Ingeniería de tejidos

Así se transforma una hoja de espinaca en tejido cardíaco vivo

Científicos usaron las nervaduras de la espinaca para crear la red vascular de un músculo cardíaco humano. Hasta el momento, la creación de un sistema de vasos era el gran obstáculo en la ingeniería de regeneración de órganos.

Imagen vía Indian Express


Un equipo de científicos encontró una manera de usar espinaca para construir músculo cardíaco funcional, en un trabajo que podría llegar a resolver el eterno problema de la reparación de los órganos dañados.

El estudio, publicado este mes en la revista científica Biomaterials, ofrece una nueva forma de cultivar un sistema vascular; algo que hasta ahora ha sido un obstáculo en la ingeniería de tejidos, informa National Geographic.

Los científicos ya han logrado crear ejido humano a gran escala en laboratorio, usando métodos que involucran impresión 3D, pero cultivar los vitales vasos sanguíneos, que son pequeños y delicados, es un trabajo mucho más difícil.

«El principal factor de limitación en la ingeniería de tejidos es la falta de una red vascular», dice el coautor del estudio, Joshua Gershlak, estudiante investigador del Instituto Politécnico Worcester (WPI) en Massachusetts. «Sin esa red vascular, hay mucha muerte de tejidos», agrega.

Uno de los rasgos que definen a una hoja es la red de nervaduras que se ramifica por toda su estructura, y que lleva nutrientes y agua a sus células. Por esta cualidad es que los científicos usaron la planta de espinaca para imitar la forma en que la sangre se mueve por los tejidos humanos.

El trabajo involucra modificar la hoja de espinaca en el laboratorio para remover sus células vegetales, lo que deja solamente una estructura de celulosa.

«La celulosa es biocompatible y se ha usado en una gran variedad de aplicaciones en medicina regenerativa, tales como la ingeniería del tejido cartilaginoso, del tejido óseo y de la regeneración de heridas», escriben los autores en su artículo.

Luego del proceso de remover las células de la hoja, los investigadores bañaron lo que quedó en células humanas vivas, de manera que el tejido humano creciera en este soporte ramificado, rodeando las delicadas nervaduras. Cuando ya habían transformado la hoja de espinaca en una especie de corazón en miniatura, los científicos enviaron fluidos y micromateriales a través de estas venas, para demostrar que las células de la sangre pueden fluir por este sistema.

El objetivo final es conseguir reemplazar el tejido dañado de los pacientes que han tenido un ataque al corazón o que han sufrido problemas cardíacos que impiden que sus corazones se contraigan. Como ocurre con los vasos sanguíneos, las nervaduras de las hojas modificadas podrían llevar oxígeno a todo el tejido que se ha reemplazado. Esto es crucial para generar materia cardíaca nueva.

El equipo afirma que este mismo método se podría usar con diferentes tipos de plantas para reparar una variedad de tejidos en el cuerpo. Por ejemplo, sacar las células de la madera, un día podría ayudar a reparar la estructura de los huesos.

«Nos queda mucho trabajo por hacer, pero hasta ahora, esto es muy prometedor», cuenta Glenn Gaudette, coautor e investigador del WPI. «Adaptar la gran cantidad de plantas que los agricultores han estado cultivando por miles de años, para usarlas en ingeniería de tejidos, podría resolver una serie de problemas que limitan este campo [de investigación]», concluye Gaudette.

 El Ciudadano

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