepcionalmente interesante para nosotros».

Por razones éticas, los investigadores no recrearon el experimento de la misma forma exactamente, pero crearon un ambiente similar usando simplemente niveles menores de descarga (simulada) para probar la obediencia de los 80 voluntarios.

Los participantes fueron hombres y mujeres de entre 18 y 69 años, cada uno con 10 botones para presionar. Se les dijo que cada uno correspondía con un nivel más intenso de descarga.

El estudio actual reveló que el nivel de obediencia era similar al original. 90% de las personas estuvieron dispuestas a llegar al nivel máximo de descarga. Solo se observaron límites cuando cuando las personas creían que estaban aplicando descarga a mujeres.

Los investigadores advierten, eso sí, que la muestra es muy pequeña para sacar conclusiones definitivas, pero afirman que los resultados documentan los pocos cambios de la sociedad en unas décadas, aunque el estudio original haya tenido lugar después de la Segunda Guerra y el holocausto. «Medio siglo después de la investigación original sobre la obediencia y la autoridad, una gran mayoría de sujetos aún están dispuestos a electrocutar a un individuo indefenso», dice Grzyb.

El Ciudadano

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