Científicas identifican las células cerebrales responsables del control del apetito

Las investigadoras confían en que haber identificado estas células, será el comienzo del desarrollo de nuevos métodos para tratar los problemas de obesidad generados por el exceso de comida.

 

obesidad

La leptina es una hormona producida por las células adiposas y suministrada a través de la sangre hacia el cerebro. Su función es darle a éste la señal de que el cuerpo ya está satisfecho y que no hay que seguir comiendo. Los receptores de la leptina están en el hipotálamo, una región cerebral que regula el consumo de alimentos y el peso corporal. Aunque ya se tiene conocimiento de que este proceso ocurre, aún no estaba claro cómo es que los receptores logran captar a la leptina.

En los últimos cinco años, la Dra. Maia Kokoeva y sus colegas de la Universidad McGill, en Canadá, comenzaron a trabajar en la búsqueda de las células cerebrales involucradas en la retención de la leptina y el consiguiente aumento de peso, informa NCYT. El trabajo no ha sido en vano y las científicas hallaron que la clave está en una zona del cerebro llamada eminencia media.

Esta estructura cerebral está en la base del hipotálamo y es una especie de entramado de comunicaciones por el cual viajan, en ambas direcciones, diversas hormonas y sustancias entre el cerebro y el torrente sanguíneo, asegurando que el organismo funcione óptimamente.

Las investigadoras Maia Kokoeva, Tina Djogo y Sarah Robbins descubrieron que un conjunto particular de células de la eminencia media (células gliales NG2), permite que los receptores de leptina reciban el mensaje de que el cuerpo ya ha recibido el alimento que necesita. El estudio fue publicado en la revista científica PLOS One.

maia kokoeva sarah robbins

Las doctoras maia Kokoeva y Sarah Robbins, de la Universidad McGill en Canadá

Considerando que por la eminencia media pasan una gran cantidad de señales, el equipo investigó si las células gliales NG2 podían intervenir en la detección de la leptina y en el control del apetito. Para comprobarlo hicieron pruebas en ratones, dándoles un fármaco que matara las células gliales NG2. Luego, observaron si su comportamiento con la comida cambiaba. Los resultados fueron rotundos.

Luego de tres días de pruebas, algunos ratones ya estaban comiendo más en comparación con los del grupo de control. En un mes, el peso de los ratones deficientes en células gliales NG2 había aumentado al doble (de 25 gramos a 50 aproximadamente).

Las investigadoras confían en que haber identificado las células gliales NG2 como un factor clave para el peso corporal y el control del apetito, será el comienzo del desarrollo de nuevos métodos para tratar los problemas de obesidad, cuando ésta se origina en un apetito voraz.

 

El Ciudadano

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